Las cifras de fallecimientos por ahogamiento de niños menores de 5 años en los últimos veranos son alarmantes. Como pediatra, siento la responsabilidad de insistir en este tema, especialmente porque se trata de unatragedia totalmente prevenible.

El ahogamiento es la principal causa de muerte no intencional en el grupo de 1 a 4 años. Pese a las reiteradas recomendaciones sobre seguridad en espejos de agua, tanto dentro como fuera del hogar, estos eventos continúan sucediendo.

El principal factor de riesgo es la falta de supervisión. Los niños deben estar siempre bajo la vigilancia de un adulto responsable, sin perderlos de vista y manteniéndose a una distancia que permita actuar de inmediato ante la emergencia.

Es importante recordar que los dispositivos de flotación, incluidos chalecos certificados, pueden generar una falsa sensación de seguridad. Estos no sustituyen la responsabilidad del adulto, incluso si sabe nadar o flotar.

Las estrategias de prevención son simples, claras y debemos tenerlas siempre presentes: el ahogamiento es prevenible y somos los adultos los responsables de evitar que sucedan.

• Vigilar a los menores en todo momento mientras que están cerca del agua o en ella, aun cuando sepan nadar.

• Elegir siempre lugares seguros, bien señalizados y con guardavidas.

• Evitar bañarse en ríos, lagunas y bajo cascadas; puede haber corrientes internas, algas y otras plantas acuáticas que pueden representar un peligro.

• Las canteras son lugares prohibidos para el baño.

Foto: Estefanía Leal.

• Los menores nunca deben ingresar ni estar en el agua sin supervisión

• Siempre se debe conocer la profundidad del lugar y las características del fondo, antes de realizar una zambullida.

• Se debe jugar o nadar lejos de los desagües de las piscinas o hidromasajes, pueden producir lesiones por succión o atrapamiento de determinadas partes del cuerpo como el pelo.

• En la piscina deben tener cuidado con los resbalones y las zambullidas, hay que explicarles que no corran alrededor de las mismas.

• Los niños no deben quedar solos en las bañeras, latones o jugando con baldes que contengan agua, recordar que los pequeños que aún no tienen estabilidad pueden ahogarse en pocos centímetros cúbicos de agua o caer en un balde con agua y no tener la capacidad de poder salir del mismo

Además de prevenir, es fundamental conocer las medidas básicas de reanimación y la cadena de supervivencia. En caso de un ahogamiento, una respuesta rápida puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, y evitar secuelas graves.

Disfrutar del verano implica hacerlo de manera segura. Siguiendo estas recomendaciones, podemos proteger a los más pequeños y evitar tragedias innecesarias. A esto se suma la importancia de respetar las normas de seguridad vial y los cuidados frente a la exposición al sol.

Cuidar a los niños es una tarea que requiere atención constante, previsión y responsabilidad. Un verano seguro es posible si asumimos este compromiso.