Cosméticos: cuando la investigación química es aliada de la salud, del medio ambiente y de la economía

La demanda de cosméticos sostenibles ha dado lugar al movimiento “clean beauty”, que aboga por productos naturales supuestamente más saludables y sostenibles.

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La nueva generación de consumidores utilizan un 25% más productos cosméticos que hace dos años.

Ana Percebom/The Conversation
¿Sabes cuántos cosméticos usás por día? Si respondiste menos de cinco, probablemente al terminar de leer este texto, te darás cuenta que estabas equivocado. Es comúnasociar a los cosméticos solo con el maquillaje y la estética, pero tienen una gran importancia para la salud y el bienestar.

Quizás no lo sepas, pero el jabón es un cosmético capaz de reducir la mortalidad infantil al prevenir enfermedades respiratorias y diarreas cuando se utiliza para lavarse las manos.

Cuando estamos lejos del lavabo, podemos sustituirlo por otro cosmético: el gel antibacterial. Por su parte, la pasta de dientes previene caries y periodontitis, y adiviná, también es un cosmético que seguramente ya usaste hoy.

La higiene corporal completa, incluyendo cara y cabello, es esencial para la salud. Y el desodorante, por ejemplo, mejora el bienestar incluso de quienes están a nuestro alrededor.

En climas secos, una crema hidratante puede evitar que las grietas en la piel o los labios se agraven. En épocas de lluvia, los mosquitos aparecen y recordamos los repelentes, que previenen enfermedades transmitidas por insectos, como dengue, Zika, Chikungunya, malaria y fiebre amarilla.

Y cuando nos exponemos al sol, el protector solar es indispensable para evitar quemaduras y cáncer de piel.

Así es, todos estos productos son cosméticos.

Claro, los cosméticos también están relacionados con la estética. La espuma de afeitar, el maquillaje, los perfumes, los esmaltes: todos son cosméticos que influyen en cómo nos presentamos a la sociedad, afectando nuestra calidad de vida, nuestra autoestima y nuestra salud mental.

Los cosméticos no son medicamentos, pero están profundamente conectados a la salud en forma de prevención. Como dice el dicho: prevenir es mejor que remediar.

rutina de belleza
Mujer mirándose en el espejo.
Foto: Freepik

Sostenibilidad

¿Pero qué hay del medio ambiente? Con tanta gente en el mundo usando cosméticos, ¿a dónde va todo eso? ¡A la naturaleza, claro! Y no sirve de nada engañarse con productos “100% naturales”. Lavoisier, el padre de la química, ya decía: “Nada se crea, nada se pierde, todo se transforma”. Su producto biodegradable no desaparecerá simplemente; se transformará en otra cosa. ¿Pero en qué? 

La demanda de cosméticos sostenibles ha dado lugar al movimiento “clean beauty”, que aboga por productos naturales supuestamente más saludables y sostenibles. Sin embargo, este movimiento a menudo alimenta un miedo irracional hacia la química.

Las personas olvidan que todo, ya sea natural o artificial, está compuesto de sustancias químicas. Y es precisamente la investigación química la que ha ayudado a hacer que los cosméticos sean más sostenibles.

Muchas empresas de cosméticos ya están invirtiendo en envases reciclables y biodegradables, en ingredientes de fuentes renovables o de menor impacto ambiental. Y todo esto es gracias a la investigación en química, que también ha permitido procesos de producción más eficientes, con menos residuos y menor consumo de energía.

En mi grupo de investigación, por ejemplo, tenemos varios estudios en este sentido. Hemos investigado la interacción entre ingredientes que son alternativas más sostenibles para potenciar su uso en diferentes formulaciones. También estamos desarrollando productos sin agua, es decir, que requieren menor cantidad de agua. Esto reduce el uso de envases plásticos y hace que su transporte sea más eficiente, disminuyendo la quema de combustibles fósiles.

Sin embargo, mientras la química sea vista como la villana, estaremos luchando contra lo que puede ser nuestro mayor aliado. En nuestro grupo de investigación, trabajamos en divulgación científica a través de Instagram @macro.nano.lab. Allí ayudamos a las personas a identificar lo que realmente es científico, sostenible y saludable, para que no caigan en la desinformación o en el miedo a la química. Así, evitamos que sean engañadas por falsos discursos de clean beauty y un consumismo desenfrenado.

 Creemos que la ciencia es la clave para hacer el consumo más consciente e informar correctamente a los consumidores sobre los productos que usan a diario. El desperdicio y la desinformación no benefician a nadie, ni a la salud ni al medio ambiente.

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