El Tiempo, GDA
Aunque parezca extraño, la planta de café no solo sirve para hacer café. De hecho, sus hojas han sido utilizadas desde tiempos ancestrales, y el té de hojas de café se ha consumido durante siglos en Sumatra, Etiopía, Jamaica, Java, India y Sudán. En el caso del pueblo Harari en Etiopía, se preparaba un brebaje llamado kuti.
Se hierven las hojas por al menos 30 minutos y pueden mezclarse tanto con sal como con azúcar, dependiendo del sabor deseado. Mientras más tiempo pasen hirviendo, mayor dulzor podrá conseguirse del té.
Tiene menos cafeína que el té verde y, gracias a sus altos niveles de antioxidantes se cree que es útil como medicina contra las gripes.
Como otras bebidas de su naturaleza, este té tiene capacidades antiinflamatorias y ayuda a regular los niveles de insulina.
Durante la colonia holandesa, a los trabajadores de los cafetales se les prohibió consumir el café que cosechaban, por lo cual bebían algo llamado “kawa daun“.
El kawa daun se preparaba secando las hojas de café al sol, para reducir su amargor. Las hojas se ahumaban y se tostaban durante algunas horas. Se sumergían en agua hirviendo y se servían en una cáscara de coco. Hoy en día, el kawa daun se prepara a menudo con azúcar, leche condensada y jengibre.
A pesar de lo que puede creerse, el té de hojas de café no sabe como la bebida que se extrae de las semillas tostadas del fruto. ¿Usted se atrevería a probarlo?