Lista inteligente: ¿qué frutas y verduras conviene comprar en la segunda quincena de octubre de 2024?

La Unidad Agroalimentaria Metropolitana actualizó sus recomendaciones sobre los mejores productos, basándose en su precio, sabor y valor nutricional, que rige hasta el 28 de este décimo mes del año.

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Una feria de frutas y verduras en Montevideo.
Una feria de frutas y verduras en Montevideo.
Foto: Leonardo Mainé

Redacción El País
La "lista inteligente" se comparte desde la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) por quincena, y en cada edición, se enumera cuáles son las frutas y verduras de estación recomendadas por tener óptimas condiciones de sabor y valor nutricional, pero que, además, cuentan con un mejor precio por su abundante oferta.

Las frutas y verduras que hay que comprar del 15 al 28 de octubre

Para estas dos semanas, la UAM recomienda comprar arándanos, cebolla de verdeo, espinaca, frutilla, habas, lechuga, limón, nabo y zucchini. A su vez, explica cuáles son sus beneficios y recomienda buenas prácticas para su almacenaje y consumo:

Arándano: esta pequeña fruta de la familia de las Ericaceae se destaca por su alto contenido de antioxidantes, lo que la hace muy interesante entre los alimentos saludables. Pertenece al grupo de los frutos rojos junto con la frutilla, la frambuesa y la mora. Luego de la cosecha, continúa madurando. Si la partida presenta sabor ácido, se puede dejar unos días para consumirla en su punto óptimo de madurez. A la hora de elegir en el punto de venta, verificar que no presente daños, heridas o lesiones. La fruta debe estar turgente, sin arrugas que indiquen deshidratación. Rechazar las partidas que presentan frutas deformes o con colores verdosos o azul oscuro opaco.
La conservación deberá hacerse en la heladera, en un recipiente cerrado, para asegurar una duración de siete días.

Cebolla de verdeo: en Uruguay, las variedades empleadas para su cultivo son las de cebolla colorada o blanca que también se emplean para obtener cebolla seca o de verdeo. En ocasiones, si el precio es conveniente, entre julio y diciembre se obtiene cebolla de verdeo entresacando plantas de un cultivo con destino a cebolla colorada. Cuando se siembra específicamente para este tipo de cebolla, el cultivo se puede realizar de semilla o plantando bulbos madre que dan lugar a brotes. Se comercializa en atados de entre cinco y 11 plantas, según el tamaño de cada una de las plantas y el desarrollo de cada uno de los bulbos. Se conserva hasta por siete días en la heladera, en un recipiente cerrado.

Espinaca: es un cultivo de ciclo invernal, que se supone es originario del sudoeste asiático. La oferta se concentra entre los meses de abril a octubre. Este cultivo se desarrolla fundamentalmente en el área rural de Montevideo. El consumo de espinaca previene la aparición de varios tipos de tumores por su alto contenido de compuestos antioxidantes. Además, es un producto rico en carotenoides, hierro y magnesio, presenta un alto contenido de vitaminas A, C y K y de ácido fólico. Al momento de la compra se deben elegir aquellos atados con apariencia fresca, con hojas bien hidratadas, sanas, y de color verde intenso. La conservación deberá ser en la heladera, dentro de un recipiente cerrado, y durará siete días.

Hojas de espinaca en un bol.
Hojas de espinaca en un bol.
Foto: Aline Ponce / Pixabay

Frutillas: son cultivadas en huertas por pequeños productores debido a la intensa mano de obra que requiere su producción especialmente en la cosecha. En Uruguay, existen dos zonas de producción de importancia, en los departamentos de Salto y San José. Estas, en combinación con la estacionalidad del cultivo, determinan que la oferta de frutilla muestre un pico en los meses de setiembre, octubre y noviembre. Los indicadores de calidad a considerar son: apariencia (color, tamaño, forma, ausencia de defectos), firmeza, sabor (sólidos solubles, acidez y compuestos aromáticos) y valor nutricional (vitamina C). La conservación deberá hacerse en un recipiente cerrado dentro de la heladera, y durará dos días.

