Redacción El País
La inflamación es una reacción normal de una parte del cuerpo a una herida, lesión o infección. Que suceda puede ser molesto, pero es el funcionamiento esperado, lo preocupante sería que no ocurra. Pero también hay un tipo, que es la llamada "inflamación crónica de bajo grado", que se da en todo el cuerpo, se sostiene en el tiempo y se produce durante momentos de estrés, de falta de sueño, de cansancio y sufrimiento y, por sobre todo, cuando nuestra alimentación no es saludable. Esto se puede enfrentar de muchas formas, pero comer verdura y fruta es una de las más saludables.
Comer mal "afecta nuestro bienestar, la salud física, la salud mental y afecta la salud emocional. Es decir: el alimento, para bien o para mal, siempre tiene efecto. Por eso Hipócrates dijo 'que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina'", dijo el doctor argentino Daniel López Rosetti, en un video que compartió en sus redes sociales. "Si uno utiliza alimentos sanos como si fueran medicamentos, va a mejorar en su salud general", agregó.
Según López Rosetti, la inflamación crónica de bajo grado puede generar síntomas como decaimiento, sueño, tristeza, ganas de no hacer nada, distensión abdominal, pesadez después de comer, alteraciones digestivas, diarrea o constipación, entre otras. "Si se sostiene en el tiempo, conduce a enfermedades crónicas y la ciencia sabe hoy que, detrás de las enfermedades principales, está escondido el fenómeno de inflamación crónica de bajo grado", indicó.
¿Cuáles son las frutas antiinflamatorias recomendadas?
"Le podría dar la receta para que vaya a la verdulería y las compre", dijo López Rosetti, y aseguró que al comenzar a consumirlas, en poco más de tres días se comienzan a notar que mejoran todos los síntomas. Las frutas son las siguientes:
- Arándanos: Esta pequeña fruta se destaca por su alto contenido de antioxidantes, lo que la hace muy interesante entre los alimentos saludables. Pertenece al grupo de los frutos rojos. Luego de la cosecha, continúa madurando. Si la partida presenta sabor ácido, se puede dejar unos días para consumirla en su punto óptimo de madurez. A la hora de elegir en el punto de venta, verificar que no presente daños, heridas o lesiones. La fruta debe estar turgente, sin arrugas que indiquen deshidratación. Rechazar las partidas que presentan frutas deformes o con colores verdosos o azul oscuro opaco. Para la conservación en el hogar, en heladera en recipiente cerrado. Puede conservarse frescos por varias semanas y congelado por varios meses.
Frutos rojos, entre los que encontramos frambuesas, moras, fresas y grosellas: Los frutos rojos o frutos del bosque (Berry en inglés) son un grupo de pequeñas bayas - frutas provenientes de arbustos y plantas de pequeño porte, ricas en polifenoles y antioxidantes, de ahí vienen sus colores rojos y morados. Aunque no están cercanamente emparentadas entre sí se agrupan por la similitud de sus cultivos y usos, ya que todas ellas se pueden consumir frescas o utilizar en innumerables preparaciones. Elegir aquellas de colores intensos y brillantes, con ausencia de heridas y de aspecto turgente. Conservar en heladera en recipiente cerrado; es importante lavar recién al momento de consumir, de esta manera se pueden conservar varios días.
- Manzana: La manzana posee propiedades astringentes y antiinflamatorias. Disminuye el nivel de azúcar en sangre, y por su alto contenido de flavonoides, es un excelente antioxidante. Al momento de la compra se recomienda seleccionar frutas firmes al tacto, sin machucones, golpes ni heridas. El color rojo que cubre algunas variedades no es indicador de madurez, hay que tener en cuenta el color de fondo, que puede ir desde el verde, que indica inmadurez hasta el amarillo intenso y opaco, señal de sobremadurez.
- Pera: Esta fruta de hoja caduca presenta la característica similar a la manzana de conservarse por varios meses luego de la cosecha. Por ello existe oferta durante todo el año, pero el período en que se cosechan todas las variedades es entre enero y abril. Al comprar peras, buscar las verdes o las que comienzan a mostrar zonas de la cáscara con coloraciones amarillas, ya que las peras compradas maduras (completamente amarillas) son muy sensibles a los golpes. Se recomienda esperar a que las peras finalicen la maduración en casa. Esta ocurre mejor fuera de la heladera. Una vez que se alcanzó la coloración amarilla en toda la piel, y la pulpa está levemente blanda, se debe conservar en la heladera sin bolsa de nylon.
