La Nación / GDA
Mientras investigaban cómo se manifiestan las infecciones en el torrente sanguíneo, un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Washington, Estados Unidos, descubrieron que, al menos, tres tipos de bacterias se sienten atraídas por el suero de la sangre humana.
Este hallazgo lo realizaron el autor de la investigación, y profesor de la Facultad de Medicina Veterinaria de WSU, Arden Baylink, junto a sus colegas Zealon Gentry-Lear, Michael Shavlik, Michael Harms, Siena Glenn y Tom Asaki, quienes reconocieron a tres bacterias “vampíricas”.
Sus nombres son Salmonella enterica, E. coli y Citrobacter koseri. Estos tipos de gérmenes se encuentran entre las principales causas de muerte de las personas que tienen enfermedades inflamatorias en los intestinos o los que padecen de sangrado intestinal, según la investigación publicada en la revista eLife, la cual fue financiada por WSU y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.
“Para simular el sangrado gastrointestinal, utilizamos un dispositivo de microfluidos personalizado basado en inyección y descubrimos que los volúmenes de femtolitros de suero humano son suficientes para inducir a la población bacteriana a nadar hacia la fuente del suero y agregarse en ella”, dice una parte de la investigación.
El profesor Baylink se refirió a este descubrimiento que preocupa a los científicos en diálogo con el medio Lad Bible: “Las bacterias que infectan el torrente sanguíneo pueden ser letales. Aprendimos que algunas de las bacterias que más comúnmente causan infecciones del torrente sanguíneo en realidad detectan una sustancia química en la sangre humana y nadan hacia ella”.
Otra de las que se refirió a esta investigación fue la estudiante Siena Glenn, autora principal del estudio, quien fue más allá a partir de este hallazgo: “Al aprender cómo estas bacterias son capaces de detectar fuentes de sangre, en el futuro podríamos desarrollar nuevos medicamentos que bloqueen esta capacidad. Estos medicamentos podrían mejorar la vida y la salud de las personas con enfermedades inflamatorias intestinales que tienen un alto riesgo de sufrir infecciones del torrente sanguíneo”.
A pesar de las alarmas que se encendieron entre la comunidad de científicos, este hallazgo es un puntapié para crear medicamentos en un futuro próximo para las personas que padecen de estas bacterias y tienen enfermedades inflamatorias intestinales.
Las bacterias transmitidas por los alimentos y sus toxinas han causado, y todavía causan, graves problemas sanitarios, especialmente Clostridium, Escherichia, Listeria, Salmonella, Shigella y Vibrio. El empleo de especias como el ajo, el orégano o la pimienta de Jamaica con efectos antimicrobianos y antifúngicos ha sido una de las razones del éxito evolutivo de los humanos.
Pero, ¿y si un vegetal tan habitual en nuestros platos como el tomate pudiera también destruir microorganismos? Un nuevo estudio apunta en esa dirección.
La investigación sobre el papel del tomate se llevó a cabo en varias fases. En primer lugar, los investigadores demostraron mediante experimentos de laboratorio que el jugo de tomate realmente tiene propiedades antibacterianas. Una vez comprobada su eficacia, analizaron informáticamente el genoma del tomate para encontrar los péptidos antimicrobianos (AMP) responsables del proceso. Así fue como identificaron dos AMP potentes capaces de destruir bacterias.
Los péptidos antimicrobianos son proteínas de origen natural que tienen propiedades antibióticas. Se trata de componentes de la respuesta inmune innata conservados en los distintos procesos evolutivos, que desempeñan un papel crucial a la hora de combatir infecciones producidas por bacterias, hongos y virus.
Su rápida actividad antimicrobiana obedece a que atacan directamente la bicapa lipídica de la membrana celular de los microbios, formando poros que, en última instancia, conducen a la permeabilización de la membrana y la posterior muerte bacteriana.
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