Aceite de Oliva: un aliado que podemos sumar a la dieta para luchar contra las enfermedades degenerativas

Incorporar el aceite de oliva a la dieta no solo realza el sabor de los alimentos sino que también ofrece una protección significativa contra una serie de enfermedades degenerativas.

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Aceite de oliva.
Foto: Public Domain Pictures.

Redacción El País
El aceite de oliva, componente esencial de la dieta mediterránea, no solo destaca por su sabor y versatilidad en la cocina sino también por sus múltiples beneficios para la salud. Numerosos estudios científicos, entre ellos uno reciente de la Universidad de Harvard, demuestran que este "oro líquido" posee propiedades que pueden ser clave en la prevención y tratamiento de enfermedades degenerativas.

Este aceite es rico en antioxidantes, especialmente en polifenoles y vitamina E y funciona como un escudo natural contra el envejecimiento. Estos compuestos juegan un papel crucial en la neutralización de los radicales libres, responsables del envejecimiento celular y de diversas enfermedades degenerativas. Al reducir el daño oxidativo, el aceite de oliva ayuda a mantener la integridad de las células y tejidos del cuerpo.

Una de las cualidades más destacadas del aceite de oliva es además su capacidad para mejorar la salud cardiovascular. Contiene ácidos grasos monoinsaturados, principalmente ácido oleico, que contribuyen a reducir los niveles de colesterol LDL (malo) y a aumentar los niveles de colesterol HDL (bueno). Esto se traduce en un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la aterosclerosis y la hipertensión, condiciones que están estrechamente relacionadas con enfermedades degenerativas como el Alzheimer.

El consumo regular de este aceite también ha mostrado efectos positivos en la función cognitiva. Investigaciones sugieren que los polifenoles presentes en el aceite de oliva pueden proteger las células cerebrales y mejorar la memoria y el aprendizaje. Esto podría ser particularmente beneficioso en la prevención de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson.

La inflamación crónica es un factor subyacente en muchas enfermedades degenerativas, incluyendo la artritis y ciertas formas de cáncer. El aceite de oliva contiene oleocantal, un compuesto con propiedades antiinflamatorias comparables al ibuprofeno. Consumirlo puede ayudar a reducir la inflamación sistémica, proporcionando alivio a quienes padecen estas condiciones.

Aceite de oliva
Aceite de oliva.
Foto: Freepik.

Por otra parte, algunos estudios sugieren que el aceite de oliva puede desempeñar un papel en la prevención de ciertos tipos de cáncer, como el de mama. Los antioxidantes y los compuestos antiinflamatorios del aceite de oliva pueden inhibir el crecimiento de células cancerígenas y proteger el ADN del daño que puede llevar al desarrollo del cáncer.

Incorporar el aceite de oliva a la dieta diaria no solo realza el sabor de los alimentos sino que también ofrece una protección significativa contra una serie de enfermedades degenerativas. Su riqueza en antioxidantes, ácidos grasos saludables y compuestos antiinflamatorios lo convierte en un aliado natural en la promoción de una vida longeva y saludable.

Es importante recordar que, aunque el aceite de oliva ofrece muchos beneficios, debe ser consumido como parte de una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable. Su inclusión regular puede ser un paso simple y delicioso hacia una mejor salud a largo plazo.

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