LA NACIÓN / GDA - Por Maite Peñoñori
Si hay alguien que sabe cómo romper tabúes y hablar de sexualidad de manera libre es Alessandra Rampolla. A través de sus libros, conferencias o participaciones en TV, la sexóloga nos enseña a experimentar y a disfrutar de nuestra intimidad sin prejuicios; siempre poniendo nuestro deseo por delante de todo. Tras su paso por la televisión uruguaya y argentina, Rampolla se instaló en Sydney para ser parte de Married at First Sight; uno de los realities más exitosos de Australia. Mientras se prepara para la próxima temporada, la puertorriqueña disfruta de Miami, donde se anima a subirse a las tablas con sus charlas sobre sexo.
-Estás a full con tu libro, con la obra de teatro, con el reality en Australia…
-Sííí, en realidad el libro lo presenté hace ya un tiempito; no es nuevo. Pero lo nuevo en esta ocasión es la presentación del teatro, que es la primera vez que me presento al público abierto en Miami. En todos estos años siempre he venido para actividades privadas, gestiones de prensa y otras cosas de trabajo pero nunca para presentarme al público. Así que súpercontenta con eso y aprovechando porque -como estoy por regresar a Australia- fui dejando podcast grabados y unas cositas para los meses que estoy ausentada de las Américas (risas).
-Hace poco, a raíz de un video que hiciste en tus redes, varios portales hablaron de “la extrema delgadez de Alessandra en Turquía”. ¿Qué te pasó con eso?
-Me enteré de eso y se me raro porque yo bajé de peso hace 15 años. En 2008 fue mi cirugía de bypass. Hace 15 años me ocupé de mi obesidad, bajé 60 kilos y ahora en los últimos tiempos, un poquito más. Pero esos iniciales 60 kilos fueron los que hicieron que mi salud haya sido excelente en estos últimos 15 años. Me cambió la vida realmente esa cirugía y haber tomado esa decisión de hacerme cargo de mi salud. En ese momento, para mí era también importante que la motivación no fuera estética, porque al subir de peso aprendí mucho sobre mí y sobre las personas que me rodean. Yo no siempre fui obesa por eso, a mí no me interesaba bajar de peso para verme linda, ni para llegar a un determinado tipo de cuerpo. Por esa razón, elegí no hacer las reconstrucciones que uno le hace al cuerpo poscirugía que son los colgajos de la piel y todo lo que queda como consecuencia de tanto sobrepeso durante tanto tiempo. Entonces el público se acostumbró a una Alessandra rebajada que también incluía todos los adicionales de piel que había que esconder dentro de la ropa.
-¿No lo vas a hacer?
-Lo hice hace un par de años. Vi que era un buen momento porque este proyecto de Australia me permitía estar mucho tiempo en casa, descansar y hacer la recuperación y dije: “bueno, este es el momento”. Fueron dos años (2022 y 2023) que me sometí a las diferentes cirugías porque no me lo podía hacer todo junto, era un cuerpo completo que había que reorganizar entre brazos, piernas, caderas. Y ahí no solamente bajé más kilos porque hubo piel y volumen que me quitaron, sino que también se fue toda la hinchazón posoperatoria y todo se reacomodó. Entonces entiendo que la imagen es distinta, entiendo que el público me quiere y que se pueden preocupar, pero igual es como raro que se comente sobre un tema del que siempre he sido muy abierta.
-¿No te afecta que se hable?
-No, de verdad que no me afecta en ese aspecto. Yo creo que era linda antes y creo que soy linda ahora, creo que era buena persona antes y creo que soy buena persona ahora, creo que era buena profesional entonces y creo que sigo siendo buena profesional ahora. En ese sentido, yo no siento que haya habido un cambio, pero sí me parece que cuando los comentarios tienen que ver con diagnosticar cosas que no existen o asumir que alguien por estar en un estado físico distinto debe estar enfermo, pues ahí me parece que es un poquito más preocupante. No estoy enferma; estoy en el mejor estado físico que he estado en toda mi vida adulta, en el mejor estado emocional también. Estoy tranquila, me siento plena, no siento que le deba dar explicaciones de nada a nadie, estoy muy contenta con mi vida.
