El Tiempo/GDA
El próximo 29 de setiembre se celebra el Día Mundial del Corazón, es una fecha importante para crear conciencia sobre las enfermedades cardiovasculares. Casi 20 millones de personas mueren al año en el mundo por estas enfermedades, y más del 60 % de estas se podrían evitar.
Esta cifra, que debería ser alarmante porque está muy por encima de otras patologías o causas de muerte, representa o simboliza la enorme frustración que tienen los cardiólogos: ver cómo día a día aumenta el número de muertes por enfermedades cardiacas que pueden prevenirse.
Para Luis Moya Jiménez, presidente de Liga Contra el Infarto y la Hipertensión “hoy los médicos somos capaces de salvar casi al 90 % de los pacientes que llegan a urgencias con infarto, pero no de evitar que los tengan. El grave problema es que la población en general no cree o no sigue las recomendaciones de llevar una vida saludable, que es, en últimas, la única forma realmente eficaz de prevención”.
El especialista asegura que ganan las propagandas de hábitos no saludables y el aceleramiento de la vida actual, con el aumento de las comidas chatarra, de alimentos procesados, de sal, y azúcar, todo reflejado en el incremento de las cifras de colesterol, la obesidad, la diabetes, la hipertensión y, por otro lado, el sedentarismo extremo que tiene cada vez a más niños con sobrepeso.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se espera un incremento de 30 millones de muertes anuales por las enfermedades cardiovasculares para 2030.
Por eso, desde el año 1993 la Liga Colombiana Contra el Infarto y la Hipertensión creó el Día de Prevención Contra el Infarto y la Hipertensión, que posteriormente se extendió a toda Suramérica con auspicio de USCAS (Unión de Sociedades de Cardiología de América del Sur). Y en 2002 la Federación Mundial del Corazón estableció el 29 de septiembre como el Día del Corazón con el único fin de llamar la atención mundial para dar a conocer los factores de riesgo que llevan a estas enfermedades.
El doctor Moya recalca que es importante reconocer la labor del corazón. Es un órgano que trabaja permanentemente bombeando cinco litros de sangre por minuto, o el equivalente a 8.000 litros al día sin parar un minuto, desde antes del nacimiento y hasta nuestro último suspiro de muerte. Lo mínimo que merece, dice, es que cada uno sea responsable de él, que reconozcamos sin importar la edad que tenemos que facilitar su trabajo y así bajar el riesgo de muerte o complicaciones mayores que nos limitan una vida normal.
Desde la Liga entregan cuatro consejos básicos: cuidar la dieta, practicar actividad física, no fumar y acudir al médico cuando sea preciso y preventivo. Así de simple. Estas son las cuatro grandes recomendaciones que acordaron en 2004 y que no ha cambiado la Asociación Americana del Corazón, la Asociación Americana de Diabetes y la Sociedad Americana de Cáncer.
Solo hay tres factores que no son modificables: los antecedentes familiares, la edad y el género (el hombre es de más riesgo); y el resto son todos fácilmente controlables (hipertensión, diabetes, colesterol, sedentarismo, obesidad y sobrepeso, tabaquismo, estrés y frecuencia cardiaca).
“Es responsabilidad de cada uno. No es el médico, no es la EPS, no es el sistema de salud, es usted el responsable de su corazón. Sabemos que esta enfermedad es una verdadera epidemia de aterosclerosis, pero lo que no es perdonable es que sea una pandemia de ignorancia”, puntualiza el doctor Moya.