A menudo, las mujeres enfrentamos cambios hormonales que nos sorprenden y desconciertan, sobre todo si rondás los cuarenta años. En esta oportunidad te propongo explorar juntas por qué estos cambios son tan desafiantes, cómo afectan tu cuerpo y qué podes hacer para manejar esta etapa con éxito.

Calores, sofocos, aumento de peso repentino, grasa abdominal rebelde, problemas para dormir bien, cansancio permanente, ansiedad, cambios de humor, falta de concentración, problemas de memoria, dolores o calambres musculares o de articulaciones, cosquilleos, baja de tu deseo sexual, inflamación, piel seca, sequedad vaginal, pérdida o afinamiento de cabello, infecciones urinarias recurrentes, dolores de cabeza recurrentes. ¿Te suenan?

Todos estos son síntomas comunes de la peri y post menopausia y pueden empezar tan temprano como a tus 30 años y durar el resto de tu vida.

A los 44 años me pasó algo que nunca olvidaré. Estaba en un evento, me miré al espejo y vi a una señora mayor que no reconocí. Esa señora era yo.

Sin haber cambiado nada en mis hábitos mi cuerpo había dado un giro inesperado.

Intenté todo lo que sabía: reduje la ingesta de alimentos y aumenté el cardio. Creí que eso resolvería mi problema. El número en la balanza no era mi principal preocupación, lo que me molestaba era la imagen que me devolvía el espejo.

A pesar de seguir comiendo saludablemente, hacer ejercicio y cuidar mi descanso, nada parecía funcionar. Empecé a sentir un cansancio profundo y un desconcierto que definieron esa etapa de mi vida.

Como si los cambios físicos no fueran suficientes, empecé a despertarme en medio de la noche, algo que afectó mi calidad de vida y estado de ánimo. Los calores nocturnos se convirtieron en una constante y el dormir bien parecía una misión imposible.

Fue entonces cuando entendí que algo no estaba bien y decidí consultar con mi médico.

Consulté a mi ginecólogo, quien, a pesar de ser muy amable, no entendió la magnitud de mi problema. La respuesta estándar fue: “Está de acuerdo a la edad”. Me preguntaba, ¿qué significa realmente eso? ¿Acostumbrarme a vivir con estos síntomas porque es “normal” para mi edad?

La idea de tener que soportar estos cambios durante años, sin una solución clara, me dejó más preocupada.

Foto: Freepik.

A pesar de contar con un excelente sistema de salud y conocimientos en nutrición, no sabía por dónde empezar. Consulté con varios especialistas pero siempre fui yo la que tuve que unir los puntos de la información que recibía.

Nadie me miraba como un todo y fue un proceso de prueba y error hasta encontrar una solución que realmente funcionara.

Fue entonces cuando comprendí que iba a necesitar un enfoque diferente para enfrentar esta nueva etapa. No solo cambié mi alimentación y mi forma de entrenar, sino que también trabajé en la gestión del estrés, la ansiedad y la frustración. Aprendí a aceptar sin resignarme.

Es fundamental entender que no tenés que resignarte a vivir con malestar. La aceptación no significa conformarse con el sufrimiento, sino adaptarse y encontrar soluciones a medida.

La etapa de los 40 y más allá está llena de desafíos físicos, hormonales, metabólicos y emocionales que requieren un enfoque integral y personalizado.

Es importante actuar antes de que los síntomas se agraven; el camino no es fácil, pero con la información adecuada y el apoyo necesario, podes encontrar una nueva forma de vivir y sentirte mejor que nunca.

Para aceptar sin resignarte a vivir así, creé mi programa Mujer +40 en el que te enseño a encontrar tu nuevo equilibrio.

¡Bienvenida a la nueva etapa de tu vida, con toda la información y el apoyo que necesitas para afrontarla con éxito!

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