Salir a pasear es una excelente manera de descansar la mente. Conocer lugares nuevos o visitar viejos favoritos siempre es un buen plan, y puede ser aún mejor si al paseo le sumamos delicias, tales como propuestas gastronómicas saludables que trabajen con productos de buena calidad.
El departamento de Colonia tiene mucho para ofrecer y vale ponerlo en la mira: hay desde chocolate hasta café, pasando por la cerveza artesanal.
Chocolate artesanal.
A 58 kilómetros de la capital departamental se encuentra la verdadera Suiza de América: Nueva Helvecia, también conocida como Colonia Suiza. La ciudad fue fundada por inmigrantes europeos y aún conserva parte de su cultura y tradiciones, por ejemplo, el amor por el chocolate.
“Toda la gente es chocolatera, pero nunca se les ocurrió poner una chocolatería”, señaló María Luisa de los Santos, cofundadora, junto a Eduardo Schöpf, de la chocolatería artesanal Tante Eva. Se trata del primer establecimiento en Nueva Helvecia dedicado al chocolate.
María Luisa trabajaba como cocinera en un hotel cuando comenzó con la chocolatería. Primero fue en su hogar, con chocolate símil y recursos limitados. Luego, presentó su proyecto en un concurso de UTU y ganó $ 100.000 con los que compró una máquina para hacer baño maría, estanterías y otros materiales para llevar la producción a otro nivel. Con el tiempo conoció a Eduardo, quien heredó la casa de su tía Eva, y mudaron el emprendimiento hacia allí.
La cultura del chocolate corre por las venas de la familia Schöpf. Hijo de una mujer berlinesa y descendiente de austríacos y suizos, Eduardo sabe bien cómo debe ser un chocolate de calidad. Pronto, le enseñó a María Luisa cuán importante era el origen del ingrediente, y comenzaron a importar chocolate orgánico de Ecuador.
“Sabía que el chocolate que usaba era simil, pero lo maniobraba sin tener el conocimiento exacto de lo que eso significaba. Cuando empecé a estudiar, me di cuenta que estaba vendiendo algo que nunca hubiese comprado para mí”, expuso la cocinera. Y explicó: “El símil tiene muchos ingredientes artificiales, conservantes, colorantes”.
Elaborar productos con chocolate orgánico no es tarea sencilla. Es mucho más delicado y se derrite con mayor facilidad. Sin embargo, “tiene todas las bondades de un buen chocolate: es un gran antioxidante y energizante”, sostuvo María Luisa. Además, el sabor “es otra cosa, no tiene nada que ver al de uno símil”.
La chocolatería Tante Eva está en la calle Avenida Federico Gilomen 1330, a una cuadra de la Plaza de los Fundadores. Abre de martes a domingo, de 10 a 20 horas (al mediodía cierran un rato para almorzar). Además del chocolate, ofrecen tortas, galletas, alfajores, té, café y jugo de naranja, entre otros.
Café de especialidad.
Unos 40 kilómetros al oeste de Nueva Helvecia está Santa Ana, un balneario que explota en vacaciones, pero que durante el resto del año es hogar de poco más de 500 personas, según el censo de 2011. “Hay una resistencia en quienes viven allí; una gran producción cultural y musical de gente que ha decidido vivir la vida de manera más tranquila y alejada de la ciudad”, expresó Gerónimo Olmando, barista y fundador de Café La Resistencia.
Su cafetería de especialidad, la primera y única del balneario, “trata de sintetizar lo que es la resistencia a las grandes urbes”, comentó Gerónimo. Y añadió: “Es un refugio para vivir más tranquilo y conectado con la naturaleza”. Él, que está de lunes a viernes en Montevideo, lo experimenta cada vez que llega: “La ciudad a uno lo atormenta, lo obliga a pensar en lo inmediato y no deja espacio para la creatividad. En cambio, el bosque es un lugar donde uno puede pensar y soñar”.