-¿Qué te llevó a hacer el clic para hacerte el bypass?
-En ese momento, yo estaba casada y teníamos ganas de tener una familia. Había sido un tema que habíamos discutido por mi sobrepeso porque mi hermana, que es ginecóloga, me había dicho veinte mil veces: “Alessa, estás bien gordita. Sabes que no es que no puedas, hay muchas mujeres con sobrepeso que encaran embarazo y lo tienen muy saludable, pero puedes poner en riesgo un embarazo como consecuencia de tu sobrepeso, deberías realmente encargarte de esto”. Y yo venía intentando hacer diferentes cosas y no había tenido éxito. Cuando apareció la oportunidad de la cirugía de bypass gástrico con el doctor Bolaños en Colombia (que fue el médico que operó a Maradona en su momento), dije: “la tomo” porque de verdad quería hacerme cargo de eso en el sentido de que si iba a intentar la maternidad, quería ser el mejor vehículo posible para generar vida, y mi cuerpo en ese momento no era el mejor vehículo. Esa fue la inspiración. Después el matrimonio no funcionó y la maternidad no vino, pero esa fue la motivación.
-También el después es muy difícil: mantenerte, cambiar tus hábitos…
-No soy buena con los suplementos de pastillas porque no me gusta tomar pastillas, pero yo hacía suplementación con avena, infusiones, sueros de suplementos. Con la pandemia -como nos pasó a todos: se nos viró la vida patas arriba- dejé de hacerlo. Había empezado el año en la Argentina haciendo Cuestión de peso, cierra la TV y pasé cuatro meses encerrada en el apartamento que tenía con mi perrito. En eso, aparece Australia, donde habían cerrado el país y no circulaba Covid y estaban haciendo televisión. Me fui para allá sin conocer a un solo ser humano. Fueron retos no solamente profesionales sino a nivel personal, así que lo que menos estaba pensando era en mi suplementación y por primera vez en 13 años subí de peso. Cuando regresé a Puerto Rico fui a ver al médico, me hizo pruebas de sangre y, por supuesto, tenía la vitamina D por el piso, el cortisol por las nubes, así que me empecé a suplementar nuevamente, puse mi cuerpo en balance y él solito se organizó y bajé de peso. Ahí aprendí y entendí que es un compromiso de por vida con mi salud.
-¿Haces ejercicio?
-Hoy día estoy haciendo ejercicio, que eso también es una cosa que me cambió como consecuencia de la cirugía estética. Me di cuenta lo mucho que me molestaba sentir que el cuerpo llegaba dos segundos detrás mío (risas). Es raro, pero es una sensación que yo tenía en mi cuerpo. Igual no es que haga gran cosa, soy bastante vaga, pero llevo seis meses haciendo Pilates, que nunca había hecho y que me entusiasma porque me doy cuenta que puedo hacerlo. Es como un autorreto.
-Hablemos un poco de sexualidad. Hoy que se habla mucho de pareja abierta, ¿qué opinás?
-Opino lo que opiné siempre: es una alternativa más. Los seres humanos adultos pueden elegir el tipo de pareja que quieran armar, siempre y cuando los parámetros sean claros entre adultos, de manera 100% consensual, con entusiasmo en el consentimiento. Que esté claro que hay ganas y que no haga daño físico ni emocional. Respetando eso, todo vale. Me parece que el tema está en trabajar un poco más el juicio y el prejuicio que tenemos con todo lo que dista de lo que nosotros decidimos que está bueno. Las relaciones abiertas requieren mucho más trabajo que una relación entre dos personas. Tienes que negociar y entender la situación de más personas, estar consciente de que puedes hacer daño a más personas, que te puedes hacer daño tú a nivel emocional, que si no hay un buen manejo de la comunicación o de las expectativas puede fracasar. No todo el mundo tiene realmente ni la paciencia ni las ganas de hablarlo.
