Se conocieron en un supermercado. Él trabajaba allí, ella iba a comprar y un día comenzaron a charlar. Él tenía cinco perros en su casa y estaba agrandando el lugar para poder ayudar a más. Ella vivía en su departamento con Vera, su perrita, pero por allí ya habían pasado otros cinco perritos en tránsito desde la calle a una familia que los adoptara. El destino, la casualidad, el universo, vaya a saber qué, pero Claudio Cocimano (34) y Tatiana Garro (25) parecían estar hechos el uno para el otro y un día se encontraron.
Hoy, dos años después, son ellos dos, más 28 perros y dos gatitos, que viven en una casa construida por Claudio en La Plata, Argentina. Su nombre: “La bachimanada” y su propósito: ayudar a que los perros que no tienen un hogar vivan mejor, curen sus heridas y puedan encontrar una familia que los adopte para toda la vida.

En charla con El País, mientras Morena -que está preñada y espera sus crías para dentro de pocos días- se mete en un ropero y saca un acolchado para dormir la siesta, Claudio y Tatiana contaron que este es el número más alto de perritos que han tenido, pero que no se lo ponen como tope. Mientras puedan seguir ayudando, lo harán. “Si mañana salimos a la calle y encontramos uno que necesita, no podemos mirar para el costado”, aseguró ella.
Tatiana es licenciada en obstetricia y ahora estudia puericultura. Trabaja a distancia y puede estar todo el día en la casa, atendiendo a la manada. Claudio, en tanto, mantiene su empleo en el supermercado y en sus horas libres se pone manos a la obra, literalmente. Ahora techa el patio del fondo, para que haya más lugar. “Porque no todos se llevan entre ellos, entonces necesitás diversos espacios. Además, cuando alguno está en recuperación necesita más tranquilidad”, dijo.
La casa, de dos pisos, está pensada para que los integrantes de la Bachimanada tengan comodidad. El piso de abajo casi no tiene muebles y cada uno tiene su cama o su almohadón, según prefiera. Hasta hace pocos días había un sillón, pero fue víctima de un ataque perruno que derivó en una lluvia de relleno y tela por todo el piso y las consecuentes caras de “yo no fui” cuando Tatiana y Claudio encontraron aquella escena. En el piso de arriba está el cuarto de la pareja, que normalmente termina también invadido por alguno de los perritos.
En las últimas semanas, la pareja enfrentó dos de los momentos más complejos desde que iniciaron este camino. Dos de los rescatados, Sombra y Mohana, no pudieron contra las enfermedades que la calle y el abandono les dejaron. Fueron varios días de internación en la veterinaria, de baños en la madrugada para bajar la fiebre, de curaciones y de mucho llanto también.
“Nos pegaron duro por diferentes motivos. Lo hablamos con Claudio. Sombra era un perro adulto, que vivió la vida, que seguro tuvo dueño en algún momento. Vos lo veías y se notaba su fortaleza, su valentía, su resiliencia de querer salir adelante. Y el último día que estuvimos con él, sentimos como que nos decía que se iba en paz. Y por el otro lado, Mohana, una bebé superindefensa, que tuvo que nacer en la calle. Verla con tanto sufrimiento nos mató a los dos lados. Es algo que ni siquiera nos estamos permitiendo duelar todavía. Uno a veces romantiza y cree que todo va a estar bien, que va a poder con todo, pero a veces no. Y no estamos preparados para estas situaciones, porque siempre pensamos en positivo”, dijo Tatiana. De todos modos, reconoció que, a partir de estos dos casos, tienen más herramientas para enfrentar lo que viene.

Otro caso fuerte que vivió la Bachimanada fue el de una perrita rescatada a la que llamaron Naomi, que pesaba 9 kg cuando llegó y su peso normal era de entre 15 y 18 kg. “Lo primero que hizo fue hacer un charco de caca, pero que en realidad era sangre. Pensamos que no iba a vivir y al tercer día, cuando la fuimos a ver a la veterinaria, ya se había levantado, había comido y al día de hoy está acá, feliz de la vida”, agregó.
Adopciones muy estudiadas
En la Bachimanada hay algunos locatarios que no están en la lista de posibles adoptados, pero la mayoría, sí. “Si es por nosotros, nos quedaríamos con todos, pero una vez un veterinario me dijo: ‘Si vos te quedás con todos, no vas a poder seguir rescatando y salvando a otros’. Y me marcó tanto esa frase, que cuando conocí a Clau y él también quería quedarse con todos, se la transmití. Nos pusimos como lema que seamos el puente entre la calle y una familia para siempre”, dijo.
Cuando alguno de los integrantes de la manada está pronto para irse con una familia que lo reciba, en la cuenta de Instagram, que casi llega a 440.000 seguidores, se comparte un formulario de pre-adopción. Tatiana los recibe y los estudia, habla con las personas y luego de conversarlo juntos, resuelven cuál es el mejor lugar para su nueva vida. “Cuesta soltar, yo lloro cuando se van, pero es esa conciencia de decir: ‘Bueno, si se va él puede venir otro’”, contó a El País.
El proceso de elegir la familia tiene puntos clave, ya que por ejemplo, en el caso de los galgos muchas veces son usados para criaderos o para carreras y eso se busca prevenir a toda costa. Además, hay casos en que los perros necesitan seguir algún tratamiento específico y eso debe ser un compromiso de parte de los adoptantes. Cada uno se lleva al nuevo integrante de la familia con una ficha completa con las indicaciones y todos los estudios médicos.

