Redacción El País
Beber alcohol durante el día, especialmente en verano, puede parecer una forma agradable de disfrutar, ya sea con una caipirinha en la playa o una cerveza fría en un asado. Sin embargo, consumir alcohol de día puede tener consecuencias diferentes a hacerlo por la noche y aumentar la probabilidad de una resaca más severa.
¿Por qué el consumo diurno es diferente? Porque por la noche es más fácil identificar señales para dejar de beber, como el final de una comida o el momento de volver a casa después de una reunión. Durante el día, estas señales no son tan evidentes, lo que puede llevar a un consumo descontrolado.
Hay factores fisiológicos también. Beber durante el día, especialmente con el estómago vacío, acelera la absorción del alcohol, lo que aumenta las probabilidades de emborracharse en menos tiempo.
Cuando calienta el sol aquí en la playa
Tomar alcohol bajo el sol, especialmente en días calurosos, intensifica la deshidratación. Esto por la combinación del efecto diurético del alcohol y la pérdida adicional de líquidos, sodio y minerales por el calor, ya que se suda bastante más. Esto puede provocar cansancio, mareos y una resaca más severa.
Cómo prevenir una resaca
Para reducir los efectos negativos del alcohol, los especialistas recomiendan:
- Asegurate de comer suficiente antes y durante el consumo.
- Tomá al menos un vaso de agua por cada medida de bebida alcohólica que consumas, como aconseja la cantante británica Adele.
- Evitá las bebidas con alto contenido de azúcar (por ejemplo: mojitos, caipirinhas, cervezas artesanales saborizadas con frutas, margaritas).
La deshidratación no solo aumenta los efectos físicos de la resaca, como náuseas, mareos y temblores, sino que también puede intensificar la ansiedad luego del consumo.
En resumen, aunque disfrutar de una bebida refrescante puede ser placentero, es importante tener en cuenta estos factores para evitar consecuencias negativas tanto en el momento como al día siguiente.