Cocinar en casa es algo cada vez más apreciado. Buena parte de la revaloración de la comida casera tiene que ver con lo estrictamente saludable: comer algo preparado en casa arroja sustanciales beneficios para la salud.

La publicación del nuevo recetario de Unicef Uruguay, remarca la particular relevancia que cuando uno cocina en el hogar, tiene el máximo control sobre qué comer, cómo preparar el alimento, cuánta azúcar o sal le puede o quiere poner a la comida y un largo etcétera.

Otra aspecto fundamental de cocinar en casa: la preparación de comida en una familia genera vínculos y memorias. Quienes crecen saboreando la comida de sus padres (y no tal o cual comida rápida o entregada por delivery) atesoran esos recuerdos, porque eso trasciende a menudo los sabores en sí.

Cuando, hacia el final de la película Ratatouille el exigente crítico culinario Anton Ego prueba el plato preparado por el improbable chef protagonista y queda maravillado por el sabor, lo que se le viene a la mente -emocionado- es su infancia y el recuerdo de su madre cocinándole ese mismo plato.

Cocinar en casa, además, genera identidad social y refuerza lo comunitario. En su reciente y segundo libro Los sabores de la nación, el antropólogo Gustavo Laborde escribe, al referirse a los recetarios (o sea, instrucciones para cocinar en casa): En las páginas que siguen buscaremos describir esa cocina que todas las sociedades tienen, esa que presenta más alta conciencia práctica que discursiva, pero que solventa las necesidades nutricionales diarias de las personas que la vienen cocinando y comiendo desde hace generaciones, convirtiéndola así en una práctica social sedimentada y fácilmente reconocida por su comunidad (...) en síntesis esa cocina doméstica, cotidiana, sin nombres ni conciencia identitaria de sí ni para sí, igualmente conforma un código compartido que cifra una identidad colectiva”.

Es cierto que dedicar tiempo a cocinar no siempre es posible. Pero también es verdad que a veces hay que hacerse el tiempo para preparar un plato y sentarse a la mesa a compartirlo, sea con familiares, sea con amigos.

En esos casos, es imprescindible contar con buenas herramientas para hacerlo. Cocina saludable, de El País combina los libros de la prestigiosa editorial DK (Dorling Kindersley) con una colección de utensilios que facilitan la tarea en la cocina.

Los diez libros de recetas sanas, como criterio central, aportan 40 recetas y todas toman en cuenta el factor nutritivo y saludable de las preparaciones sugeridas. Los libros, además de contemplar los aspectos de salud y nutrición, se acompañan de instrumentos que hacen la tarea más fácil.

En total, son diez accesorios, casi todos de primera necesidad -como la tabla de cortar de plástico plegable, para verter los ingredientes del mirepoix sin que caigan pedacitos de zanahoria o apio fuera de la olla-, el pelador de papas y verduras o el rallador. Otros componentes de la colección son complementos a sumar en la alacena o el cajón. La colección también incluye una cuchilla circular para cortar pizza, una cuchara para servir helado, un triturador de ajo o jengibre, un set de pinzas, un embudo plegable, un cortador de palta y un abridor multipropósito. Los accesorios son 100% lavables, lo que asegura la higiene y seguridad de las preparaciones.

La propia De Palleja, en su cuenta de Instagram, muestra la versatilidad y posibles usos de los ítems, al tiempo que prepara distintas recetas.

La colección completa Cocina saludable puede adquirirse online o llamando al 2900 41 41. Puede abonarse con tarjeta, en cuotas o través de Abitab. Los socios de Club El País tienen un 20% de descuento (comprando la colección completa en una única entrega) y los envíos son gratuitos a todo el país.