Redacción El País
El limón es un elemento esencial en la cocina, conocido por su versatilidad y sabor. Sin embargo, la cáscara de este cítrico, a menudo subestimada y descartada, alberga propiedades sorprendentes que pueden ser aprovechadas en diversas facetas de la vida cotidiana.

Uno de los usos más eficaces de las cáscaras de limón es su capacidad para actuar como repelente de insectos. Frotarlas en los marcos de puertas y ventanas crea una barrera que ayuda a mantener alejados a mosquitos y hormigas de manera sencilla y natural.

Las cáscaras de limón también destacan por sus propiedades desodorizantes. Colocarlas en el fondo de los tachos de basura contribuye a neutralizar los malos olores, mientras que usarlas en un recipiente abierto funciona como un ambientador natural que purifica el aire de los espacios interiores.

Preparar infusiones con cáscaras de limón ofrece beneficios antiinflamatorios, mientras que en la cocina, su uso como saborizante aporta un toque fresco a las comidas.

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Asimismo, las cáscaras pueden ser utilizadas como exfoliantes naturales gracias a sus propiedades antioxidantes, y al mezclarlas con aceite de oliva o almendra, se puede obtener un aceite aromático perfecto para masajes o cuidado personal.

Estas propiedades resaltan la importancia de aprovechar al máximo este recurso natural, transformando un elemento cotidiano en un aliado multifuncional para la salud y el hogar.