Aunque siempre existieron -y siempre molestaron a quienes duermen al lado-, los ronquidos no fueron tema central de preocupación médica, sino hasta las últimas décadas. Su primer registro en un documento escrito data del siglo XIX, aunque se mencionan por la literatura, no como un tema de salud. De hecho, hasta no hace tanto, roncar era considerado sinónimo de dormir bien, pero nada más lejano a la realidad.
“Se pensaba que roncarse todo era que tuviste el mejor descanso de tu vida y nada que ver. ¡Y menos para los convivientes!”, dijo a El País la doctora Carina Almirón, otorrinolaringóloga, que junto a su colega Rosario Eugui, están en camino de ser las primeras especialistas uruguayas diplomadas en roncopatías y cirugía del sueño.
Las dos profesionales finalizarán este año su especialización, que concluirá con una residencia de seis meses en un hospital universitario de México, donde realizarán prácticas quirúrgicas, y desde el año que viene, con un equipo multidisciplinario -que ya está en formación- pondrán en marcha este nuevo nivel de atención en Uruguay.
Se le llama cirugía del sueño al conjunto de técnicas quirúrgicas que se realizan sobre la vía aérea superior con el objetivo de mejorar el flujo respiratorio y así manejar el ronquido y la apnea obstructiva del sueño.
¿Qué son las roncopatías?
“Los ronquidos son un fenómeno acústico, un ruido que se produce porque vibran las estructuras de la orofaringe cuando el aire es inspirado y a veces cuando es espirado también”, explicó Almirón. “Lo que nos está mostrando es que existe una resistencia al flujo, al pasaje de aire a través de la vía aérea superior”. Eso se denomina roncopatía.
“La prevalencia de los ronquidos es extremadamente alta a nivel mundial”, agregó la doctora y dio cifras: “El 40% de los hombres y el 20% de las mujeres roncan y este porcentaje aumenta a medida que avanza la edad. A los 60 años, se estima que el 50% de los hombres lo hacen y el 40% de las mujeres también”. En Uruguay no hay cifras actualizadas, pero Almirón adelantó que en 2025 realizarán el primer estudio, cuando comiencen a tratar las roncopatías, ya con su formación internacional terminada.
“No sabemos cuál es la prevalencia de rinitis que hay en Uruguay. La rinitis genera una obstrucción nasal, obliga a respirar por la boca y por eso de noche terminás roncando. Ahora estamos estudiando eso”, indicó.
Además, la profesional explicó que como ya es sabido -aunque no demasiado atendido-, la tendencia a roncar está impulsada también por otros factores, tales como la obesidad, el tabaquismo, la ingesta de alcohol o el consumo de determinados fármacos para dormir (sobre todo los hipnóticos).
Ronquidos y apneas
Hay dos tipos de roncadores: los ocasionales y los crónicos. De los primeros, esos a los que su compañero de cama les dice “ponete de costado” y se soluciona el problema, hablaremos más adelante. Ahora nos ocuparemos de los segundos, los que pueden tener complicaciones en la salud, derivadas de las apneas de sueño que suelen acompañar a los ronquidos.
“Los crónicos son quienes vienen a consultar, la gran mayoría de las veces impulsados por sus parejas. Ellos ni se enteran de lo que roncan”, dijo Almirón. Y es que, a menos de que tenga apnea y esta le ocasione otras consecuencias, el roncador no se despertará, pero sí condicionará el sueño de su compañero de cama.
Las apneas -que son una pausa en la respiración durante el sueño- pueden ser de dos tipos: centrales (son resorte de los neurólogos) y obstructivas, que son las más frecuentes, y son parte del trabajo de la otorrinolaringología.
“En los últimos años, se le está dando más importancia a las apneas, porque antes roncar y hacer pausas era considerado un muy buen descanso. Pero un buen descanso es todo lo contrario: los ronquidos se producen en la etapa profunda del sueño, entonces hay una afectación de la arquitectura del sueño”, explicó la especialista.
