Priscilla Prim - O Globo - GDA
Llegamos a una de las épocas más interesantes del año. He notado, en las últimas semanas, un aumento en el número de pacientes nuevos en el consultorio. Pensando en los motivos, llegué a la conclusión de que las personas quieren terminar el año con todas las promesas hechas allá en enero cumplidas, sin embargo, durante la consulta, la pregunta es frecuente: ¿cómo adelgazar en esta época de comilonas y abuso?
En una semana, diez días, es muy probable que no puedas perder muchos kilos, pero es perfectamente posible empezar hoy la tan prometida reeducación alimentaria.
Reeducar significa "dar nueva educación; volver a educar", o aún, "completar o perfeccionar la educación de".
Sí, durante la cena de Navidad o las fiestas de fin de año, en los asados, podemos tomar decisiones que pueden mejorar mucho nuestra alimentación. Son decisiones simples, pero que requieren razonamiento, tiempo, ponderación y que, a diferencia de las dietas locas, una vez incorporadas, tienden a perdurar. Esto es lo que llamamos comer con atención plena, o, en inglés, mindful eating.
El mindful eating tiene la propuesta de involucrar la mente, el espíritu y el corazón en el momento de degustar un plato de comida. Es un concepto de nutrición enfocado en el mindfulness, práctica de meditación budista que apuesta en la atención plena al momento presente y sin juicios, culpa, o mediante creencias y cronogramas, lo que incluye las fiestas de fin de año, que pueden - y deben - ser placenteras.
Cuando no dedicamos nuestra atención al acto de comer, tardamos más en identificar los signos de que estamos satisfechos, contribuyendo a que comamos más de lo que necesitamos. No apreciamos el sabor y, muchas veces, ni siquiera montamos el plato conscientemente, poniendo en él porciones que no están de acuerdo con nuestra hambre y/o alimentos que no nos nutren ni nos dan mucho placer.
El acto de comer (y también adelgazar) es complejo y no involucra solo nutrientes, comida. Elegimos lo que comer por innumerables motivos: comemos para tener una salud mejor, para cambiar nuestro cuerpo (adelgazar o ganar músculos), para buscar confort, para celebrar, para recompensarnos (la comida como una premiación o consuelo), para amenizar sentimientos (la clásica escena de la persona que llevó un foro y detonó una caja de chocolate).
Por esa razón es necesario estar atento a lo que vas a poner en tu plato en la cena y almuerzo. La palabra clave aquí es escoger. Cuando vas a comprar el regalo de alguien, ¿seleccionas lo que más te gustó o compras en la primera tienda la primera opción? Cuando te casaste, ¿fue con la primera persona que apareció o hubo algún criterio? De la misma manera, en la alimentación, antes de servirte, observa todos los platos y elige aquellos que más te apetecen.
Otro punto importante en el comer con atención plena es priorizar el tiempo de la comida. En esta época, solemos reunirnos alrededor de la mesa y conversar (sin pantallas delante), por eso, come despacio, descansa el tenedor y el cuchillo en el plato algunas veces, para tener tiempo de masticar sin prisa y de apreciar la comida. Saborea los platos, en especial, visual, olor, textura, color y sabor. Esté atento a los signos de saciedad que surgirán. Deja de comer al sentirte satisfecho, por eso sírvete de porciones pequeñas y, después de terminar, si aún sientes hambre, repite lo que más te gustó.