¿Cómo afectan a los adultos mayores los tratamientos para reducir el colesterol malo y cuidar del corazón?

El colesterol de lipoproteína de baja densidad, conocido como el "malo", tiene diversos medicamentos que se utilizan con el fin de disminuir sus niveles.

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Hombre con una mano en el pecho.
Hombre con una mano en el pecho.
Foto: Archivo El País

Redacción El País
Un nivel de colesterol alto o anormal, la inflamación y la disfunción endotelial son factores clave en la aterosclerosis y la acumulación de placa, que son las causas más comunes de ataques cardíacos e infartos cerebrales.

La disfunción endotelial afecta al revestimiento interno de los vasos sanguíneos del corazón y ocasiona un estrechamiento indebido que limita el flujo sanguíneo, indicó el médico Davis Kimaiyo. Existen varios tipos de colesterol, como el de lipoproteína de alta densidad (HDL, conocido como "colesterol bueno"), los triglicéridos y el de lipoproteína de baja densidad (LDL o "colesterol malo").

Se ha demostrado inequívocamente que la reducción de colesterol LDL, incluso en personas con niveles normales de colesterol, mejora los resultados cardiovasculares.

Los estudios han mostrado consistentemente que la reducción de colesterol LDL disminuye el riesgo de muerte cardiovascular, ataques cardíacos, infartos cerebrales y la necesidad de cateterizaciones cardíacas o cirugías de bypass. Esto se ha comprobado en quienes tienen enfermedad coronaria establecida y en pacientes de alto riesgo sin enfermedad coronaria.

Hacer cambios en el estilo de vida pueden disminuir el colesterol en un 5% a 10%, y los medicamentos para reducir el colesterol pueden disminuir el LDL en un 50% o más. Por lo tanto, aunque modificaciones como una dieta saludable para el corazón, dejar de fumar, hacer ejercicio regular y perder peso son fundamentales para reducir el riesgo cardiovascular, los medicamentos son a menudo necesarios para proveer una protección cardiovascular adicional.

Las estatinas, como atorvastatina (Lipitor), simvastatina (Zocor), rosuvastatina (Crestor) y pravastatina (Pravachol), son el principal tratamiento para disminuir el colesterol LDL. Las estatinas reducen la producción de colesterol por el propio cuerpo y promueven la captación del LDL circulante en el sangre por el hígado. Además, las estatinas tienen efectos favorables sobre la inflamación, la disfunción endotelial y la estabilización de la placa.

La ezetimiba (Zetia) es un tipo de medicamento que reduce el LDL inhibiendo su absorción en el intestino delgado. Generalmente se utiliza en combinación con estatinas para lograr una mayor reducción del LDL o solo en personas que no toleran las estatinas. En adultos mayores, se ha visto que la ezetimiba reduce los eventos cardiovasculares, pero no los infartos cerebrales.

Los inhibidores de PCSK9 son una nueva clase de medicamentos para disminuir el colesterol. Funcionan permitiendo que más receptores de LDL permanezcan en el hígado, lo que permite eliminar más colesterol LDL del torrente sanguíneo. Los inhibidores de PCSK9, como evolocumab (Repatha) y alirocumab (Praluent), se administran por inyección cada pocas semanas y se ha demostrado que disminuyen el LDL en un 60%.

Disminuir el colesterol en adultos mayores

La utilidad clínica de disminuir los niveles de colesterol LDL en adultos mayores ha sido un tema de debate, ya que las personas de 75 años o más no suelen estar incluidas en gran número en ensayos clínicos. A pesar de esto, la evidencia contradice el mito de que los riesgos del tratamiento para reducir el LDL puedan superar los beneficios en adultos mayores.

Meta-análisis y ensayos clínicos realizados indican que el uso de estatinas no está asociado con un mayor riesgo de lesiones musculares, deterioro cognitivo, cáncer o infarto cerebral hemorrágico, independientemente de la edad. Del mismo modo, no se observan diferencias en el riesgo de lesiones hepáticas o renales en aquellos que toman estatinas o placebo. Una investigación prospectiva sobre la seguridad hepática en pacientes muy ancianos encontró que las estatinas son seguras en general para pacientes de 80 años o más.

El efecto secundario más común de las estatinas son los dolores musculares, que ocurren en menos del 1% de los pacientes. Si un tipo de estatina causa efectos secundarios en una persona, otra puede que no. Aunque las estatinas pueden aumentar los niveles de azúcar en sangre, es poco probable que conduzcan a diabetes tipo 2 en quienes no tengan ya un alto riesgo de la condición. Asimismo, el uso de ezetimiba es en general seguro, siendo la diarrea y las infecciones del tracto respiratorio superior los efectos secundarios más comunes. Es importante señalar que el perfil de seguridad de la ezetimiba más estatinas es el mismo que el de las estatinas solas, incluso en adultos mayores. Finalmente, no se ha encontrado que los inhibidores de PCSK9 aumenten el riesgo de diabetes, trastornos neurocognitivos, lesiones hepáticas o musculares.

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Un enfermero usando un estetoscopio en un adulto mayor.
Foto: Freepik.

En una revisión publicada en The Lancet, investigadores evaluaron el beneficio clínico de terapia con estatinas y no estatinas para disminuir el colesterol en adultos mayores. Para ello, extrajeron y reanalizaron datos de estudios anteriores que habían evaluado tratamientos para disminuir el colesterol con estatinas y no estatinas. El análisis incluyó a 21.492 pacientes de 75 años o más. De ellos, el 54,1% había participado en ensayos con estatinas; el 28,9% en ensayos con ezetimiba; y el 16,4% en ensayos con inhibidores de PCSK9.

Los investigadores observaron que los pacientes mayores tenían un 40% más de riesgo de eventos cardiovasculares mayores que los pacientes más jóvenes (5,7% frente a 4,1%). Además, por cada reducción de 38 mg/dL en el colesterol LDL, los pacientes mayores que tomaban terapias de disminución de LDL experimentaron una reducción del 26% en el riesgo de eventos cardiovasculares mayores. La reducción de LDL previno eventos cardiovasculares en un grado similar tanto en adultos mayores como en jóvenes.

En adultos mayores, las terapias con estatinas y no estatinas fueron igualmente efectivas para prevenir la mayoría de los eventos cardiovasculares mayores. La excepción fue el infarto cerebral, para el que la terapia no estatina fue ligeramente más efectiva, posiblemente debido al uso de inhibidores de PCSK9. El análisis anterior representaba en gran medida a pacientes mayores con enfermedad cardiovascular existente.

Este contenido fue hecho con la asistencia de inteligencia artificial y verificado por un periodista de El País.

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