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Cómo hablar del dolor con tu médico: cuatro médicos especializados dan sus recomendaciones

Según la evidencia, la atención que se brinda a los pacientes que manifiestan dolor varía dependiendo de algunos factores.

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Consulta médica
Mujer en consulta médica.
Foto: Freepik.

The New York Times
Las mujeres habían oído que la fecundación in vitro (FIV) sería difícil, pero muchas de ellas estaban conmocionadas por lo doloroso que fue el procedimiento.

“Lo sentí todo”, dijo una mujer. “Transpiraba en exceso y les decía que me dolía demasiado; tenían que parar”, recordó.

Sus historias aparecieron en The Retrievals, un pódcast de Serial Productions y The New York Times que narra lo ocurrido cuando unas 200 mujeres de una clínica de fertilidad de Yale se sometieron a extracciones de óvulos sin analgésicos suficientes porque una enfermera robaba el fentanilo y lo sustituía por suero fisiológico.

Lo que experimentaron estas mujeres fue inusual, pero la mala gestión del dolor a manos del cuerpo médico es omnipresente.

“La mayoría de los profesionales de la salud no tienen formación en el tratamiento del dolor”, dijo Shravani Durbhakula, médica especialista en dolor y anestesista del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville. “La medicina del dolor es un arte por completo”, dijo.

Según la Academia Nacional de Medicina de los Estados Unidos, menos de la mitad de los pacientes con dolor postoperatorio dicen haber recibido atención adecuada para aliviar lo que sentían. Además, cuando los pacientes manifiestan dolor, existen disparidades raciales, socioeconómicas y de género en el trato que reciben.

Si tenés la sensación de que se ignora tu dolor antes, durante o después de un procedimiento, ¿qué debés hacer? Cuatro médicos especializados en el tratamiento del dolor compartieron su conocimiento.

Confiar en tu instinto

Si algo te parece raro, es probable que lo sea.

Puede que te preguntes, como muchas de las mujeres que aparecen en The Retrievals, si la cantidad de dolor que experimentás es “normal”.

Una de las primeras pistas son tus signos vitales. Si tu frecuencia cardiaca y tensión arterial aumentan durante una intervención, por ejemplo, eso debería ser una gran señal, tanto para el médico como para vos, de que el dolor que experimentás está fuera de lo normal.

“Expresá si sentís incomodidad”, recomendó Tina Doshi, directora de los servicios de dolor crónico para pacientes ingresados del Hospital Johns Hopkins de Baltimore.

Los médicos pueden, y deben “ajustar el plan de tratamiento de acuerdo a lo que reportes, aunque sea sobre la marcha”, añadió.

Y si tu médico no considera que un fármaco específico es apropiado —por ejemplo, un opiáceo—, pedile que te explique en qué casos sí lo utilizaría.

Después preguntá cuáles son las opciones disponibles y averiguá qué harían si esas alternativas no funcionan, sugirió Durbhakula.

Hablar sobre el dolor antes de la intervención

Si vas a someterte a un procedimiento en el que podés llegar a sentir molestias posteriores, el médico debe tener una conversación franca contigo sobre cómo será la experiencia, el nivel de molestias que podrías tener y el plazo de recuperación.

Aunque tu médico no aborde explícitamente estas cuestiones, “hacé tantas preguntas como sea necesario para obtener la claridad que necesitás para sentirte cómodo”, dijo Durbhakula.

Por último, “si no te van bien determinados procedimientos (por ejemplo, los trabajos dentales), tenés antecedentes de necesitar más anestesia o dificultades para controlar el dolor, decilo con franqueza”, dijo Natalie Strand, profesora asociada de Medicina del dolor y vicepresidenta de Investigación sobre el Dolor de la Clínica Mayo de Arizona.

“Esto no te hace débil. Por el contrario, ayudará a tu médico a confeccionar un plan contra el dolor pensado para vos”, comentó Durbhakula.

Decir las cosas como son

El dolor es subjetivo. “Cuando hables con tu médico, describile tu experiencia con la mayor sinceridad posible, sin juzgarte a vos mismo, sin miedo ni vergüenza”, expresó Strand.

Podrías decir: “Los espasmos de espalda no me dejan dormir por la noche” o “El dolor me impide realizar las actividades que me gustan, como nadar”.

Recordá que tu valoración no es errónea ni inexacta, aunque alguien que conozcas haya tenido una experiencia menos dolorosa. “Cada persona tiene una sensibilidad diferente a los mismos estímulos dolorosos”, afirmó Durbhakula.

“Dejale esa responsabilidad al profesional médico para que lo resuelva”, coincidieron los expertos consultados.

Ir a la cita médica con algún familiar o amigo

Si crees que no lográs comunicarte bien con tu médico, programá una cita en persona y andá con algún familiar o amigo para que comparta sus propias observaciones y te ayude a aclarar tus ideas.

“Durante esta visita, es importante hablar del dolor que te impide vivir la vida”, dijo Johnathan H. Goree, director de la división de dolor crónico de la Universidad de Arkansas para las Ciencias Médicas.

A veces, dijo Goree, él pide a la persona de apoyo información sobre el paciente para saber “cómo duerme, cómo camina y cómo se mueve por la casa”, y añadió que “eso puede contribuir a mis decisiones sobre la forma de atender su dolor”.

Pedir una segunda opinión

Si seguís teniendo la sensación de que te están ignorando, Doshi recomienda decir lo siguiente: “Creo que no estamos llegando a un entendimiento. ¿Hay alguien más con quien pueda hablar?”.

Muchos centros de salud tienen una oficina de defensa del paciente, cuyo trabajo es investigar tu caso y tomar en serio tu queja, dijeron los expertos.

Por último, intentá obtener una segunda opinión de un profesional de la salud en otro establecimiento.

“El dolor notificado es un dolor que hay que tratar”, dijo Strand y advirtió: “Sé persistente”.

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