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"Dejá que tus hijos coman lo que quieran": una activista comienza la lucha contra el mandato social de la delgadez

En la era de los fármacos para bajar de peso, la “activista gorda” Virginia Sole-Smith inspira y enfurece a sus seguidores al compartir cómo educa a sus hijas en cuanto a la comida.

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Virginia Sole-Smith
Foto: Difusión.

Lisa Miller - The New York Times
Hace un año, Virginia Sole-Smith publicó "Fat Talk: Parenting in the Age of Diet Culture", una guía para ayudar a los padres a lidiar con su malestar y ansiedad ante el peso y la comida. En un momento en que fármacos similares a Ozempic permiten adelgazar, Sole-Smith se ha convertido en una de las activistas de la gordura más visibles de Estados Unidos, denunciando los prejuicios y la discriminación que sufren las personas con cuerpos grandes.

Sole-Smith reivindica su propio derecho a ser “gorda”, el adjetivo preferido en su rincón de internet. En casa de Sole-Smith, no hay alimentos “buenos” o “malos” ni “sanos” o “no sanos”. Al liberarse a sí misma y a su familia de normas sobre la alimentación, Sole-Smith cree que tendrá más posibilidades de criar hijos orgullosos de sus cuerpos, que confíen en sí mismos para disfrutar la comida y se levanten de la mesa cuando estén llenos. Sirve el postre y los aperitivos junto con el plato principal; sus hijos pueden comer en cualquier orden.

El libro es, en cierto modo, el manifiesto de Sole-Smith para liberarse de lo que los obstruccionistas llaman “cultura de la dieta”: la enorme presión que sienten las mujeres para ser delgadas y criar hijos delgados. Durante muchos años Sole-Smith cubrió temas de salud y sus reportajes sobre la búsqueda de la delgadez provocaron su actual rechazo ante esa idea.

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Foto: Pickpik.

Para Sole-Smith, la “cultura de la dieta” ha llegado a simbolizar todas las aplastantes expectativas bajo las que viven las mujeres. En su boletín Substack y su podcast, Burnt Toast, se pregunta si ajustarse a un presupuesto doméstico, cultivar un huerto solo con plantas autóctonas o limitar el tiempo que pasan los niños frente a las pantallas pueden considerarse dietas.

Sole-Smith se separó de su esposo, Dan Upham, en junio y ha tenido que reconsiderar muchos rituales familiares, incluida la cena. Sole-Smith y Upham intentaban cenar a la misma hora, pero, cuando se separaron, ninguna de sus hijas quería venir a la mesa. Entonces, Sole-Smith encontró una solución: las liberó de la presión de conversar educadamente y les permitió leer en la mesa.

Sole-Smith ha surgido como una voz inspiradora y exasperante sobre el tema de los cuerpos en un momento en que no hay zona neutral. Desde que "Fat Talk" se convirtió en un éxito en ventas del Times en mayo, su podcast Burnt Toast ha crecido hasta alcanzar casi 50.000 suscriptores. En la encuesta de lectores de Sole-Smith, cerca de la mitad de su audiencia se identificaba como “gorda”. En Burnt Toast, no se permiten comentarios a favor de la pérdida de peso.

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El segundo libro de Virginia Sole-Smith, un éxito de ventas.
Foto: Difusión.

El diez por ciento más ferviente de los suscriptores de Burnt Toast paga 50 dólares o más al año por contenidos adicionales, lo que proporciona a Sole-Smith un salario anual de casi 200.000 dólares, el doble de lo que ganaba como escritora independiente.

Sole-Smith se basa en estudios científicos para reforzar su mensaje. Los datos demuestran que avergonzarse por el peso está relacionado con la depresión, la ansiedad y el aislamiento social, así como con una mala condición de salud física. Es muy difícil mantener una pérdida significativa de peso con dietas. Los prejuicios de los médicos pueden llevar a evitar la atención médica y empeorar la salud. Los trastornos alimenticios son frecuentes en las personas de talla grande.

“Las consecuencias están claramente demostradas”, afirmó Kelly Brownell, profesor emérito de políticas públicas de la Universidad de Duke que lleva cinco décadas estudiando la obesidad y su prevención. “Son de naturaleza social, psicológica y médica también. Si sumamos todo eso, está claro que el estigma del peso repercute en la salud”.