“Nunca tuvimos un problema de que nos quisieran devolver al perrito, que es algo que se suele ver mucho. A muchas agrupaciones les pasa que dan un cachorro y a los años se los devuelven y queremos evitar eso. Yo soy muy intensa con el tema de las adopciones y hago un trabajo muy fino, porque realmente para mí ellos son todo y no quiero que vuelvan a un sufrir. Quiero que vayan a un lugar donde los respeten, los cuiden, los amen, los hagan dormir adentro. No precisa que sea en la cama, pero sí que tengan su lugar adentro y les den cariño”, explicó Tatiana.
Aunque lo más común es que la gente busque adoptar cachorritos, en la Bachimanada también los adultos tienen esperanzas de encontrar un hogar. Ahora, por ejemplo, están en el proceso de análisis de adoptantes para la “abuela Jacinta”, una perrita anciana que rescataron, y en la que hay 10 personas interesadas. “A los perros negros también cuesta mucho que los adopten”, agregó Tatiana y reconoció que esa suerte de “racismo” que se da con los animales le causa mucho dolor.
Padrinos, pero no donantes
Al ser consultado sobre cómo hacen para enfrentar los enormes gastos que implica el cuidado y la atención de todos los perros, Claudio dijo que se mantienen con sus empleos y la ayuda de sus familias, de amigos y de algunas veterinarias, pero que optaron por no tener líneas para recibir donaciones, por ejemplo, o hacer colectas en Internet.
“Eso es lo que a mí y a Tati nos cuesta. Yo trabajé desde los 10 años en la calle, vendía flores, vendía pan dulce, lavandina y detergente, salía con mi viejo. Durante 10 años vendimos en la calle, ganando el mango y me cuesta aceptar ayuda. Por eso, en nuestra página (de Instagram) nunca pedimos, ni ponemos un alias (para donaciones). Obviamente, a la larga uno tiene que entender que para poder seguir ayudando, tiene que aceptar. Y en ese sentido, es que aparecieron algunos padrinos, que prácticamente nos obligan a aceptar la ayuda”, contó.
Uno de los que tiene padrino es Antonio, el galgo que rescataron hace pocos meses y que pasó de estar enfermo y muy por debajo de su peso a ser hoy un perro de un porte imponente. “El padrino nos pregunta: ¿cuánto gastaron en la veterinaria? Entonces, se encarga de ese gasto y es de gran ayuda. Pero no somos una ONG, ni una fundación”, agregó.

Casos especiales. Todos los integrantes de la manada tienen su lugar especial, pero algunos lograron un poquito más. Por ejemplo, Antonio, que generó un vínculo muy especial con Claudio en apenas pocos días y hoy ya es uno de los que no está en adopción. Otra es Morena -la que está a punto de tener cría-: “Ella estaba en la panadería donde yo voy todos los días y yo no sabía que estaba preñada. Un día me siguió y yo sentí esa conexión, eso de ‘me está pidiendo ayuda’ y me la traje”.
Otro fue Pantera, a quien, increíblemente, Claudio escuchaba llorar cada noche y Tatiana, no. Pasaban los días y solo él lo oía. Hasta que salieron a buscarlo y lo encontraron en un terreno vecino, metido adentro de un pozo. “Son cuestiones que nos hacen pensar que el destino lo quiso así. Porque nos ha pasado que nos avisan de que hay un perrito en tal lugar y vamos y los buscamos y no está, pero otro aparece en un lugar oscuro, donde nadie miraría y nosotros lo vemos. Es como que estaba destinado a que nos encontremos”.
Autodidacta en la construcción
“Cuando era adolescente estudié electricidad y herrería, pero nunca trabajé como albañil. Ya trabajando en el supermercado hacía changas de eso, veía cómo trabajaban los que construían y algo aprendí. Pero no sabía en realidad la carga que lleva una estructura o las bases o cómo hay que hacerlas. Entonces, empecé a mirar videos en YouTube y teniendo una mínima hice unos planitos”, contó Claudio, quien construyó cada centímetro de la casa de la Bachimanada.
“La hice lo más cómoda posible y puse todas las cañerías de un lado, por ejemplo, capaz que un arquitecto la mira y entiende que no debería ser de esa forma, pero fue lo más económico que se pudo. Porque era eso o no construir. No llegaba con el dinero para los materiales y para pagarle a alguien que construya. Entonces, dije: ‘Bueno, puedo comprar los materiales, nada más; así que aprendo o aprendo”, agregó.
Así como en la etapa de construcción, como en todas las ampliaciones que van haciendo, Claudio se levanta a las 5 y comienza a trabajar, luego se va al supermercado, donde cumple su horario y vuelve y sigue en obra. “Yo quería tener un espacio más grande y poder cobijar más almas, eso era lo que a mí me mantenía despierto desde las 5 de la mañana hasta las 12 de la noche”, afirmó.
Consultado sobre el futuro y cómo se ven en el caso de que sigan llegando integrantes a la manada, Claudio dijo que van “día a día” y “disfrutando el proceso”.
-
Cómo entender el lenguaje de tu perro: las señales que debemos saber interpretar para cuidarlo mejor
El poder sanador de acariciar a un perro: beneficios de este acto para la salud física y emocional
Los perros y su sueño: estudios sugieren que tu mascota puede ser bastante más salvaje que lo que pensás
Con lágrimas en los ojos, Sergio Puglia presentó a un nuevo integrante de la familia: "Me llena de emoción"