La infección urinaria es generada por la invasión de microorganismos, y puede producirse por dos vías diferentes: por el extremo inferior de las vías urinarias a través de la uretra, siendo los casos más frecuentes o también mediante el flujo sanguíneo, infección que afecta directamente a los riñones. La cistitis es la infección urinaria más frecuente en la mujer por lo que, lo más probable es que afecte a todas en algún momento de su vida. Por ello, se estima que afecta entre el 50-80%, y en el 25% se repite esta infección.
¿Cuál es la causa principal de la cistitis?
Esta incómoda y dolorosa infección urinaria es producida por la bacteria Escherichia coli, responsable del 85% de las infecciones no complicadas en mujeres sexualmente activas, del 70% de las infecciones no complicadas del adulto y del 50% de las infecciones hospitalarias.
Generalmente, el cuerpo es capaz de deshacerse de las bacterias cuando uno orina; no obstante, estas pueden adherirse a la pared de la uretra o la vejiga y multiplicarse rápidamente. Por esta razón, las infecciones urinarias suelen ser más frecuentes en las mujeres, ya que, por su fisiología, la uretra es más corta y las bacterias tienen más facilidad de entrar y llegar a la vejiga urinaria. Adicionalmente, la apertura uretral está más cerca al ano y la uretra está más expuesta.
Sin embargo, puede estar asociada a causas no infecciosas, como el consumo de medicamentos, radioterapia, productos de higiene íntima, geles espermicidas, uso prolongado de una sonda o hasta el propio contacto sexual, entre otros, de acuerdo al urólogo Jorge Stucchi.
¿Cuáles son los factores de riesgo de la cistitis?
Hay factores demográficos (pobreza, ambiente hospitalario y embarazo), urológicos (sondas, anomalías, cálculos y obstrucción), médicos (diabetes e inmunosupresión) y de comportamiento (los anticonceptivos tipo barrera aumentan cuatro veces el índice de infección, el riesgo aumenta 40 veces en la mujer sexualmente activa) que facilitan la infección urinaria.
¿Cuáles son los síntomas de la cistitis?
En cuanto a la sintomatología, puede darse una necesidad intensa y constante de orinar acompañada de dolor y ardor, orinar de manera frecuente en pequeñas cantidades (polaquiuria), rasgos de sangre en la orina (hematuria), orina turbia y de olor fuerte, molestias pélvicas, sensación de presión en el área inferior del vientre y fiebre leve.
En definitiva, si esta no es diagnosticada de forma precoz y tratada adecuada puede ocasionarse múltiples complicaciones, desde una infección urinaria altamente complicada, como la pielonefritis, hasta abscesos renales o estadios infecciosos avanzados por descuidar el tratamiento por mucho tiempo. Además, como indica el médico Ricardo Palma, la sangre en la orina es un síntoma raramente asociado a la cistitis bacteriana convencional; sin embargo, es importante considerarla como una complicación que amerita mayores estudios.
¿En qué consiste el tratamiento de la cistitis?
En primer lugar, es fundamental siempre pasar previamente por la evaluación de un especialista, quien será la persona encargada de administrar el tratamiento más adecuado según cada caso. Sin duda, la automedicación no es una opción, pues además podría complicar el cuadro, ya que depende mucho de la causa de la cistitis.
Por lo general, el tratamiento más empleado es el antibiótico, el cual ayuda a contrarrestar la infección, pero también debe ir acompañado de una ingesta prudente de líquido. En caso, las infecciones urinarias sean recurrentes, es muy posible que el médico recomiende un tratamiento más prolongado con antibióticos o bien el paciente sea derivado a un especialista en urología o nefrología para realizar una evaluación más en profundidad.
¿Cómo podemos prevenir la cistitis?
Si bien es cierto, no hay suficientes estudios sobre las medidas de cuidado personal que se pueden tomar para evitar las infecciones de la vejiga recurrentes, algunos especialistas consideran pertinente seguir estos consejos de prevención:
(Milenka Duarte, El Comercio - GDA)