La relación entre peso y salud es extremadamente compleja y los estudios longitudinales no pueden predecir la vulnerabilidad de un individuo ante las enfermedades. Aun así, décadas de investigación demuestran una fuerte asociación entre el exceso de grasa y un mayor riesgo de cinco de las diez principales causas de muerte en Estados Unidos: enfermedades cardiovasculares, cáncer, accidentes cerebrovasculares, diabetes y enfermedades hepáticas.

“Creo que es posible tener en mente que la condición de la obesidad es preocupante y, al mismo tiempo, proteger los derechos de las personas que la padecen”, señaló Brownell. “Se puede pensar en muchos otros paralelismos, como la depresión o el alcoholismo, en los que no se quiere estigmatizar a las personas que sufren estos padecimientos —está claro que tienen efectos negativos—, pero eso no significa que se descarten los estragos de esas enfermedades”.

Como la mayoría de las personalidades de internet, Sole-Smith usa su identidad —una madre de los suburbios segura de sí misma— para favorecer su grito de guerra: un cuerpo no es un problema que deba resolver nadie. Sole-Smith no discute que, en algunos casos, el exceso de grasa pueda contribuir a enfermedades, pero cree que el estigma del peso es “la base de todo lo relacionado con el peso y la salud que nadie ha analizado durante demasiado tiempo”. Forma parte de un díscolo grupo de activistas y defensores que se hacen oír mientras sostienen que la verdadera epidemia son los prejuicios, no la obesidad.

¿Cómo se supone que debe ser tu cuerpo?

Sole-Smith fue criada por padres divorciados en un barrio privilegiado. Por el lado paterno Sole-Smith pertenece a la familia que fundó H. D. Smith, un mayorista farmacéutico. “Fue el trasfondo de mi vida y sí la moldea”, comentó Sole-Smith. “Le proporciona mucha seguridad financiera a mi familia”, añadió.

Sole-Smith empezó a escribir en revistas femeninas a principios de la década de 2000, cuando “delgada” equivalía a “sana”. No se consideraba una persona a dieta, pero programaba su jornada laboral en torno al gimnasio, que a su vez se programaba en torno a repeticiones de episodios de The West Wing, porque, relató, “solo podía soportar la caminadora si estaba viendo esa serie”.

No empezó a reconsiderar su relación con la comida y la grasa hasta 2013, cuando a Violet, que entonces tenía 4 semanas, le diagnosticaron un defecto cardiaco congénito grave. Violet requirió una decena de cirugías y durante la mayor parte de sus dos primeros años de vida fue alimentada a través de tubos. Una de las consecuencias fue que, cuando se hizo físicamente fuerte, no sabía cómo comer.

El primer libro de Sole-Smith, "The Eating Instinct: Food Culture, Body Image, and Guilt in America", publicado en 2018, describió cómo aprendió a renunciar a sus fantasías sobre la maternidad y a alimentar a su hija para que Violet pudiera sobrevivir. Ese primer libro ofrecía la “alimentación intuitiva”, un método de alimentación establecido en la década de 1990 que sugería que todas las viejas reglas — “acábate todo el plato” y “no hay postre hasta después de la cena”— podían descartarse. Cuando Violet tenía 2 años, Sole-Smith y Upham tuvieron que superar sus ansiedades aprendidas de la cultura sobre el azúcar y la grasa en la leche con chocolate. Violet empezó a beber casi 2 litros cada semana.

En Cold Spring, Sole-Smith dijo que hoy escribiría el libro de forma muy distinta. Para empezar, seguía utilizando las palabras “obeso” y “obesidad” sin matizarlas. Y, en parte, culpaba a las personas con cuerpos más grandes por su falta de disciplina. “En aquel momento, seguía pensando que un cuerpo gordo era un problema a resolver”, afirmó, “en cambio, ahora sé que así se supone que debe ser tu cuerpo”.

Un empleo se convierte en una vocación

Sole-Smith no tuvo un momento específico de radicalización. Fue más bien un cambio gradual de perspectiva. Después del debut editorial, empezó a encontrar ideas con las que antes no había lidiado, contó.

En 2019, Sole-Smith leyó "Fearing the Black Body: The Racial Origins of Fat Phobia", de Sabrina Strings, socióloga de la Universidad de California, campus Santa Bárbara, que replantea la preocupación cultural y médica por la obesidad como “una forma de elaborar y legitimar jerarquías de raza, sexo y clase”.

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Foto: Pexels.