Además, a largo plazo, las apneas producen efectos graves, que incluso pueden llevar a la muerte: “Aumentan el riesgo de accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares y tienen una importante incidencia en la hipertensión arterial”, dijo.
“De hecho, hay pacientes que son hipertensos y es difícil controlarlos, porque tienen una apnea que no está diagnosticada o tratada. Son personas que buscan controlar la presión, cuando en realidad no saben que tratando la apnea solucionarían lo otro”, apuntó la médica.
Almirón llamó la atención sobre otro efecto generado por la apnea de sueño, que deja en evidencia la importancia de consultar al médico cuando se la detecta. El efecto es la necesidad de levantarse a orinar durante la noche. En el caso de los hombres mayores de 60 años, esto suele confundirse con problemas de próstata, contó. Y de nuevo, como en el caso de la hipertensión, hay pacientes que terminan sin diagnóstico de la causa subyacente.
A estas consecuencias se suma que la apnea genera somnolencia diurna, porque la persona no descansa. Y esto, que puede parecer menor, demostró ser causa del aumento en los accidentes de tránsito, de peor relacionamiento entre personas, de baja en la capacidad cognitiva y laboral, y aumento del estrés.
¿Dejar de roncar?
Entonces, a la pregunta de si hay solución definitiva para el roncador -y su conviviente-, Almirón respondió: “Para los roncadores crónicos, con apneas moderadas o severas, sí. La solución se llama CPAP”. Esto es la presión positiva continua en la vía respiratoria, que es ejercida por una máquina que usa presión de aire leve para mantener las vías respiratorias abiertas al dormir. Sin embargo, en las apneas leves la respuesta “queda como en una zona gris”, dijo la profesional.
Es ahí cuando los otorrinos actúan en el diagnóstico y la evaluación de las diferentes estructuras de la vía aérea superior.
“Hay que ver dónde se está produciendo el colapso, si es total o parcial, para intentar una solución. Y digo intentar, porque en realidad todo eso forma parte de la cirugía del sueño, que lleva relativamente poco tiempo de desarrollo en comparación con otras especialidades. Por eso nos estamos formando y el mundo se está formando con nuevas técnicas para poder dar la mejor intervención acorde a las personas”, agregó.
Roncadores ocasionales
Excluyendo a los casos más graves, y yendo al roncador ocasional, “si no tiene otra condición que le pueda estar generando el ronquido, como la obesidad, por ejemplo, a esa persona se le puede hacer terapia posicional, para que se acostumbre a dormir de lado”, dijo Almirón.
“Además, está la terapia miofuncional, que se indica tras una evaluación de la musculatura de la lengua y de la orofaringe. Es una serie de ejercicios que se realizan con foniatra”, dijo.
Por otra parte, están los dispositivos nasales que suelen venderse en Internet, y para ellos “la explicación médica es bien clara”, según Almirón: “Son para personas que tienen un colapso de la válvula nasal. O sea, es necesario diagnóstico médico”.
Y después tenemos las otras medidas, que aplican a todo en la vida: evitar el sobrepeso, el alcohol por la noche, no fumar, no hacer comidas copiosas… “Vida sana, eso es para todos”, resumió la doctora.
“Lo bueno que está ocurriendo, no solo acá en Uruguay, sino en el mundo, es que la otorrinolaringología ha empezado a involucrarse con esta patología, que no era tan considerada, no solo por nosotros, sino por muchas especialidades. Nos estamos formando para poder abordar esto, para brindar una mejor atención y solucionar”, apuntó.
¿Humidificar para no roncar?
Si se busca en Internet soluciones al ronquido, muchos encontrarán en artículos de otros países que se recomienda utilizar “humidificadores” y pensarán: “pero si humidifico más mi casa, salgo nadando”. Consultada sobre este punto, Almirón aclaró que “eso depende de cada país, y que acá en Uruguay, como la humedad no es baja, no es necesario. Lo que sucede es que el aire demasiado seco produce una irritación, una inflamación de la mucosa aérea superior, que fomenta que uno respire por la boca cuando está durmiendo”.
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