Panza hinchada, acidez, migrañas, picazón, diarrea o constipación, palpitaciones, confusión mental, ansiedad, mareos. Síntomas molestos, incómodos, muy frecuentes y con infinidad de posibles enfermedades detrás. Síntomas que llevan a algunas personas a sentirse peor, solamente por la preocupación que les generan y que a otros únicamente los motivan a tomar un antiácido o un analgésico y a seguir así, viviendo y sintiéndose mal. Pero imagine que un día se decide, consulta al médico, le tira el listado de malestares sobre la mesa y él le responde: “Lo que usted tiene es intolerancia a la histamina”.
¿Qué es eso? ¿Es grave? ¿Tiene cura? Todas esas preguntas las respondió el argentino Jorge Dotto, médico patólogo, especializado en genética, egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), formado además en Harvard, Yale, en Mayo Clinic Rochester (Estados Unidos) y en Florencia (Italia).
Director del centro de genética que lleva su nombre, el profesional contó que en 2020 varias pacientes le pidieron que desarrollara un test vinculado a la migraña. “Esto fue en medio de la cuarentena. Ellas salieron de su cotidianeidad, de lo social y pasaron a estar todo el día en la casa y a consumir mayor cantidad de alimentos que les daban migrañas”, recordó en entrevista con El País. Y dijo también que eso derivó en el desarrollo de una investigación que mostró que no se trataba de un problema neurológico, gastrointestinal, alérgico o bacterial. Se trataba de una intolerancia a una sustancia que puede dar dos más de estos síntomas o todos juntos: la histamina.
“La sutileza es comprender que hay síntomas muy frecuentes, que forman parte de este cuadro y que hoy todavía no están conectados”, dijo Dotto y explicó que su sistema de trabajo incluye un test de ADN que analiza los genes que producen las proteínas que se encargan de eliminar la histamina del cuerpo. “Entonces, de acuerdo a la variante genética, puedo saber que una persona tiene una dificultad para eliminarla. Y eso no es una enfermedad, es una alteración. Es lo mismo que sucede con la lactosa: no es estar enfermo, es tener intolerancia”, explicó.
Síntomas confusos
El problema que se genera con los síntomas de la intolerancia a la histamina es que fácilmente pueden confundirse con colon irritable, por ejemplo, o con el ya famoso SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado), aunque también con gastritis o estrés, y terminarán tratándose de formas en las que nunca desaparecerán por completo.
Para muestra basta un botón. Una publicación de la reconocida web MedlinePlus, de Estados Unidos, aseguró: “Las personas que padecen el síndrome de intestino irritable (SII) tienen uno o más de los siguientes: dolor abdominal, diarrea, y estreñimiento. Una dieta baja en carbohidratos fermentables (Fodmap, por sus siglas en inglés) que son tipos de carbohidratos en los alimentos, puede ayudar a algunas personas con SII a controlar sus síntomas”.
Siguiendo este consejo, un paciente pasaría a consumir alimentos de los llamados “bajos en Fodmap”. La lista es fácil de encontrar en Google, pero atención: el malestar continuará. ¿Por qué? Porque entre los alimentos bajos en Fodmap hay muchos que son ricos en histamina, aclaró Dotto.
Son los siguientes:
- tomate
- frutilla
- palta
- espinaca
- berenjena
- quesos estacionados duros (tipo brie, camembert, roquefort, parmesano)
- algunos pescados (salmón, atún) y mariscos
- carnes procesadas (embutidos)
- chucrut, kimchi, kefir, kombucha y otros probióticos naturales (alimentos fermentados)
- vino
- espumante
- cerveza
- chocolate con leche y amargo
- kiwi
- ananá
- banana
- cítricos
- frutos secos especialmente, nueces y almendras
- té verde y negro
- mate
- café
Cómo mejorar
El mensaje a sus pacientes es: “Dame dos semanas y sé el mejor alumno. Sin consumir ninguno de estos alimentos en dos semanas, todo mejorará y a partir de ahí, con un test de ADN y una educación nutricional, se controla la intolerancia a la histamina”.
En los casos en que la persona no responde al tratamiento -agregó- se lo deriva a un médico especializado, pero es algo que ocurre en menos del 1% de los casos.
Sibo, fodmap y realismo
Cuando alguien es diagnosticado con SIBO, por ejemplo, se le recetan antibióticos durante dos semanas y alimentación baja en Fodmap. Por unos días se sentirá mejor, pero según puntualizó Dotto, dado que lo que está por detrás es una intolerancia a la histamina, no mejorará.
