Redacción El País
El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) es una enfermedad que afecta al intestino delgado y que se ha vuelto tendencia en redes sociales. Cada vez hay más videos de personas enseñando qué alimentos eliminar de la dieta o cómo autodiagnosticarse desde casa, lo cual puede ser muy peligroso. Como con cualquier afección, lo mejor siempre es consultar a un profesional de la salud.

“A nadie con un problema de corazón se le ocurriría no ir al cardiólogo, ¿verdad? Pues lo mismo pasa con esto”, enfatiza Silvia Gómez, médica de aparato digestivo especializada en trastornos funcionales digestivos del Hospital Universitario La Paz de Madrid.

Según la experta, es importante tener claro que el SIBO es la consecuencia de un desorden digestivo, por lo que copiar las ideas que otra persona comparte en redes sociales solo porque a él o ella le fue bien con ese método, no sirve para atacar la verdadera causa del problema.

Además, no todos los cuadros gastrointestinales con síntomas similares corresponden a este diagnóstico. Los síntomas del SIBO pueden incluir molestias abdominales, hinchazón, aumento de la percepción de los ruidos intestinales, gases, diarrea y estreñimiento, entre otros, según indica Carmen Aragón, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Sin embargo, alerta que creer que todos los síntomas digestivos son por sobrecrecimiento de bacterias es peligroso, "porque pueden corresponder a patologías que necesitan tratamiento, como enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad celiaca o intolerancias”.

No tiene sentido hacerse uno mismo una prueba sin un experto que la interprete. Además, el SIBO se trata con antibiótico, que solo un médico puede recetar.

Otra cuestión que aparece con frecuencia en redes sociales es cómo reducir la hinchazón abdominal. En consecuencia, los jóvenes empiezan a “hacer restricciones alimentarias muy importantes. Y claro, la panza no se hincha, pero porque no comen”, señala Aragon.

Finalmente, sostiene que aunque “nadie se morirá de SIBO”, sí que afecta, y mucho, a la calidad de vida de los pacientes. Por eso, ante la duda, se recomienda solicitar una consulta médica.