O Globo - GDA
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford reveló que la diabetes, la polución del aire y el consumo de alcohol son los tres mayores factores de riesgo para desarrollar demencia.
Al analizar el comportamiento y las condiciones de salud de 40.000 británicos mayores de 45 años, la investigación señaló los elementos que más contribuían con el avance de la demencia, condición, que abarca múltiples diagnósticos de deterioro cognitivo, principalmente la enfermedad de Alzheimer.
Investigadores de la Universidad de Oxford, obtuvieron los resultados mediante el análisis de la información disponible en la base de datos médicos británica Biobank.
En publicaciones anteriores, ya habían identificado un "punto débil" en el cerebro, que es una red específica de regiones de orden superior que no solo se desarrollan más tarde durante la adolescencia, sino que también muestran degeneración precoz en la vejez.
En este nuevo estudio, publicado en la revista científica Nature, investigaron las influencias genéticas y modificables en estas regiones frágiles del cerebro, observando exámenes cerebrales. En total, se identificaron 161 factores de riesgo para la demencia, además de los efectos naturales de la edad.
Estos elementos fueron clasificados por los investigadores como "modificables", ya que potencialmente pueden ser alterados a lo largo de la vida, y se subdividieron en 15 categorías finales: presión arterial, colesterol, diabetes, peso, consumo de alcohol, tabaquismo, estado de ánimo depresivo, inflamación, contaminación, audición, sueño, socialización, dieta, actividad física y educación.
"Sabemos que ciertas regiones del cerebro se degeneran más temprano durante el envejecimiento, y en este nuevo estudio demostramos que estas partes específicas del cerebro son más vulnerables a la diabetes, las enfermedades relacionadas con entornos con aire contaminado y al alcohol, en comparación con todos los factores de riesgo comunes para la demencia", explicó Gwenaëlle Douaud, la profesora e investigadora que lideró este estudio.
Según Anderson Winkler, coautor del estudio, en el estado estadounidense de Texas, el avance proporcionado por el estudio proviene del enfoque completo y holístico realizado por los investigadores.
"Lo que hace especial a este estudio es que examinamos la contribución única de cada factor de riesgo modificable al analizarlos todos juntos para evaluar la degeneración resultante de este "punto débil" cerebral específico", reafirma el especialista.
Señales de alerta
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de personas con demencia aumentará en más del 150% para 2050, pasando de 55 a 139 millones de casos. El síndrome, que reúne los diagnósticos de degeneración cognitiva, se convierte en una preocupación cada vez mayor para las familias que necesitan lidiar con el envejecimiento de sus seres queridos.
La médica Roberta França, especializada en Geriatría y Gerontología, explica que el primer obstáculo a superar es el estigma asociado al proceso de envejecimiento. "Envejecer no significa enfermarse. Es necesario que las familias presten atención a los cambios de comportamiento del anciano con el tiempo, y no consideren todo simplemente como 'cosas de viejos'", argumenta.
La pérdida de interés en hábitos consolidados y temas preferidos, como cocinar, conducir, pagar las cuentas o incluso hacerse las uñas, pueden ser señales de alerta. Según la médica, es importante entender si el paciente dejó de hacer estas cosas porque ya no le gustan o si perdió la capacidad de realizar tareas simples progresivamente.
"Nadie presenta un cuadro de demencia de la noche a la mañana. Por eso, es fundamental no ignorar estas pequeñas señales, además de no esperar un evento grave para decidir buscar atención médica. Aún no existe un tratamiento curativo, pero es posible evitar un daño cognitivo más extenso y una progresión rápida de la enfermedad".