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Investigadores de la Universidad de Melbourne, en Australia, llegaron a esta conclusión tras encontrar niveles más altos de bisfenol A (BPA), un compuesto derivado del plástico, en mujeres embarazadas que dieron a luz a niños con autismo.
“La exposición a productos químicos plásticos durante el embarazo ya ha sido vinculada en algunos estudios con el autismo en la descendencia”, señaló la profesora Anne-Louise Ponsonby, una de las líderes del estudio, en un comunicado.
“Nuestro trabajo es importante porque demuestra uno de los posibles mecanismos biológicos implicados. El BPA puede interrumpir el desarrollo del cerebro fetal masculino controlado por hormonas de varias maneras, incluyendo la inhibición de una enzima clave, la aromatasa, que regula los neurohormonas y es especialmente importante en el desarrollo del cerebro fetal masculino. Esto parece ser parte del rompecabezas del autismo”, agregó Ponsonby.
Los investigadores analizaron dos grandes cohortes de nacimiento: el Barwon Infant Study (BIS) en Australia y el Centro Columbia para la Salud Infantil y el Medio Ambiente en Estados Unidos. El estudio examinó a niños con niveles más bajos de la enzima aromatasa, que convierte la testosterona en neuroestrógeno en el cerebro.
La relación entre la presencia de BPA y el autismo fue particularmente evidente en el grupo de niños con niveles más bajos de la enzima aromatasa. El estudio reveló que los niños de este grupo, nacidos de madres con niveles más altos de BPA en la orina al final del embarazo, tenían 3,5 veces más probabilidades de presentar síntomas de autismo a los 2 años de edad y 6 veces más probabilidades de recibir un diagnóstico confirmado de autismo a los 11 años, en comparación con aquellos cuyas madres tenían niveles más bajos de BPA durante el embarazo.
Según Ponsonby, el BPA, bisfenoles similares y otros productos químicos derivados del plástico con efectos disruptores endocrinos están ahora tan extendidos que son casi imposibles de evitar por la población.
“Todos ingerimos productos químicos plásticos de diversas maneras: a través de alimentos y bebidas en envases plásticos, inhalando vapores de reformas residenciales y a través de la piel por el uso de cosméticos. Hay muchas formas en que estos productos químicos entran en nuestros cuerpos, por lo que no es sorprendente que el BPA estuviera presente en una gran proporción de las muestras de orina de las mujeres que estudiamos. Es importante que entendamos cómo estos plásticos afectan nuestra salud”, afirmó Ponsonby.
Estos hallazgos ahora están disponibles para las autoridades que actualizan las recomendaciones de seguridad sobre la exposición a productos químicos industrializados, incluidos los productos químicos plásticos, durante el embarazo y los primeros años de vida.