La fiebre es un aumento temporal en la temperatura corporal, generalmente causada por una respuesta del sistema inmunológico a una infección o enfermedad.

La temperatura corporal de una persona se mantiene alrededor de los 36-37 grados Celsius, sin embargo cuando el cuerpo detecta la presencia de sustancias extrañas, como bacterias o virus, comienza a liberar sustancias químicas que afectan al centro de regulación de la temperatura en el cerebro, conocido como hipotálamo. Esto provoca un aumento en la temperatura corporal.

La fiebre como tal, no es una enfermedad, sino un síntoma de que algo ocurre. Puede aparecer a causa de una variedad de condiciones, tales como infecciones virales o bacterianas, enfermedades inflamatorias, trastornos del sistema inmunológico, reacciones a medicamentos o vacunas, entre otros. Cuando es alta o persiste durante mucho tiempo, puede causar molestias y requerir consultar a un médico y seguir el tratamiento que se indique.

Este mecanismo de defensa del cuerpo, puede ocasionar malestar. Ya sea para aliviar la fiebre, especialmente en más pequeños, pueden tomarse algunas medidas.

Baños. El baño con agua tibia es un excelente método para descender la temperatura corporal. Los pequeños nunca deben bañarse con agua fría, porque eso hace que retengan la temperatura alta. El baño para bajar la fiebre debe ser con agua tibia.

Compresas. Tal como sucede con el baño, si se opta por usar compresas nunca deben hacerse con agua fría o helada, sino con agua a temperatura ambiente. Por lo general, los “pañitos” mojados con agua dan sensación de bienestar cuando se colocan en la cabeza, muñeca o nuca.

Ropa: Mantener al niño cómodo. Está demostrado que mantener al pequeño abrigado le da confort, le permite transpirar y con ello se logra descender la temperatura. La teoría de dejarlo con poco abrigo quedó en el pasado (no hay que hacerlo pasar frío).

Medicamentos: Los fármacos empleados para bajar la fiebre son ibuprofeno, paracetamol o dipirona (estos dos últimos son los recomendados en los menores de seis meses). Sin embargo, es clave consultar a un profesional y no medicar a los niños sin prescripción médica. Además es importante seguir sus indicaciones de dosificación, que serán adecuadas para la edad y el peso del niño. Vale recordar que los antibióticos no son antitérmicos, no están indicados en todos los cuadros febriles.

Calefacción: Asegúrate de que la habitación del niño esté fresca y bien ventilada. Evitá las temperaturas extremas o calefaccionar en exceso su habitación.

Hidratación: Ante un cuadro de fiebre, es vital mantener al niño hidratado. La ingesta de agua es muy importante. También se le puede ofrecer líquidos frescos, como jugos y promover la ingesta de caldos, en pequeñas cantidades, para prevenir deshidrataciones.

Alimentación: Por lo general, los niños con fiebre no quieren alimentarse durante el ascenso térmico, pero ofrecele alimentos frescos. Excepto para los bebes menores de seis meses que reciben pecho directo o preparados para lactante, la alimentación debe mantenerse como siempre (a demanda el primero y cada 3 horas los segundos).

Descanso adecuado: Es importante descansar. Por lo general, cuando los niños tienen fiebre, están decaídos y se sienten mal. Sin embargo, algunos pueden mantener el mismo dinamismo que si estuviesen sin temperatura. Hay que dejarlos jugar, pero evitando la actividad física intensa.

En casa: Los niños no deben llevarse a los centros educativos y deben permanecer en su casa hasta que pasen, por lo menos, 48 horas sin fiebre. Si la fiebre persiste durante más de 24-48 horas, si el niño presenta otros síntomas o tenés dudas sobre cómo manejar la fiebre, debe consultarse al médico tratante.