El Universal/GDA
Las semillas de girasol se venden en muchos supermercados, almacenes o tiendas a granel, y se han vuelto un snack saludable y barato. Aportan gran variedad de beneficios para la salud.
Esta semilla, contiene vitamina E, que ayuda a que las células del cuerpo se mantengan sanas, a evitar la oxidación del colesterol en los vasos sanguíneos que provocan enfermedades cardiovasculares. Al contener fitoesteroles evitan que el colesterol malo sea absorbido en su totalidad y se previenen enfermedades en el corazón.
Además, la vitamina E reduce el riesgo de padecer cáncer de colon y complicaciones provocadas por la diabetes mellitus. Los efectos antioxidantes también ayudan en la prevención del desarrollo de enfermedades como el Alzheimer y el Párkinson. También es un antiinflamatorio y reduce síntomas del asma, la osteoartritis y la artritis reumatoide.
Contribuyen a la función tiroidea
El selenio es un mineral necesario para ayudar a la glándula tiroidea en sus múltiples funciones en el organismo. La semilla de girasol es una gran fuente de selenio y otros minerales, por lo que aporta a la prevención de padecimientos en la tiroides.
La glándula tiroidea tiene un papel en la regulación de la temperatura corporal, el metabolismo y la frecuencia cardíaca. Cuando se altera su funcionamiento, se puede presentar aumento de peso, fatiga crónica y desequilibrio en la temperatura.
Tiene beneficios cosméticos
La semilla de girasol es beneficiosa en el cuidado del cabello, porque contiene la biotina necesaria para metabolizar las grasas, los carbohidratos y las proteínas. El cabello necesita proteína para crecer y mejorar su composición, y la biotina se consume para darle una mejor salud al cuero cabelludo. Pueden utilizarse shampoos con extractos de esta semilla o consumirla con mayor regularidad.
Por otro lado, cuando se extrae el aceite de las semillas, se convierte en un excelente humectante para la piel: brinda una barrera protectora que evita la resequedad y cuarteaduras, y devuelve el brillo después de un uso constante.
Controla la cantidad de azúcar
Las semillas de girasol también ayudan a controlar el índice glucémico debido a la cantidad de fibra que aportan. De esta manera, sirve para regular la cantidad de azúcar que absorbe la sangre y evita el desarrollo de enfermedades como la diabetes o algún tipo de resistencia a la insulina.
Asimismo, las semillas contienen triptófano, componente que permite regular el apetito, lo que las convierte en un perfecto alimento saciable. Además contienen ácido clorogénico, un componente que ayuda en la pérdida de peso.
Son una gran fuente de energía
Las semillas de girasol contienen de 580 a 600 kcal por cada 100 gramos. Su contenido se encuentra en forma de grasas vegetales saludables. Más de la mitad de su composición se forma de grasas insaturadas y ácidos grasos esenciales, como el omega-3.
Unas tres cucharadas brindan 200 calorías, lo que las convierte en un snack nutritivo para llenarse de energía en el día, siempre que se ingieran las semillas al natural o, en su defecto, asadas. El consumo de las semillas en otras presentaciones, con adición de algún dulce o muy procesadas, puede cambiar su composición química y no aportar todos sus beneficios.
Se recomienda comer semillas de girasol sin sal, para no adicionar más sodio a la alimentación diaria. Se puede incorporar en las ensaladas, verduras o a en el desayuno, puesto que su sabor es compatible con una gran cantidad de alimentos.
Preparaciones con semillas de girasol
Se pueden incluir, por ejemplo, en una gremolata, que resulta ideal para acompañar carnes y verduras, como explica la cocinera argentina Francisca Uriburu. "En este caso, las utilicé enteras y las mezclé con los otros ingredientes; y las incluí en una masa de tarta de calabaza”.
En cuento a lo dulce, realizó alfajorcitos rellenos de frambuesa donde las incluyó procesadas, al igual que hizo para preparar grisines. "En ambos casos, primero las mezclé junto con los secos, logrando un arenado, y luego les agregué la materia grasa manteca para los alfajorcitos y aceite de oliva para los grisines”, indicó. También son perfectas para las garrapiñadas.
Para la cocinera, el secreto es jugar con las distintas texturas de un plato para que las semillas resalten su crocancia. Son muy buenas tostadas, puesto que el contacto con el calor ayuda a que expresen su sabor y textura. Por ejemplo, un mix de verdes, queso parmesano y semillas de girasol tostadas con un poco de curry, sal y pimienta, es una perfecta combinación.
Con información de La Nación/GDA