Habas: su zona de origen no está claramente definida, si bien se cree que está entre Europa y las regiones occidentales de Asia. Sí se sabe que acompaña al hombre desde los albores de la civilización y ha constituido un alimento muy importante en varias culturas. Esta legumbre típicamente primaveral debe seleccionarse en el punto de venta por presentar vainas sanas, cerradas, sin manchas, con aspecto fresco de color verde intenso, al abrir las vainas, las semillas deben estar bien formadas, sanas, sin manchas y con tamaño uniforme dentro de la vaina. Su consumo aporta cantidades interesantes de vitamina A, B1, B2 y C, y como todas las legumbres son una importante fuente de proteínas, razón por la cual el 2016 fue determinado el año internacional de las legumbres por parte de la FAO. La conservación deberá hacerse en la heladera, en un recipiente cerrado. De esta manera, durará siete días.

Habas.
Habas.
Foto: Pixabay

Lechuga: es originaria de Medio Oriente y la zona del Mediterráneo. En nuestro país se produce a lo largo de todo el año, fundamentalmente en Montevideo y Canelones. La oferta se compone de varios tipos comerciales o variedades, entre las que se destacan las mantecosas o arrepolladas, las crespas, las romanas u oreja de burro y las moradas, entre otras. Su consumo favorece la digestión, mejora el tránsito intestinal y facilita la baja de peso. Posee acción diurética y depurativa. Este producto es rico en vitaminas A, B, C, D y E, folatos, calcio, cobre, hierro, fósforo y potasio, y es una muy buena fuente de fibra. Al momento de la compra se recomienda elegir el producto de aspecto fresco, turgentes, sin daños en las hojas y de colores intensos. Las coloraciones marrones en las nervaduras y tallos principales indican el fin del período óptimo de consumo.
Debe ser conservada en un recipiente cerrado en la heladera y tiene una duración de tres días.

Limón: es originario del sudeste asiático y del sur de China. Las principales zonas de producción en Uruguay se encuentran en el litoral y en el sur del país, existiendo oferta de producto nacional a lo largo de todo el año. Su consumo previene el riesgo de padecer tumores de esófago y aporta buenas cantidades de Vitamina C, B y ácido fólico. Al momento de la compra, recordar que el color de la cáscara no es indicador del estado de madurez ni de la calidad del fruto. Conviene elegir aquellos limones pesados al tacto, de cáscara lisa, firme, brillante, sin heridas y evitar los que tengan cáscara muy gruesa.
La conservación debe ser en la heladera, en un recipiente cerrado, y durará siete días.

Nabo: su origen se ubica en Europa, donde antes de la llegada de la papa desde América era una de las principales hortalizas consumidas. Del nabo silvestre se consumían tanto las hojas como las raíces, incluso antes del inicio de la agricultura. Algunas variedades del nabo pueden consumirse crudas y resultan muy sabrosas. Sin embargo, lo más frecuente es cocinarlos. Deben elegirse aquellos de piel lisa, redondeados, firmes y pesados con relación a su tamaño, de color blanco; la hoja es un indicador de su frescura y debe presentarse verde y turgente y preferentemente sana y sin manchas. Es recomendable no lavarlos hasta el momento de su consumo. Si son pequeños, frescos y no presentan la piel dura, no es necesario pelarlos. Desde el punto de vista nutricional aporta una apreciable cantidad de vitamina C y de folatos, y cantidades discretas de vitaminas del grupo B. Debe conservarse en un recipiente cerrado dentro de la heladera, y así durará siete días.

Nabos.
Nabos.
Foto: ivabalk / Pixabay

Zucchini: esta hortaliza de fruto pertenece a la familia de las cucurbitáceas. A pesar de su similitud con el zapallito de tronco, tiene mayor parentesco con el tradicional zapallo criollo. En cuanto a la selección a la hora de comprar recomendamos seleccionar las piezas que no presenten golpes ni heridas, color brillante que indique frescura, firmeza, cuanto más pequeños generalmente son más tiernos, la semilla debe estar apenas comenzando a formarse en el interior del fruto. Se conserva por períodos muy cortos en un recipiente cerrado en la heladera por cinco días. Períodos más largos de conservación a bajas temperaturas pueden generar daño por frío.

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