Redacción El País
La higiene personal es esencial para la salud, y una de las preguntas más comunes es cuántas veces a la semana deberíamos bañarnos. Mientras muchos creen que es necesario hacerlo a diario, otro grupo de expertos asegura que esta práctica puede no ser tan beneficiosa para la piel.

La mayoría de las personas, según sus posibilidades y costumbres, se baña todos los días. Sin embargo, algunos optan por hacerlo con menor frecuencia, ya sea día por medio o incluso más espaciado. Esta variación puede depender de varios factores como el clima en el que se vive, la biología personal y la frecuencia con la que se realiza actividad física.

Mantener una buena higiene es vital para la salud. El baño diario con agua y jabón elimina la transpiración, la suciedad y los residuos acumulados en el cuerpo, además de prevenir infecciones y mantener la piel en buenas condiciones. Sin embargo, el debate surge en torno a la frecuencia ideal para hacerlo.

Si bien bañarse regularmente es esencial para estar limpios, algunos especialistas advierten que hacerlo todos los días podría tener efectos negativos. Afirman que el agua, junto con los productos de limpieza, puede eliminar los aceites naturales de la piel, lo que puede ocasionar resequedad e irritaciones indeseadas.

La recomendación de los expertos varía. Aunque muchos coinciden en que bañarse a diario es la mejor manera de mantener una higiene adecuada, otros sugieren que hacerlo cada dos días, o incluso tres veces por semana, puede ser suficiente dependiendo del estilo de vida de cada persona.

La realidad es que la necesidad de un baño diario depende de factores individuales, como el tipo de piel, la actividad física que se realice y las condiciones climáticas en las que se viva. Por ejemplo, en climas cálidos o tras realizar ejercicio intenso, un baño diario podría ser indispensable. Pero en entornos fríos o menos exigentes físicamente, podría no serlo tanto.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que no es necesario bañarse durante largos períodos. De hecho, recomiendan duchas de no más de cinco minutos, utilizando agua tibia y jabón neutro, preferiblemente sin perfume, para evitar irritaciones en la piel.

Además, la OMS hace hincapié en la importancia de higienizar adecuadamente las zonas del cuerpo más propensas a generar olores, como las axilas, los genitales, los pies y las ingles, para mantener una limpieza eficiente sin necesidad de excederse.

En definitiva, la frecuencia con la que cada persona debería bañarse depende de sus circunstancias individuales. La clave está en encontrar el equilibrio entre la higiene adecuada y la preservación de la salud de la piel.