Estas dos frutas "tienen fibras, vitaminas, agua y alta proporción de antioxidantes, y además tienen la ventaja de que se pueden comer en cualquier lado, no manchan, no dejan olor y son saciantes", agregó López Rosetti.
- Naranja: Se distinguen dos grandes grupos varietales, la Navel y la Valencia. Estas últimas tienen forma redonda algo achatada, de tamaño medio a grande y sin ombligo. Algunas variedades de este grupo presentan muchas semillas, pero aportan muy buena cantidad de jugo. El consumo de naranjas previene el cáncer, las afecciones cardiovasculares y las infecciones. Son ricas en vitamina C, también contienen calcio, magnesio, fósforo y potasio. Al momento de la compra se deben elegir aquellos frutos que presenten moderada firmeza, sin manchas, golpes ni podredumbres.
- Pomelos: En nuestro país existen dos grupos: blancos y rosados. Generalmente sin semillas o muy pocas. Son frutos de tamaño grande, cáscara gruesa y gran contenido de jugo, pero con altos niveles de acidez. Elegir aquellos frutos con color uniforme e intenso; firmes; de cáscara tersa. Evitar pudriciones y defectos tales como daños por congelación, manchado, picado, cicatrices y daños por insectos. Es rico en carotenoides, que destacan por su función antioxidante. Por su riqueza en vitamina C resulta un alimento interesante para incluir en la dieta durante los meses invernales.
- Limón:Su consumo previene el riesgo de padecer tumores de esófago y aporta buenas cantidades de Vitamina C, B y ácido fólico. Al momento de la compra, recordar que el color de la cáscara no es indicador del estado de madurez ni de la calidad del fruto. Conviene elegir aquellos limones pesados al tacto, de cáscara lisa, firme, brillante, sin heridas y evitar los que tengan cáscara muy gruesa.
- Lima: La lima es una fruta con sabor agridulce que pertenece a la misma familia que el limón y la naranja; esta posee vitamina C, potasio, ácido cítrico, fibra y una alta cantidad de agua, lo que la hace ideal para normalizar el exceso de ácido clorhídrico en el estómago y evita la formación de úlceras; fortalecer el sistema inmunológico para evitar resfriados; ayudar a la formación de colágeno, huesos, dientes y glóbulos rojos; facilitar la absorción del hierro obtenido de los alimentos; regular el azúcar de la sangre; mejorar el metabolismo y rejuvenecer la piel e hidratarla.
- Granadas:La granada es una fruta con bajo contenido energético: por cada 100 g de producto, aporta 34 kcal. Dentro de los minerales destaca su cantidad considerable en potasio. Entre las vitaminas, presenta pequeñas cantidades de vitamina C, y vitaminas del grupo B. El ácido cítrico, que confiere el sabor ácido característico de esta fruta, potencia la acción de la vitamina C.
Uvas: A la hora de elegir los racimos, buscar aquellos cuyos raquis (la parte verde del racimo que conecta las uvas entre sí) estén verdes, ya que este es el órgano que muestra primero las señales de deshidratación. Las bayas (granos) deben estar bien adheridas al raquis (no desprenderse fácilmente) y deben tener aspecto sano, sin heridas o signos de podredumbre. Se puede agitar levemente el ramo para comprobar si se desprenden los granos.
*Información extraída de listainteligente.uy y del sitio del Gobierno de México.
En resumen, el médico argentino indicó que estas frutas tienen "polifenoles y fitoterápicos, que tienen efecto antiinflamatorio; lo que estoy recomendando no son otra cosa que antiinflamatorios naturales, le estoy recomendando ibuprofenos naturales". La dosis recomendada es de dos porciones por día. ¿Y qué es una porción? El equivalente al peso aproximado de una naranja, dijo.
López Rosetti es cardiólogo universitario egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y se especializó en el diagnóstico y tratamiento del síndrome del estrés. Además, es profesor universitario de Psicofisiología, director del curso universitario de Medicina del estrés y Psiconeuroinmunoendocrinología clínica de la Asociación Médica Argentina. Es presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (Sames); miembro titular de la Asociación Médica Argentina; miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología, y de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).
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