-Hay muchos que dicen: “Cada uno hace lo que quiere, pero prefiero no saber”
-Tal vez eso sirva para ellos y puede que un día deje de funcionar. Siempre hay límites que hay que respetar. El límite más chiquitito es el que se respeta para que esa persona se pueda sentir segura y cómoda en ese espacio y así la persona que tiene el límite más expansivo pueda buscar la manera de entrar al lugar de la fantasía, traer algunos temas. Si tú me estás planteando algo que a mí no se me ocurrió o me parece raro, pero realmente me vuelvo curiosa y me pregunto: “¿de dónde sale eso?” “¿Por qué a mí no me cuaja?” “¿Cuáles son los pensamientos que me llevan acá?” “¿Es realmente una opinión mía o es que toda la vida he escuchado que no debería y pienso que no?” Esos replanteos son importantes.
-Para cerrar, siempre hacemos unas preguntas random que, en este caso, tienen bastante que ver con la sexualidad… ¿Arrancamos?
-Dale.
-El mito sexual que más se repite.
-Que el sexo es penetración pene-vagina. Si tú le dices a alguien: “fulana se acostó con zutano” asumen que él la penetró. No están asumiendo que por ahí se masajearon eróticamente durante cuatro horas leyendo un texto erótico. Están asumiendo que si hubo acción, hubo penetración y creo que es una definición terrible que hace muchísimo daño porque solamente corresponde al placer masculino y no tiene nada que ver con que nosotras disfrutemos porque no es por vía vaginal que una mujer va a llegar al orgasmo. Estamos hablando de un 23% de las mujeres que potencialmente pueden tener un orgasmo por vía vaginal, que realmente es un orgasmo de clítoris indirecto a través de la vagina.
Esa definición genera tanta frustración porque si se habla de que el sexo es tan bueno y todo el mundo quiere tener sexo porque es tan delicioso, y tú vas a la experiencia, tienes sexo, te penetra y no sientes nada, es súperfrustrante. Entonces empiezan las mujeres a autoflagelarse. “Soy frígida”, “No puedo”, “Soy yo”, “Es mi cuerpo” y eso genera una desconexión y hasta un repudio propio. Tenemos hoy día increíblemente una sociedad en la que los hombres con todo tipo de regularidad tienen sus orgasmos y las mujeres con cada tercera o cuarta luna llena, con suerte, cuando en realidad el potencial erótico de la mujer es mayor que el del hombre. Para que la gente entienda: en la cabeza del pene (en el glande) hay unas 4000 terminaciones nerviosas, que es un montón. En la cabeza del clítoris, lo que se asoma externamente, que es el hilito de clítoris, estamos hablando de 10.820 terminaciones nerviosas. La mujer tiene mucho más potencial de placer que el hombre, pero como no estamos apuntando a la parte de su cuerpo que le provee ese placer, tenemos una sociedad llena de mujeres frustradas sexualmente y hombres que siempre acaban. Entonces es tan sencillo como reajustar hacia dónde estamos apuntando. Eso me parece que tiene que ver con cosas que asumimos como ciertas y tal vez nunca cuestionamos.
-La consulta más extraña que te hicieron…
-2002, época de Coincidencias. Me preguntaron si el alto consumo de semen podía impactar en la salud de tus dientes y darte caries. Me reí mucho.
-Terapia de pareja… ¿a favor o en contra?
-¡Absolutamente a favor! Terapia individual (por sobre todo) pero también de pareja. Yo creo mucho en eso y en la importancia de la terapia prematrimonial. Mucha gente, la mayoría de las personas, no hacen terapias prematrimoniales ¡Qué bendición es poder entrar a un matrimonio ya entablando y organizando cómo va a ser la comunicación y entendiéndonos desde el lugar más profundo y no solamente desde la frivolidad! Entonces sí, creo mucho en eso.
–Ranking latinoamericano de fogosidad…
-¡Argentina! Siempre, siempre lo he dicho. Si miras el continente, empieza más fogoso en la parte más fría, del sur hacia arriba (risas). Son muy lanzados los argentinos en términos de sus planteamientos con la sexualidad. Incluso el tema del poliamor que hace años viene siendo un tema en la cultura pop argentina y son temas que no necesariamente vas a escuchar en Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Centroamérica. Es mucho más tranquilito. No porque no sean seres fogosos, sino porque no hay esa apertura y no son tan lanzados. Ciertamente en la Argentina se han animado mucho.
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