La Nación/GDA
El mango es una fruta tropical con beneficios notoriamente beneficiosos para el cuerpo humano, destacándose principalmente por su capacidad para cuidar la flora intestinal, fortalecer los huesos y proteger las arterias.
Este alimento, además de su sabor dulce y jugoso, se ha consolidado como un superalimento debido a su alto contenido de nutrientes esenciales, como fibra, calcio, potasio y magnesio.
Una de las funciones principales del mango es contribuir al buen funcionamiento de la microbiota intestinal, que se refiere a los microorganismos que habitan el intestino y que son fundamentales para la vitalidad del organismo.
La ingesta regular de mango es recomendada para mejorar esta flora intestinal y mantener en equilibrio los procesos digestivos. Además, la fruta también es rica en calcio, lo que favorece el fortalecimiento de los huesos y dientes.
Gracias a su composición, el mango es un aliado para el funcionamiento de los nervios y los músculos, mejorando la salud general del sistema digestivo y el bienestar físico.

Protección del sistema cardiovascular y cuidados de la piel
El mango no solo es una opción ideal para el cuidado de los huesos, sino que también es conocido por sus propiedades antioxidantes que ayudan a la protección cardiovascular. “Sus propiedades antioxidantes son muy benéficas para la salud arterial, tanto su contenido en carotenoides por el pigmento naranja que tiene como en provitamina A, mejoran la circulación de la sangre por las arterias”, explicó Yael Hasbani, asesora en Dietética y Nutrición Natural.
El alto contenido de potasio en esta fruta permite regular la presión arterial, lo que la convierte en un buen recurso para prevenir y controlar situaciones de hipertensión.
El mango, por su alto contenido de líquidos, también es recomendado para la hidratación, especialmente después de un día de entrenamiento o actividad física.
Según Hasbani, “el mango sirve para hidratar y se lo recomienda para consumir post entrenamiento”. Sin embargo, la especialista también subraya la importancia de consumirlo con moderación, ya que su alto contenido de azúcar puede ser perjudicial en exceso.
Finalmente, como con cualquier cambio en la dieta, se recomienda consultar a un médico o nutricionista para personalizar las recomendaciones alimenticias y garantizar que los nutrientes cubran las necesidades específicas de cada persona.