Cuando una mujer pierde la virginidad cambia su cuerpo e incluso su ciclo menstrual, ¿mito o realidad?

La ginecóloga obstetra Kate Shkodzik, consultadora médica del portal especializado ‘Flo’, asegura que los cambios en la elasticidad de la vagina no son más que un mito

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Ilustración de mujer adolescente.
Ilustración de mujer adolescente.
Foto: Canva.

El Tiempo/GDA
Tener relaciones sexuales por primera vez sí puede traer consigo una serie de cambios físicos y hasta emocionales, según los expertos. Perder la virginidad en el caso de las mujeres implica un cambio en su cuerpo pero de maneras sutiles.

Para la ginecóloga obstetra Kate Shkodzik, consultadora médica del portal especializado ‘Flo’, los cambios en la elasticidad de la vagina no son más que un mito, pues este conducto muscular está diseñado biológicamente para soportar, incluso, el nacimiento de un bebé. En palabras de la especialista, “el aparato reproductor masculino no va a alterar permanentemente la elasticidad de la vagina”.

Michael Castleman, autor de sexualidad en ‘Psychology Today’, también asegura que todos los mitos respecto a la flacidez de la vagina son falsos: ni tener relaciones sexuales por primera vez ni tener sexo frecuentemente con la pareja cambian la estructura del aparato reproductor.

De acuerdo con el especialista, cuando la mujer no se encuentra excitada y tampoco en medio de labor de parto, lo que hace la vagina es permanecer firmemente cerrada como un acordeón.

“A medida que las mujeres se excitan sexualmente, el tejido muscular vaginal se relaja un poco”, detalla Castleman, quien añade que este proceso facilita la penetración y, después, regresa a la normalidad. Es decir, no es un cambio permanente.

Mary Jane Minkin, profesora clínica en el Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, en diálogo con la revista estadounidense ‘Bustle’, explica que durante el acto sexual la vagina se estira un poco, pero no dramáticamente porque es “un tipo de órgano muy dócil, se estira y regresa de inmediato”.

Esta opinión, también la comparte la doctora Alyssa Dweck, ginecóloga estadounidense en ejercicio, quien explica para ‘Univisión’ que el coito no contribuye a ablandar las paredes vaginales; mientras que algunos procesos naturales como el envejecimiento, por ejemplo, sí pueden provocar que la vagina pierda lubricación natural y elasticidad.

El parto natural, por su parte, también podría llegar a generar flacidez en las paredes vaginales, en parte porque la cabeza del bebé ejerce presión sobre ellas, explica la Dweck en diálogo con la cadena de televisión mencionada anteriormente.

Cambios en los senos

La excitación propia del acto sexual no solamente podría generar estas reacciones en la vagina, sino también en los senos. Kate Shkodzik, por ejemplo, explica para ‘Flo’ que al entrar en este estado, la circulación de los pezones aumenta y, por lo tanto, genera que estén más sensibles de lo normal.

“Durante el sexo los senos estarán más congestionados. Los pezones se ponen erectos con algunas de las hormonas involucradas en la estimulación sexual”, detalla Mary Jane Minkin para ‘Bustle’, al tiempo que aclara que, una vez la persona vuelva a su estado normal, sus tejidos mamarios también lo harán.

El cuerpo pasa por cuatro fases distintas durante el sexo: excitación, meseta, orgasmo y resolución. Es durante la fase de meseta que el cuerpo experimenta el proceso de congestión, con la sangre de manera descontrolada, explica la sexóloga Carol Queen en diálogo con la revista femenina estadounidense citada anteriormente.

Después de tener relaciones por primera vez, el tejido mamario también tiende a inflamarse por la misma razón que los pezones aumentan su sensibilidad: el flujo sanguíneo incrementa y los vasos sanguíneos se dilatan, haciéndolos en algunas ocasiones mucho más firmes.

A la lista de reacciones pasajeras que puede tener el cuerpo femenino -no solo en el primer acto sexual, sino en todos- se suma la inflamación de la areola, la liberación de sudor perfumado -que provoca que la pareja se sienta aún más atraída- y cambio de color en los pezones.