“Estas dos acciones (cambio en alimentación y antibiótico) generan un fenómeno de tipo acumulativo y fermentativo en la microbiota intestinal, donde se metaboliza mucha cantidad de histamina por parte de las bacterias presentes. Pero como no se puede eliminar, se acumula, se genera una distensión abdominal tipo globo, como de dos o tres meses de embarazo”, explicó el profesional al detallar el proceso.
“Entonces, se indicará un antibiótico, que matará las bacterias que están afectando. Como efecto adverso, dará diarrea y, con eso, barre la flora intestinal, eliminando el exceso de histamina. Pero como en la alimentación sigue estando presente, volverá la sintomatología”. Algo así como el círculo vicioso de la histamina.
Además, Dotto apuntó a ser realistas: “Aunque una persona haga una dieta baja en Fodmap y mejore algún síntoma, no lo podrá sostener de por vida. Volverá a consumir lo que venía ingiriendo y volverá a tener el proceso de tipo globo abdominal, migraña, diagnóstico”.
“Lo que nosotros vimos es que una persona con diagnóstico de SIBO en realidad lo que tiene es una intolerancia la histamina. Y lo que hacemos, además de diagnosticar mediante un test de ADN, es hacer una intervención nutricional durante dos semanas, en las que le sacamos el listado de la histamina y le enseñamos a comer. Porque no es que no puede comer nunca más nada del listado, tiene que entender cómo consumir alimentos y bebidas que contienen esa sustancia que su cuerpo no puede manejar eficientemente. Tiene que aprender a no sobrecargarse y explotar, explicó.
“Es imposible cumplir cuando te dicen que no vas a poder comer nunca más lo que te gusta”, agregó el médico. Entonces, con nuestro equipo lo que hacemos es decir a la persona: tenés un diagnóstico de intolerancia a la histamina, dame dos semanas y, si no consumís estas cosas, vas a mejorar. Esto es así en el 99,9% de los casos”, aseguró el médico, que apuesta a la nutrigenética.
La intolerancia a la histamina puede comenzar a vislumbrarse cuando se presentan dos o más de estos síntomas:
- Contractura cervical, dolores de cabeza y migrañas de manera frecuente. También son comunes los dolores de cabeza cerca de la menstruación.
- Ansiedad, irritabilidad, confusión mental.
- Problemas para dormir, insomnio. Despertar temprano, característicamente la persona se despierta a las 3 o 4 AM.
- Congestión nasal, rinitis/goteo nasal, estornudos a repetición (5-10).
- Sensación de acidez, reflujo ácido, náuseas, dolor de estómago/abdominal, hinchazón abdominal, como un “globo” (algunas mujeres lo describen como un embarazo de 3 meses), diarrea, constipación, eructos y vómitos.
- Ronchas, picazón (urticaria) en la piel o garganta, enrojecimiento de la piel.
- Aumento de la frecuencia cardíaca, palpitaciones o también mareos.
Medicamentos, dosis y alimentos en discusión
“En medicina no hay problemas en comprender las dosis de medicamentos, pero con los alimentos no pasa”, cuestionó Jorge Dotto.
“Si me doy un golpe y el médico me receta 200 mg de ibuprofeno cada 8 horas, los tomo sin dudar, pero si me dice que tengo que comer media palta y no una entera, no lo hago”, cuestionó el médico argentino.
Y ¿por qué pasa esto? La respuesta del profesional es que “al estudiar en las Facultades de Medicina, no se da jerarquía a la nutrición, cuando esta es clave para la salud de las personas”.
“La nutricionista no es solo la que te hace un plan para bajar de peso, es la que te enseña a comer. La nutrición es la incorporación de nutrientes para mejorar la salud de las personas. Y nosotros con la genética lo que hacemos es analizar variantes genéticas para ver cómo las personas metabolizan sustancias o no, y cómo bajar el riesgo de enfermedades. En el tema de la intolerancia a la histamina es impresionante, porque la literatura habla de que está presente en un 3% de la población. Sin embargo, yo puedo asegurar que esto lo tiene al menos el 15%”, aseguró.
Dotto apuntó además a otro tema muy común a la hora de hablar de intolerancias, que es el gluten. “Eso no existe”, exclamó. “El 100% de las personas que vemos nosotros con un diagnóstico de intolerancia al gluten, lo que en realidad tiene es una intolerancia a la histamina. El trigo libera histamina con un efecto inflamatorio”, explicó.
Dotto es consciente de que muchos profesionales de la salud no están de acuerdo con su postura, pero sostiene que cada una de sus afirmaciones tiene respaldo científico y bibliografía internacional que la respalda.
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