El Tiempo/GDA
La hinchazón en los pies, conocida como edema, puede atribuirse a diversas causas. Entre las más comunes se encuentran la retención de líquidos, que puede originarse por una dieta rica en sodio, problemas circulatorios, trastornos renales o insuficiencia cardíaca, entre otros factores.

Los pies cuentan con 26 huesos, 33 articulaciones, 19 músculos y más de 100 tendones y ligamentos. Lesiones o traumatismos en el pie o el tobillo, como esguinces, fracturas o contusiones, también pueden ser responsables de la inflamación.

A su vez, durante el embarazo el cuerpo tiende a retener más líquidos, lo que puede ocasionar hinchazón en los pies y las piernas.

En casos de problemas renales o hepáticos, la capacidad del organismo para eliminar líquidos adecuadamente puede estar comprometida. Adicionalmente, trastornos en el sistema linfático pueden dificultar el drenaje de líquidos de los tejidos, conduciendo a la hinchazón.

En lo que respecta al tratamiento, este variará según la causa subyacente. Medidas generales incluyen la elevación de los pies por encima del nivel del corazón para reducir la hinchazón, así como el uso de medias de compresión o vendajes elásticos para mejorar la circulación.

Limitar la ingesta de sodio puede ser fundamental en la reducción de la retención de líquidos, y mantener una rutina de ejercicio regular puede favorecer la circulación y disminuir la hinchazón. Una dieta equilibrada y saludable también contribuye a prevenir la retención de líquidos. En algunos casos, pueden recetarse diuréticos para facilitar la eliminación del exceso de líquidos.

Es crucial abordar la causa subyacente de la hinchazón, especialmente si esta se relaciona con condiciones médicas como problemas cardíacos o renales. Ante la persistencia de la hinchazón en los pies, es esencial consultar a un médico, quien realizará un examen físico y pruebas adicionales para determinar la causa y recetar el tratamiento apropiado.

Cabe recordar que cuidar los pies nos permite:

• Estar más activos.
• Gozar de un peso y un ritmo de vida más saludables.
• Participar en más actividades que impliquen ejercicio físico.
• Prevenir infecciones y durezas.
• Mejorar el equilibrio.
• Mantener nuestra independencia.