Por Tatiana Scherz Brener
Entre enero y junio del 2022, ocurrieron 9.721 siniestros de tránsito en Uruguay, según indica el último Informe semestral de siniestralidad vial de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (UNASEV). En consecuencia, más de diez mil personas fueron heridas de forma leve, más de mil de forma grave y 210 fallecieron. En promedio, esto equivale —aproximadamente— a una muerte por accidente de tránsito por día.
Hubo heridos y víctimas fatales de diferentes edades y de ambos sexos. La situación es clara: cuando estamos frente al volante, debemos cuidarnos. Al decir de Jorge Alfaro, Secretario General Ejecutivo de la UNASEV, “es tu salud, la de los que van contigo y la de las demás personas que están circulando”.
Por qué nos equivocamos al conducir.
Para el experto, el uso del celular es uno de los principales errores que causan accidentes de tránsito. Alejandro Casaña, instructor de la Academia de Choferes Honolua (Instagram: @academiahonolua), coincidió con Alfaro y agregó: “Se da en personas de todas las edades. Sin ir más lejos, mi padre, con 84 años, a veces maneja usando el celular”.
Otro error fundamental es el desconocimiento de las reglas, indicó Alfaro. “Hay cantidad de siniestros mortales que suceden en zonas donde está específicamente marcado que no se puede adelantar y hay adelantamiento indebido”, señaló a modo de ejemplo. A veces es ignorancia, otras negligencia, pero sobre todo “ni siquiera tener la mínima imaginación para saber que si viene algo del otro lado, están todos muertos”.
En la misma línea, Arturo Borges, director del Instituto de Seguridad Vial (ISEV), señaló que “hay poca formación en la percepción del riesgo”. Un conductor que no percibe el riesgo, no puede tomar decisiones a tiempo, y “eso origina siniestros totalmente evitables”.
A su vez, Casaña mencionó que otra equivocación es “manejar de forma temeraria”. Lo explicó así: “Al principio, la gente es prudente porque todavía no tiene tanta confianza, pero con el tiempo aparece el exceso de confianza y la prepotencia con otros conductores”.
La imprudencia frente al volante también tiene que ver con “una falta de actuación severa de la justicia”, sostuvo Alfaro. Sería mejor, dijo, si quien comete una infracción tuviera que capacitarse durante cierto tiempo. De esta manera, “la persona debe dedicarse a repasar las reglas, lo cual, más allá de tener un efecto positivo, supongo que es molesto y avergonzante para muchos”.
Podrá ser así cuando comience a regir la libreta por puntos: “Quienes cometan ciertas infracciones irán perdiendo puntos hasta que tengan que tomar clases para recuperarlos y volver a manejar. Será un cambio cultural”, expuso.
Cómo conducir para prevenir riesgos.
Antes que nada, todos los elementos del vehículo deben estar en buenas condiciones. En este sentido, Casaña resaltó la importancia de ir al service en tiempo y forma para asegurarse un mantenimiento de toda la mecánica automotriz. "Para verificar que el vehículo este en condiciones de circular, está la Inspección Técnica Vehicular (ITV)", añadió Alfaro.
Sin embargo, es necesario estar atentos ante anomalías. “Cualquier ruido, vibración o lo que sea que no es lo que el vehículo hace siempre, es razón para llevarlo a revisión”, afirmó Casaña.
Asimismo, Alfaro expresó que “los vehículos vienen para determinada cantidad de personas y de peso y no son para ponerles cualquier cosa arriba”. Si un coche es para cuatro personas, no pueden ir más, porque “el comportamiento es otro y los riesgos también”.
Por su parte, Borges enfatizó en entender el porqué de las señales de tránsito. “Ahí está la clave para que el individuo razone más a favor que en contra de sí mismo”, sostuvo. La educación en seguridad vial es esencial: “A veces damos por sentado que la destreza es suficiente, pero, si a eso no le agregamos conocimiento, tenemos un error conceptual”.
También es importante gestionar las emociones al momento de conducir. “Tenés que estar dispuesto a compartir la vía pública porque hay muchos más conductores y peatones, y hay gente que está de mal humor, apurada o distraída”, mencionó Casaña, e indicó que la Academia Honolua apunta a “formar un conductor, no solamente sacar una libreta”.
Para Borges, hay que manejar siendo conscientes de que somos vulnerables. “Después de los 70 u 80 km/h, frente a un impacto rígido y una desaceleración a cero, el ser humano no está en condiciones de sobrevivir”, advirtió.
Consejos para un manejo de eficiencia.
Alfaro compartió algunas cuestiones a considerar para conducir de manera segura. Primero, reconocer el pavimento por el que circulamos. “Si es brillante, me sugiere que es más resbaladizo y, si es mate, más abrasivo”, indicó. Que sea resbaladizo significa que la frenada insumirá más metros y que las maniobras deben ser poco complicadas para que el auto no se vaya de un lado al otro.
Segundo, todos los pasajeros deben colocarse el cinturón de seguridad de manera correcta. Es la mejor manera de tratar de evitar lesiones mayores. El cinturón de tres puntas posee una cinta que pasa por el tórax y otra por debajo del abdomen. La primera debe bajar entre el hombro y el cuello, y la segunda tiene que estar apoyada en los dos huesos que sobresalen en la cadera.
Tercero, mantener una buena posición de manejo. Para eso, hay que regular el asiento a una distancia que nos permita pisar el pedal del embrague hasta el final del recorrido con absoluta comodidad (cuando uno va conduciendo no debe dejar el pie apoyado sobre el embrague, sino a su izquierda). Luego, mantener la espalda sobre el respaldo del asiento y colocar las manos sobre el volante en posición de “tres menos cuarto” o “dos menos diez” (imaginando que el volante es la circunferencia de un reloj).
Cuarta, tener una distancia de circulación adecuada. “Si todos vamos a una velocidad uniforme, deberíamos ir a la mitad en metros de la velocidad en kilómetros. Por ejemplo, si vamos a 100 km/h, deberíamos tener una separación de 50 metros”, explicó Alfaro. Cuando no contamos con la distancia correcta, debemos estar atentos a los autos de adelante, porque si alguno prende la luz de freno, los que estamos detrás tendremos que hacer lo mismo, indicó.
Por último, Alfaro mencionó que muchas veces se dice que, si se revienta un neumático, no se puede tocar el freno. Si bien es cierto que uno no puede frenar con una rueda rota de la misma forma que lo haría si estuvieran todas sanas, hay que tocar el freno sí, solo que despacito y agarrando firmemente el volante.
Anticipar errores, prevenir riesgos.
Existe una estrategia de conducción orientada a prevenir siniestros de tránsito que se conoce como manejo defensivo. Alfaro prefiere llamarla ‘manejo de eficiencia’ o ‘manejo respetuoso’, porque “defensivo suena a hacerle frente a lo mal que hacen los otros, cuando en realidad todos cometemos infracciones, en mayor o menor grado”.
Borges tampoco usa el término ‘manejo defensivo’. “Lo cambiamos por manejo desconfiado: primero desconfiar de nuestras propias actitudes, es decir, saber controlar nuestras emociones, y luego desconfiar de que los demás actores siempre nos comunican cuál es la maniobra que eligen hacer”, explicó.
Más allá de cómo se lo llame, este tipo de manejo supone conducir estando atento a los errores propios y de los otros para anticiparse y tomar decisiones que eviten incidentes. Casaña subrayó la importancia de esta estrategia de conducción: “Un automóvil es una máquina de unos 900 kg en promedio que puede circular a altas velocidades, como un misil. Es un arma con la cual podés hacerte daño y hacerle daño a otros”.