Johan Steven Guerrero/El Tiempo GDA
El bruxismo, caracterizado por el rechinar de dientes, afecta tanto a niños como a adultos. A menudo, se asocia erróneamente con parásitos, cuando en realidad es una parafunción del organismo.
En los niños, el bruxismo puede estar relacionado con el recambio dental y el crecimiento de los maxilares. Puede pasar que “el niño, a los cinco o seis años, intente lograr una adecuada oclusión y comience a rechinar los dientes buscando una exclusión adecuada”, según la doctora Angélica Melo Suescun, especialista en rehabilitación oral.
Melo enfatiza la importancia de identificar los factores desencadenantes del bruxismo, que pueden incluir morfología ósea, maloclusión dental, estrés y alteraciones del sueño.
“Hay bruxismo diurno y nocturno. Inconscientemente está asociado a una condición iatrogénica”, explicó la especialista, agregando que las placas miorrelajantes son una opción viable, no sin antes haber hecho una corrección de todos los factores alrededor del bruxismo.
Según explica la especialista, en niños puede ser normal el tema del rechinar de dientes. Sin embargo, el problema nace cuando en la adultez esta condición persiste, llegando a desgastar los dientes, crear fracturas dentales y conductos innecesarios.
Además, la doctora agrega que la persona puede llegar a acostumbrarse a la condición, pero puede presentar dolores de cabeza, y espasmos musculares en la boca, cuello y espalda, llegando a normalizar la situación.
Para mantener una buena salud dental y tratar el bruxismo, se recomienda visitar al odontólogo cada seis meses. El especialista realizará un examen clínico y una historia completa para identificar posibles maloclusiones dentales.
Si es necesario, se puede iniciar un tratamiento de ortodoncia. En casos específicos, puede ser útil también consultar a un psicólogo o psiquiatra. Finalmente, se puede utilizar una placa neuromiorelajante para proteger los dientes y relajar los músculos de la masticación.