Miguel Villegas, El Comercio/GDA
Un árbol le da sombra a cinco mesas perfectamente distribuidas en el hall principal. Limaná Superfood Restaurant, más que un restaurante, es un santuario para la comida saludable. La responsable es Ana Belaúnde, que hace muchos años tomó una decisión: cambiar drásticamente su dieta. La motivaban varios factores: 1) Llevar una vida más saludable. 2) Su curiosidad gastronómica, que la llevó a tomar cursos de cocina y nutrición. 3) Su intenso amor por los animales.
Hoy, Limaná es el primer y mejor restaurante peruano sostenible en Sudamérica.
- Cuando hablamos del primer restaurante de comida sostenible en el Perú, ¿De qué hablamos exactamente?
- En Limaná seguimos una serie de buenas prácticas para cuidar la calidad de la comida y el medio ambiente, y además generar un aporte positivo en la sociedad. Esto lo venimos haciendo desde que iniciaron nuestras operaciones hace ya tres años. A finales del año pasado decidimos aplicar a una certificación internacional y optamos por la más reconocida en gastronomía sostenible, que la otorga la Sustainable Restaurant Association, con sede en Londres. Luego de una larga evaluación, obtuvimos las tres estrellas de Food Made Good, la calificación más alta que ellos otorgan. Somos el primer restaurante peruano y sudamericano en obtener esta certificación, lo cual nos llena de orgullo y a la vez nos reta a seguir avanzando.
Son tres aspectos los que evaluaron para determinar que somos un restaurante sostenible: el origen de nuestros insumos, el impacto de nuestros platos en la salud de nuestros clientes y el impacto de nuestra operación en el medio ambiente.
- 'Placer sin culpa' es un mantra para ustedes. ¿A quién se le ocurrió? ¿Cómo define eso a Limaná?
- Esa frase se la debemos a Armando Andrade, quien junto a su equipo de Studio A estuvieron a cargo del branding de Limaná. Creo que la frase describe muy bien lo que ofrecemos, pues efectivamente comer un dulce hecho sin azúcar, sin gluten, sin lácteos, preparado con leche de almendras y endulzantes naturales te da esa sensación rica de darte un gusto sin sentirte culpable.
- Si tuvieras que elegir tres recomendables de la carta, ¿cuáles serían?
- Es muy difícil para mí elegir un plato, todos me encantan. Sin embargo, podría elegir algunos por el significado que tienen para mí. La coliflor gratinada, por ejemplo, me recuerda a mi padre; es un plato que disfrutaba con él. En lugar de hacerlo con bechamel, como lo comíamos en ese entonces, en Limaná lo preparamos con crema de cashews. Es un plato realmente delicioso y súper nutritivo. El atún en costra es otro plato que me trae recuerdos pues suelo prepararlo mucho para mi esposo, mi hija y sus amigos ¡y siempre les encanta! Y finalmente otro plato muy especial en Limaná es el mousse de chocolate, pues es el postre oficial en nuestra casa desde hace muchos años.
- ¿Quiénes vienen más a Limaná?
- La gente que disfruta de comer bien, y aquí estamos hablando de todas las edades. En Limaná encuentran un espacio acogedor, comida deliciosa y sobre todo disfrutan de una experiencia diferente a la que suelen tener en otros restaurantes.
- ¿Cuáles son los planes a futuro?
- La certificación de Food Made Good nos llevó a plantearnos nuevas metas, pues cuando hablamos de sostenibilidad hay mucho por hacer, especialmente en el sector de alimentos y bebidas, que genera uno de los peores impactos sobre el medio ambiente.
En el caso del Perú particularmente tenemos un reto muy grande, pues por un lado nuestra gastronomía está reconocida entre las mejores del mundo, además como país somos conocidos como el país de los superfoods, y sin embargo tenemos una de las peores tasas de anemia de la región. La triste realidad es que los peruanos comemos muy rico, pero no sabemos alimentarnos. Creo que la gastronomía en el Perú tiene que dar un giro hacia la sostenibilidad, y en Limaná esa es nuestra principal meta, liderar ese cambio.