Sole-Smith empezó a asimilar la crítica capitalista más amplia: incluso el activismo contra la gordura había sido adoptado por las revistas femeninas, los anunciantes y las empresas de aptitud física y convertido en “positividad corporal”, una versión desfigurada que “en realidad se centra, como ya sabemos, en las mujeres blancas ‘gorditas’ como yo”, dijo Sole-Smith, utilizando el identificador que aprendió en aquel entonces.

Sole-Smith empezó a sentir que su especialidad como trabajadora independiente, analizar estudios de investigación sobre obesidad para editores de publicaciones convencionales, era “agotadora y no marcaba un cambio notable”. Cada vez le parecía más que el problema era la discriminación, no demostrar o refutar que el exceso de grasa enfermaba a la gente. Upham vio cómo se producía un cambio en ella. “Cuando trabajaba en revistas, era un trabajo. Esto se parecía más a una vocación”, señaló.

En septiembre de 2020, Sole-Smith escribió: “¿Y si los médicos dejaran de recetar la pérdida de peso?”, un artículo que evocaba la analogía entre el estigma del peso y el racismo. Para entonces, ya había dejado de intentar vestirse para restarle notoriedad a su figura. Había empezado a usar, de manera definitiva, tallas grandes y encontró la libertad en al fin aceptarse.

Respondiendo a los críticos comiendo ‘brownies’

Ozempic se convirtió en una obsesión nacional en el invierno de 2023, justo cuando Sole-Smith se dirigía a promocionar su segundo libro, lo que le dio una presencia en el ciclo de noticias que no podría haber previsto.

En enero de ese año, Sole-Smith escribió un artículo de opinión en respuesta a las nuevas directrices publicadas por la Academia Estadounidense de Pediatría, que recomendaban fármacos similares a Ozempic para un subgrupo de niños obesos de hasta incluso solo 12 años. El primer capítulo de "Fat Talk" se titula “El mito de la epidemia de obesidad infantil” y en su artículo escribió: “No podemos resolver el sesgo antiobesidad haciendo que los niños gordos adelgacen”.

Esta opinión provocó una protesta. Barry Reiner, endocrinólogo pediátrico de Baltimore, estaba “personalmente enfurecido”, dijo. Históricamente, la diabetes tipo dos ha sido una enfermedad de inicio en la edad adulta, pero “en los últimos años, he visto muchos más casos”, reveló Reiner.

Otro experto, Ted Kyle, criticó a Sole-Smith por ignorar los datos. Incluyó el enlace a un estudio de la Universidad de Yale que mostraba un aumento de la prevalencia de la enfermedad del hígado graso durante la pandemia entre los niños con obesidad, un padecimiento que puede conducir a “cáncer de hígado, cirrosis y muerte”.

Sole-Smith contraatacó con un análisis político. “Celebrar un cuerpo blanco y delgado como el cuerpo ideal es una forma de satanizar a los cuerpos negros y morenos, a los cuerpos más grandes, a cualquiera que no encaje en esa norma”, señaló. Como era de esperar, las redes sociales estallaron.

En mayo, después de que "Fat Talk" llegara a la lista de los libros más vendidos, Sole-Smith dio una vuelta olímpica en Instagram. Con un vestido rosa brillante, publicó algunos de los mensajes de odio que había recibido. “Ya veo por qué estás soltera. Nadie quiere pasar tiempo con una gorda aguada que se atasca de pizza”, decía uno de ellos. Mientras estas notas aparecían en la pantalla, ella comía sin remordimientos un “brownie”.

Sole-Smith habla de todas las formas en que cada persona socava su propia salud, por ejemplo, bebiendo alcohol o renunciando al gimnasio. Durante la cena, volvió a surgir la cuestión de la autonomía, de un modo más filosófico. Le pregunté a Sole-Smith qué significaba tomar decisiones poco óptimas sobre la salud personal en nombre de la autonomía cuando otros dependen de ti.

“La salud es un recurso y un privilegio al que mucha gente no tiene acceso”, empezó Sole-Smith. Hay madres que consumen sustancias, madres mayores y madres con problemas de salud congénitos. Ningún padre tiene la obligación de procurar una buena salud y creer que es así “es fundamentalmente una perspectiva muy capacitista”, respondió.

“¿La salud consiste en que me coma este brócoli para cenar? ¿O es saludable que hoy haya logrado tener unos minutos de conexión con mi hija?”.

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Foto: Flickr.

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