O Globo / GDA - Yasmin Setúbal
"Renunciar al amor parece tan absurdo como perder el interés por la salud porque creemos en la eternidad". La frase, dicha por la escritora francesa Simone de Beauvoir, en los años 50, no afecta a Carla Morais, de Ceará, en 2024. Frustrada por viejas relaciones, la profesora de 37 años decidió no involucrarse más emocional y sexualmente con hombres por un período de tres años “Necesito un espacio para repensar la forma en que afronto mis conexiones románticas, porque, generalmente, el amor romántico se convierte en el centro de mi vida”, dice.

Al igual que Carla, otras mujeres heterosexuales también han optado por pasar tiempo en celibato como una especie de desintoxicación de los efectos emocionales de una relación frustrada con los hombres. En las redes sociales, este movimiento ganó el nombre de "sobriedad del hombre", en una traducción libre de "boy sober", y sostiene que la abstinencia del amor romántico ayuda a dirigir mejor energía y mayor concentración a otras áreas de la vida.

Entonces, ¿cómo está la libido durante este año sabático? Sin sexo desde hace cuatro meses, Carla lidia con sus deseos a través de la masturbación: “Puedo ser creativa y sumar muchas fantasías. Lo hago todos los días, cuando tengo ganas”, dice la cearense, que descubrió nuevos placeres a lo largo del proceso: “Me gusta mucho salir sola, ponerme ropa bonita y sentirme bella. Estimula mi sexualidad por igual”.

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A favor del movimiento de “sobriedad masculina” cuando “se hace en beneficio de la calidad relacional de las mujeres o con el objetivo de interrumpir cualquier toxicidad en los intercambios afectivos”, la psicóloga Gisele Aleluia se hace eco de la independencia sexual femenina. "Creo que es importante que las mujeres comprendan que merecen sentir placer y explorar su sexualidad de forma segura", afirma. “Dar tiempo para reflexionar sobre la forma en que nos relacionamos es interesante para no modificar un romance por otro. Así evitamos situaciones innecesarias sólo por el deseo de estar con alguien”.

La psicoanalista y escritora Regina Navarro Lins analiza el movimiento del celibato femenino como un efecto más de una época marcada por la transición de valores, en la que las mujeres se vuelven cada vez más autónomas. “Históricamente, hemos sido formados para satisfacer y adaptarnos a las demandas de los hombres. Ahora nos estamos liberando de esa falsa obligación de tener un marido o un novio a nuestro lado. No necesitamos eso para ser completamente felices”, afirma.

La naturóloga Renata Romano firma a continuación. Sola desde hace un año y sin fecha fijada para poner fin a su celibato, la carioca de 40 años ha experimentado una mejora significativa en su calidad de vida desde que dejó de salir con chicos. “Mi generación creció con esa influencia de las princesas de Disney, que esperaban un príncipe azul, y la realidad no es esa. Salí frustrado porque tenía grandes expectativas y vivía en consecuencia. Hoy puedo decir que me amo mucho más”, dice elogiando su propia empresa. “Mejor que con un chico que no me aporta nada. Al contrario, sólo me quitará la paz interior. Si es sólo sexo por sexo, conservaré mis juguetes, estoy segura de que me darán menos estrés”.