Cabe resaltar que estos cambios, por lo general, tienden a desaparecer. Es decir, no constituyen una señal de alarma en medio del acto sexual, pues, una vez baja el estado de excitación, los síntomas desaparecen. De no hacerlo, pueden responder a otras causas.

Cambios en la menstruación

A diferencia de lo que muchos podrían pensar, el acto sexual -en la primera vez o en las ocasiones posteriores- en sí no interfiere con la menstruación; sin embargo, esto no excluye la existencia de factores vinculantes.

De acuerdo con la Sociedad Española de Fertilidad, el estrés relacionado al trabajo, a las preocupaciones o, incluso, al sexo es uno de los factores que puede provocar que el ciclo menstrual se vuelva irregular.

Este sentimiento de tensión física y emocional asociado al sexo se conoce como ansiedad sexual y, según los expertos, puede llegar a generar -aunque no directamente- cambios en el ciclo menstrual.

Si, por el contrario, padece de un adelanto en la llegada de la menstruación después de sostener relaciones sexuales, esto puede deberse a los cambios que experimenta el cuello del útero.

“Una de las consecuencias del orgasmo es que produce una relajación del cuello del útero y del útero mismo”, señala Pilar Cristóbal, especialista consultada por el diario español ‘20 Minutos’.

La última razón y, quizás, la más común relacionada con el retraso de la menstruación es el embarazo. Aunque se piensa que por ser la primera vez no se puede quedar embarazada, la realidad es que siempre existe el riesgo.

“Siempre que el semen o el líquido preseminal entren en contacto con la vagina, el embarazo es posible, incluso si no mantienes relaciones sexuales (...) Antes de que un hombre eyacule, su aparato reproductor libera el líquido preseminal. Aunque no es común, a veces los espermatozoides vivos están presentes en el líquido preseminal, lo que significa que también pueden causar un embarazo”, explica la ginecóloga Kate Shkodzik para ‘Flu’.

Sexualidad femenina

Las hormonas también se elevan

Los cambios que puede traer la ‘pérdida de la virginidad’ no son solo a nivel físico; todo lo contrario, la elevación de los niveles de serotonina y oxitocina, liberados en el acto, puede generar también el aumento de la felicidad. Así que no se le haga extraño que después de iniciar su vida sexual, experimente sensaciones de alegría, confianza y comportamiento social.

“Se disparan los niveles de serotonina y oxitocina y, también, la prolactina en algunos casos. Esto produce un efecto antidepresivo, energizante y de relajación, que derivan de la bioquímica sexual”, explica Concha Blasco, ginecóloga miembro de la Asociación de Ginecólogos y Obstetras de Aragón (AGOA), para el diario español ‘El Heraldo’.

El sexo no se limita a aumentar la felicidad, también eleva el autoestima, pues posee un efecto euforizante por la liberación de hormonas. Y, como si fuera poco, disminuye el estrés, al proporcionar una sensación relajante después de consumar el acto.

Cambios en la pelvis

Si las personas se mantienen sexualmente activas, terminarán con un mayor flujo sanguíneo pélvico

La primera vez es diferente en cada caso: mientras unos pueden sentir dolor, otros pueden experimentar placer y, algunos más, pueden percibir ambas. Las personas, por lo general, tienden a notar un cambio en el área alrededor de su pelvis debido al aumento en el flujo sanguíneo. Esto, de acuerdo con Minkin para la revista estadounidense citada, puede tener efectos duraderos incluso después de que haya terminado de tener relaciones sexuales.

“La actividad sexual ayuda al flujo sanguíneo pélvico a largo plazo. Entonces, en general, si las personas se mantienen sexualmente activas, terminarán con un mayor flujo sanguíneo pélvico”. Esto, traducido en cambios físicos, quiere decir que, tras la primera relación -y entre más constantes sean- el cuerpo lubricará regularmente el área que rodea la vulva, haciendo la actividad sexual más cómoda.

Tampoco hay que olvidar que así como los senos, la pelvis y la vagina sufren cambios sutiles, el clítoris también puede hacerlo. Después de hincharse en el acto sexual, Minkin explica que jamás volverá a ser el mismo: “Su área vaginal no olvidará este patrón de expansión y contracción, y volverá a él una y otra vez en otras situaciones excitantes”.

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