Redacción El País
Con el verano en pleno apogeo, el calor se ha convertido en undesafío para la salud de muchas personas. Este fenómeno no solo afecta a quienes disfrutan del verano, sino que tiene implicaciones graves, especialmente para quienes padecen hipertensión arterial, diabetes u otras condiciones crónicas.
Según estimaciones, más del 30% de los adultos en Uruguay son hipertensos, mientras que un 13% vive con diabetes, y el riesgo aumenta cuando ambas condiciones coinciden.
¿Por qué el calor es un desafío para el corazón y la presión arterial?
El calor extremo puede deshidratar el cuerpo y desestabilizar el sistema cardiovascular, lo que incrementa la presión arterial y pone en riesgo a quienes ya tienen hipertensión. La vasodilatación causada por el calor puede generar mareos, fatiga y hasta descompensaciones peligrosas, especialmente en quienes toman medicamentos cardiovasculares.
Para quienes viven con hipertensión, el verano representa un momento clave para mantener sus cuidados, evitar modificaciones no supervisadas en su medicación y adoptar hábitos que protejan su salud.
Diabetes y calor: un riesgo adicional
Las personas con diabetes enfrentan desafíos únicos durante los días calurosos. El daño en los vasos sanguíneos y nervios, frecuente en quienes viven con esta enfermedad, puede afectar la regulación del calor corporal, aumentando el riesgo de golpes de calor. Además, la deshidratación puede disparar los niveles de azúcar en sangre, complicando aún más la gestión de la enfermedad.
Consejos prácticos para hipertensos y diabéticos
Para minimizar los riesgos asociados al calor extremo, es fundamental adoptar medidas específicas:
Para hipertensos:
- Mantener la medicación según las indicaciones médicas, incluso en vacaciones.
- Consumir frutas y verduras frescas para reponer electrolitos.
- Hidratarse con agua y evitar alcohol o bebidas azucaradas.
- Limitar la sal, incluso en días de sudoración intensa.
- Evitar exposiciones prolongadas al sol y destinos con temperaturas extremas.
Para diabéticos:
- Beber abundante agua, incluso sin sed.
- Evitar bebidas con cafeína o alcohol.
- Monitorear los niveles de azúcar en sangre con mayor frecuencia.
- Proteger insulina y medicamentos del calor.
- Usar ropa ligera y protección solar para evitar quemaduras, que pueden desestabilizar el azúcar en sangre.
El calor no discrimina: cuidado con el ejercicio intenso
Incluso las personas saludables deben ser cautelosas al practicar actividad física en días de intenso calor. Las altas temperaturas, combinadas con esfuerzos extremos y deshidratación, pueden desencadenar emergencias médicas graves, incluso en atletas jóvenes.
El verano, aunque invita al disfrute y la actividad al aire libre, exige un enfoque consciente para evitar que el calor extremo ponga en riesgo la salud. Cuidarse es fundamental para prevenir complicaciones y disfrutar de la temporada de manera segura.