Redacción El País
Uruguay cuenta con más de 600 kilómetros de costa, hogar de ecosistemas únicos y un destino predilecto para locales y turistas durante el verano. Sin embargo, el aumento de las actividades humanas en estas zonas también incrementa la contaminación, amenazando tanto la biodiversidad como la calidad de las playas. La gestión de residuos y la adopción de prácticas sostenibles son fundamentales para evitar un impacto negativo irreversible.

Los desechos que llegan al mar —ya sea desde actividades recreativas, el turismo o las corrientes que arrastran basura desde zonas urbanas— representan una de las principales amenazas para los ecosistemas costeros. Los plásticos, que constituyen más del 80% de los residuos encontrados en las playas, tardan cientos de años en degradarse, afectando la fauna marina que los ingiere o queda atrapada en ellos.

Según datos de organizaciones ambientales locales, cada verano se recolectan toneladas de basura en las playas uruguayas. Este problema no solo afecta la fauna y flora del lugar, sino también la economía turística y la salud humana, ya que el deterioro de las playas reduce su atractivo y pone en riesgo la calidad del agua.

1. Llevarse los residuos
El primer y más sencillo hábito es llevarse toda la basura generada durante la jornada en la playa. Bolsas reutilizables, envases retornables y botellas reutilizables son aliados clave para reducir los desechos.

2. Participar en jornadas de limpieza
Varias organizaciones uruguayas, como Oceanosanos y Fridays For Future Uruguay, organizan limpiezas costeras durante el verano. Sumarse a estas iniciativas no solo ayuda al medioambiente, sino que también promueve la educación ambiental en la comunidad.

3. Evitar productos plásticos de un solo uso
Optar por alternativas como vajilla biodegradable, bolsas de tela y sorbetes de acero inoxidable es un paso importante para reducir la generación de residuos plásticos en las playas.

Foto: Freepik.

4. Respetar las normativas locales
Muchas playas uruguayas tienen normas específicas para preservar su ecosistema, como áreas protegidas donde está prohibido acampar o encender fogatas. Respetar estas reglas es esencial para garantizar su conservación.

5. No alimentar a la fauna silvestre
Aunque puede parecer inofensivo, alimentar a las aves y otros animales marinos altera sus hábitos naturales y puede dañar su salud. Además, dejar restos de comida en la playa contribuye a la contaminación.