Además de lo bien que hace el contacto con la naturaleza, el café de especialidad asegura un consumo saludable: “Es un producto natural y su elaboración hace que no consumas borras de café, que son restos que pueden dañar los intestinos o los riñones”, señaló el barista. A su vez, a diferencia del café torrado —que se produce con azúcar para bajar los costos de producción y enmascarar el sabor de los granos de café de mala calidad—, el café de especialidad no tiene azúcar agregado.
Otro beneficio es la posibilidad de rastrear la cadena de producción hasta su origen. “En la gastronomía se está dando cada vez más eso de querer saber qué hay detrás del producto”, afirmó Gerónimo. En Café La Resistencia utilizan un café de Brasil que es tostado en Uruguay por Café Doré.
El local está en la calle Robles 5212 y abre sábados y domingos de 10 a 19 horas. Ofrece opciones de desayuno, brunch y merienda, como tostados, tortas, muffins, jugo de naranja y, por supuesto, café.
Cerveza artesanal.
Finalmente, llegamos a Colonia del Sacramento. Allí se encuentra Barbot, el primer y único brewpub de la ciudad. El término hace referencia a un establecimiento que integra la fabricación de cerveza y la atención del público en un mismo lugar.
Su fundador, Edgardo Arrona, destaca el origen natural de la cerveza artesanal: “Se hace con agua, malta, levadura y lúpulo, lo demás es tiempo, mano de obra y mucha atención en la limpieza de los equipos”.
Asimismo, los sabores de la cerveza artesanal se logran con el uso de distintos tipos de maltas, lúpulos y levaduras, explicó Arrona. “Estos elementos pueden transformar una cerveza casi insípida, como las clásicas cervezas alemanas, en una cerveza súper compleja, como las belgas que tienen levaduras más salvajes”, mencionó. Y agregó: “Entiendo que, por un tema de costos y tiempos, la cerveza industrial utiliza colorantes, saborizantes y conservantes artificiales”.
Barbot está ubicado en la calle Washington Barbot 160, en una casa familiar del año 1914. Aún conserva objetos de la época, como maderas que estaban debajo de los pisos y se usaron para la barra principal del bar, o marcos de puertas con los que se enmarcaron cuadros. También está en funcionamiento la chimenea a leña original.
El local abre todos los días de 18.00 a 2.00 horas, aunque los lunes, martes y miércoles suelen cerrar sobre la una de la mañana. Además de tener 20 canillas de cerveza artesanal con estilos propios, ofrece pizzas, ensaladas, hamburguesas y empanadas, entre otros.
El bonus: chocolates para viajar a través del tiempo.
La chocolatería Tante Eva toma su nombre de la ex dueña de la casa, Eva Schöpf. En alemán, tante significa ‘tía’. Eduardo, su sobrino, la recuerda como “una persona que vivió para la historia y la tradición”. En efecto, la chocolatería es, al mismo tiempo, un túnel del tiempo: hay mobiliario del Siglo XIX traído de Austria, biblias elaboradas en la misma época y una colección de revistas alemanas y periódicos de principios del Siglo XX, entre otros.
La construcción de por sí es pura historia: “Es de 1918 y está intacta. Están los balcones, la cerámica, los pisos, las aberturas. El baño, por ejemplo, es idéntico al que se usaba en ese entonces”, contó Eduardo.
Eva era uruguaya, pero su madre había nacido en Suiza y sus abuelos eran venidos de Austria. Fue historiadora, profesora de inglés y de alemán, y una de las últimas en hablar el dialecto suizo, una mezcla de alemán, italiano y francés. “Estaba muy vinculada a la cultura”, indicó su sobrino, y agregó que tiene el cargo postmortem honorario de directora del Museo y Archivo Histórico Regional de Colonia. También hacía los trajes típicos de los cantones de Suiza y Austria para los desfiles. En la chocolatería, las mozas están vestidas con trajes de época y cada rincón evoca la sensación de época colonial. A su vez, en el fondo de la casa hay un mural con las letras corpóreas de Colonia Suiza, el único de toda la localidad.