Redacción El Pais
Muchas personas, independientemente de la época del año, experimentan dolorosos calambres en el pie o en el gemelo, especialmente durante la noche. Según Jorge Escoto, podólogo y miembro de la Junta Directiva del Colegio de Podólogos de Valencia, estos calambres pueden deberse a "una mala transición de calzado, de invierno a verano, que es uno de los motivos más comunes de su aparición."
Daniel Rubio, presidente de la Comisión de Actividad Física y Deporte del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, añade que "la alteración biomecánica y el uso de calzado inadecuado" son factores que pueden agravar el dolor en la planta del pie, particularmente en quienes pasan mucho tiempo de pie o practican deportes de alto impacto.
Rubio explica que estos calambres son "espasmos musculares que suelen cesar con un estiramiento mantenido de 20 a 30 segundos." Aunque son más comunes en personas mayores, embarazadas y deportistas, pueden afectar a cualquier persona, sin distinción de género o tipo de pie. Las causas pueden incluir deshidratación, deficiencia de electrolitos como sodio y potasio, y factores relacionados con el sistema nervioso.
Consejos para aliviar el dolor
El estiramiento es la clave para aliviar los calambres, según Rubio. Además, recomienda revisar las pautas nutricionales para asegurar una ingesta adecuada de electrolitos y mantener una buena hidratación. En caso de dudas o problemas persistentes, sugiere consultar a un médico o fisioterapeuta.
Rubio aconseja estirar el tríceps sural (gemelos y sóleo) dejando caer el talón del pie con la punta apoyada en un escalón y manteniendo la rodilla estirada. Además, recomienda aplicar automasajes en la fascia plantar con una pelota o de forma manual, y fortalecer los músculos del pie y las piernas usando bandas elásticas, ejercicios de autocargas como sentadillas y zancadas, o equipos de gimnasio.
Jorge Escoto también sugiere ejercicios específicos como recoger una toalla con los dedos del pie, estirar los dedos hacia arriba para estirar la fascia plantar, y pasar una pelota por la planta del pie. Estos ejercicios ayudan a reducir la inflamación y prevenir futuros calambres.
La prevención es posible con una buena condición física general. Rubio subraya la importancia de mantener hábitos de vida saludables, incluyendo ejercicio regular, una dieta equilibrada, buena hidratación, y un sueño de calidad. También recomienda tratamientos de fisioterapia para mantener la movilidad articular, equilibrar la tensión muscular, y mejorar la calidad del tejido.
Otras patologías comunes del pie
Además de los calambres, existen otras patologías comunes del pie. La fasciopatía plantar, por ejemplo, puede cronificarse si no se trata a tiempo y suele causar dolor al dar los primeros pasos por la mañana o después de la actividad física. Otros problemas incluyen las metatarsalgias, el Neuroma de Morton, y la talalgia, que puede estar relacionada con un espolón en el talón o daño en la almohadilla plantar.
Rubio concluye que, aunque menos comunes, otras lesiones como la Neuropatía de Baxter y alteraciones en los dedos del pie también pueden presentarse en consulta, destacando la importancia de la atención profesional para el diagnóstico y tratamiento adecuado de estas afecciones.