Cura alergias que parecen intratables: médico uruguayo revierte diagnósticos con inmunoterapia y alimentación

El doctor García Villanueva convivió con los síntomas de la alergia durante mucho tiempo, pero creó un método para superarlos y hoy ayuda a otros a hacerlo.

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Alergia
Mujer con alergia.
Foto: Freepik.

Las alergias pueden ser desesperantes, y el doctor Alberto García Villanueva lo sabe de primera mano. Llegó a tener siete choques anafilácticos graves —una respuesta alérgica extrema— que casi le costaron la vida. Además, de joven convivió con síntomas como fiebre, dolor de garganta y de cabeza, problemas en la voz, aliento fétido y mucha picazón. Hoy, cuenta que ha logrado revertir su diagnóstico y acompaña a sus pacientes en el mismo camino.

Lo suyo no tiene cura; no la busque, porque no encontrará nada. Eso le había dicho un profesor de la facultad —un médico con más de 20 años de experiencia— cuando García Villanueva comenzaba la carrera de Medicina. Fue algo difícil de escuchar, pero, a la vez, desafiante. “Ahora tengo una respuesta para mi profesor”, sostiene, al conversar con El País sobre su experiencia tratando afecciones supuestamente incurables.

— ¿Cómo llegó a controlar sus reacciones alérgicas y las de sus pacientes?
— Encontrando una conexión entre alergia, dermatología y neumología. Fue un largo camino. Las personas podemos, con fines administrativos, separar las funciones de nuestro cuerpo, pero el organismo es uno integrado y funciona de esa manera. El aparato inmunológico, el respiratorio, la piel con toda su complejidad y extensión; todo forma parte de un todo y eso permite entender por qué me puse a recorrer este camino de combinar especialidades como la de alergólogo, médico dermatólogo y neumología. De esta última no me recibí, pero siempre seguí formándome en el área.

— ¿Hoy no tiene ninguno de los síntomas que padecía de joven?
— En absoluto. Es más: la gente con alergias tiene una gran vulnerabilidad, y hasta los 35 años me contagiaba de todos los pacientes a los que visitaba. Pero llegué a controlar mi situación de tal forma que ahora, con 77 años, hace tiempo que no mantengo un estado gripal ni una virosis. Cuido mis mucosas a través de lo que he aprendido y lo que enseño a la gente.

— ¿Qué tipo de afecciones ha logrado controlar?
— Asma, dermatitis atópica y edema de Quincke, entre otras, y también casos de laringitis, broncoespasmo, rinitis alérgica y eccema localizado. Hay gente que ha tenido asma o dermatitis durante 20 años y no podía vestir un bañador para ir a la playa ni acercarse a ese sueño de tener una familia. Los he visto llegar y quedar impecables. Lo cuento y me erizo. En el caso de los niños, sus padres notan un cambio en la conducta: es el mismo chico, pero mucho más sociable, menos conflictuado, de sonrisa amplia al despertar, porque descansó bien, sin picazón, sin interrupciones. Quedan impactados.

Me siento muy motivado al punto de que hace 17 años que tengo la posibilidad de jubilarme y no lo hago. Cada vez tengo más nanas de la edad, pero las ganas de seguir siendo útil me dominan.

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Doctor Alberto García Villanueva.
Foto: Freepik.

— ¿Cómo es el tratamiento que aplica en sus pacientes?
— Lo primero es una adecuación de los alimentos en base a su capacidad antigénica y su digestibilidad. Todos los alimentos, desde el más inocuo hasta el más complejo, tienen un efecto sobre el sistema inmune. Esto es así por las mucosas que se encuentran en el aparato digestivo; en la faringe, la hipofaringe y el esófago superior, medio e inferior. No hay ninguna comida que no tenga un efecto inmunogénico, pero logré desarrollar un plan de alimentación que confiere una capacidad mínima de generar una reacción alérgica.

Un paciente lleno de síntomas —crisis de apnea, broncoespasmo, ataques de asma, laringitis— muchas veces llega a la consulta inmediatamente después de un evento importante, como un cumpleaños o un casamiento, con toda su mucosa nasofaringolaringoesofágica inflamada, al rojo vivo. Y lo cierto es que ni recurriendo al antialérgico más avanzado se logran resultados más rápidamente que suspendiendo lo que irrita al organismo, como los alimentos a los que estamos acostumbrados a comer en Uruguay: pizzas, aderezos, picantes, procesados y carnes rojas, entre otros.

— ¿Solo adecuando la dieta uno puede olvidarse de las reacciones alérgicas?
— El tratamiento implica, por un lado, asegurarle al paciente una dieta que no sea agresiva, que no genere dolor ni respuestas severas. Y, por otro lado, está la inmunoterapia, es decir, la administración de antígenos a través de vacunas. Estos antígenos son las sustancias que normalmente agreden al organismo en condiciones derivadas de una alimentación inadecuada, pero, administradas en dosis minúsculas, permiten generar los anticuerpos necesarios para proteger al paciente de forma estable. Con esos dos recursos —inmunoterapia y cuidado de la alimentación— manejo la respuesta inmunitaria. No se requiere ningún otro medicamento.

— ¿Es un tratamiento de por vida?
— La inmunoterapia se hace cada vez más espaciada hasta que el paciente se da cuenta de que no necesita más vacunas. Puede ser cada 5 días, luego cada 7, cada 14, cada 21… Así hasta que la persona haya generado los anticuerpos necesarios. En adelante, solo necesita orden. Al ir a la cama el estómago debe estar vacío; a lo sumo algún vegetal sin aceite, con limón y sal, o alguna verdura cocida. Nada de azúcar ni de ácidos. En épocas de predominio de virus –otoño e invierno–, nunca comida picante, cazuela de mondongo, embutidos, alcohol. Si el paciente lo entiende, no necesita que el médico esté presente.

García Villanueva está disponible a través de su página web www.asmaypicazon.com.

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