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Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke elaboraron una lista de recomendaciones para reducir el riesgo de caídas en ancianos dentro del hogar. La primera de ellas, según ellos, es configurar la casa: eliminar alfombras pequeñas, cambiar la iluminación tenue por algo más fuerte y no colocar ollas y sartenes en lugares de difícil acceso, como en la parte superior de los armarios.

Además, se recomienda reforzar la estabilidad del cuerpo en lugares donde sea más fácil perder el equilibrio. Por ejemplo, barandas en ambos lados de las escaleras, una barra de apoyo en el baño o tiras antideslizantes en suelos de madera o cerámica.

También es importante mantener la casa ordenada: no dejar objetos en el suelo y limpiar los derrames antes de que se sequen y se vuelvan más difíciles de tratar.

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Se recomienda considerar el uso de un andador o bastón para mantenerse estable, pero asegúrese de que sea adecuado a su altura.

Hacer ejercicio puede ayudar a prevenir problemas futuros. Muchos ejercicios que pueden ayudar a prevenir caídas, incluso si la persona tiene dificultades de movilidad, son: yoga en silla, tai chi y caminatas.

"Esto no significa que tenga que salir a correr maratones o algo así, sino simplemente hacer ejercicios funcionales", afirmó Cara McDermott, investigadora de caídas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.

Haga que el ejercicio sea divertido y social, practicándolo en grupo o jugando con los nietos.

Los especialistas afirman que los medicamentos también pueden tener efectos secundarios como mareos, somnolencia u otros problemas que afectan el equilibrio. McDermott dice que los adultos mayores deben hablar con su médico sobre todos los medicamentos que están tomando y cómo pueden interactuar entre sí.

En los ancianos, las caídas puede comprometer el resto de la vida del paciente, ya que además del aislamiento —dejar de caminar y moverse, pasar varios días en la cama, sufrir una caída acentuada de masa muscular por no hacer ejercicio—, también hay dificultades para alimentarse, beber agua, realizar pequeñas tareas en el hogar, entre otras actividades que antes eran más fáciles de realizar en el día a día.

Entre las fracturas más comunes en los ancianos, la que causa más víctimas es la ruptura del fémur, que, según especialistas, tiene una alta morbilidad y mortalidad. Algunos estudios indican que cuando un paciente tiene una fractura de fémur después de los 70 años, su esperanza de vida se acorta. Las evidencias científicas señalan que solo alrededor del 60% de los pacientes sometidos a tratamiento de fractura de fémur recuperarán su estado normal de movilidad.

Tomar vitamina D y calcio puede ayudar a mejorar la salud ósea y, si es necesario, su médico puede medir su densidad ósea y recomendar un tratamiento adecuado.