Milenka Duarte, El Comercio - GDA
La visión es uno de los sentidos más importantes y complejos del ser humano, puesse calcula que hasta el 80% de todos los estímulos que percibimos nos llegan a través de la vista, la cual nos permite procesar una gran cantidad de información fundamental para nuestra interacción con el entorno y para realizar diversas actividades diarias, además de desempeñar un papel crucial en la comunicación no verbal, el aprendizaje y la movilidad. Sin embargo, este sentido puede ser muy frágil debido a la susceptibilidad de los ojos a diversas enfermedades, es por ello que, a nivel mundial, más de 2200 millones de personas sufren de deterioro visual y ceguera, condiciones que afectan progresivamente la visión en personas de todas las edades, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ciertamente, las afecciones en el sistema visual humano pueden deberse a la exposición a factores externos o genéticos, al estilo de vida, a enfermedades sistémicas o al envejecimiento, siendo la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) una de las que más prevalece entre la población. Básicamente, esta es una enfermedad ocular crónica y progresiva que afecta- en su mayoría- a personas mayores de 50 años, por lo que es considerada como la principal causa de ceguera en occidente y la tercera causa de pérdida de la visión más común en el mundo, después de la catarata y el glaucoma, explica el optómetra Gerardo Andrés Dussán Torres en una publicación de la revista colombiana Ciencia y Tecnología para la Salud Visual y Ocular.

De acuerdo con Dussán, esta es una enfermedad degenerativa de los fotorrecepctores- los bastones y los conos- y del epitelio pigmentario de la retina. En concreto, este es un problema de salud ocular que ocurre en la mácula, la cual es una pequeña área de la retina ubicada en la parte posterior del ojo, además de ser la responsable de la visión central y de los detalles finos, ya que nos permite leer, reconocer rostros y realizar tareas que requieren de una visión nítida.

“En la actualidad, se desconocen las causas exactas de la DMAE; no obstante, los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de la enfermedad, tabaquismo, dieta rica en grasas y obesidad”, asegura Diana López, gerente médico de oftalmología de Roche.

Por lo general, como refiere el optómetra, los principales síntomas de la degeneración macular asociada a la edad son: distorsión de objetos y de líneas, reducción notaria de la agudeza visual, visión borrosa, sensibilidad creciente a la luz y sensación de tener de manera permanente un punto oscuro en el centro del ojo.

La degeneración macular asociada a la edad se clasifica en dos tipos, por un lado, la DMAE seca, la cual es la más común y se caracteriza por la presencia de drusas y adelgazamiento progresivo de los tejidos de la mácula, por lo que la visión central se deteriora lentamente con el tiempo, mientras que, la DMAE húmeda, suele ser más agresiva, pues se forman nuevos vasos sanguíneos anormales debajo de la retina, los cuales pueden filtrar líquido y sangre, generando así un daño rápido y severo en la mácula, motivo por el cual, se produce una pérdida de visión central significativa en poco tiempo, indica López.

Desde luego, es crucial que las personas mayores de 50 años que experimentan cambios repentinos en su visión deben ser evaluadas por un médico oftalmólogo lo antes posibles, es por esta razón que, es sumamente importante realizarse pruebas oftalmológicas periódicas con equipos actualizados, además de tener un seguimiento adecuado para obtener un mejor pronóstico y así, poder establecer un plan de acción, expresa la especialista de Roche.

En principio, como destaca el National Eye Institute (NEI), se debe realizar un examen completo de los ojos con dilatación de las pupilas, el cual es una prueba muy sencilla e indolora. Básicamente, el oftalmólogo coloca unas gotas en los ojos para dilatarlos y emplea un instrumento especializado para examinar la parte posterior del ojo, con el objetivo de detectar drusas, es decir, un aspecto moteado que se genera por depósitos amarillos que se forman en la retina. Asimismo, se puede llevar a cabo una angiografía con fluoresceína, por lo que es necesario inyectar un tinte en el brazo y, posteriormente, con una cámara especial, se toman varias fotos a medida que el tinte se desplaza a través de los vasos sanguíneos, lo cual permite evaluar la presencia de alteraciones en la retina.

En definitiva, el tratamiento depende de la etapa y el tipo de degeneración, puesto que actualmente, no hay un tratamiento para DMAE seca temprana, pero se pueden tomar medidas para frenar su progresión, lo que incluye una dieta rica en antioxidantes y ácidos grasos omega-3, dejar de fumar y hacer ejercicio con regularidad. Sin embargo, si la persona padece de una DMAE seca intermedia en uno o ambos ojos, pueden tomar una formulación con dosis altas de vitaminas y minerales que puede ayudar a reducir el riesgo de la pérdida de la visión, según el NEI.

Por otro lado, si se trata de una DMAE húmeda existen algunas opciones de tratamiento, como las inyecciones intravítreas, que consisten en la administración de medicamentos antiangiogénicos o anti-VEGF (factor de crecimiento endotelial vascular) que bloquean el crecimiento de los vasos sanguíneos anormales y previenen la filtración de líquido y sangre en la mácula. También se puede emplear una terapia fotodinámica, que es una combinación de inyecciones y tratamiento con láser, precisa el National Eye Institute

Por último, es fundamental tomar en cuenta que, las enfermedades oculares han incrementado debido al aumento de la esperanza de vida; sin embargo, hoy en día la disponibilidad de herramientas de diagnóstico y de tratamiento oportuno son cada vez mayores. Por consiguiente, Diana López recalca la importancia de que todas las personas tengan la posibilidad de acceder a la información para que puedan tomar decisiones más conscientes y así, puedan recibir la atención más adecuada, con el fin de preservar la salud visual.