Redacción El País
Las verduras de hoja verde, en especial la lechuga, constituyen una fuente significativa de antioxidantes, incluidos los flavonoides. Estos compuestos bioactivos desempeñan un papel crucial en la neutralización de los radicales libres, elementos clave en los procesos inflamatorios y el deterioro celular. Además, se asocian con la prevención de afecciones cardíacas.
Este beneficio protector se observa incluso en personas que consumen moderadamente estos alimentos, lo que sugiere que no es necesario un alto consumo para experimentar beneficios para la salud cardiovascular.
Abundante en fibra La lechuga destaca por su contenido notable de fibra dietética, un componente esencial que desempeña un papel fundamental en la nutrición humana. La fibra fomenta una digestión saludable, contribuye a la sensación de saciedad y previene enfermedades cardiovasculares. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el consumo de fibra ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre al evitar picos de glucosa, además de proteger el corazón al inhibir parcialmente la absorción de grasas y colesterol, lo que reduce los triglicéridos.
Fuente de potasio Según la información del FoodData Central del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, cada 100 gramos de lechuga contienen 194 miligramos de potasio. La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) destaca que esta vitamina contribuye a reducir la tensión en las paredes de los vasos sanguíneos, ayudando así a disminuir la presión arterial y previniendo futuras enfermedades cardíacas.