Por Rosana Decima

El incremento del sobrepeso y de la obesidades uno de los principales problemas de salud pública a nivel mundial. Uruguay está lejos de ser la excepción y esta realidad no distingue entre hombres, mujeres, adultos o niños.

El 4 de marzo se conmemora un nuevo Día Mundial de la Obesidad, una oportunidad para recordar que esta enfermedad no aparece de un día para el otro, ni tampoco se combate fácilmente, pero que sí se puede prevenir y hay mucho por hacer como sociedad.

Gustavo Rodríguez Temesio, profesor de Clínica Quirúrgica II de la Facultad de Medicina y director del Programa de Obesidad y Cirugía Bariátrica del Hospital Maciel, señaló que es una fecha “para reflexionar sobre aspectos relacionados a esta enfermedad crónica y sobre todo para poner arriba de la mesa temas importantes como, por ejemplo, cuál es la respuesta que da el sistema de salud”.

En Uruguay un 65% de los adultos, un 30% de los adolescentes entre 13 y 15 años y casi un 40% de los niños en edad escolar tienen sobrepeso u obesidad, según cifras del Ministerio de Salud Pública.

Para saber de lo que hablamos, según la Organización Mundial de la Salud, se define como con sobrepeso a quienes tienen un índice de masa corporal (IMC) mayor o igual a 25 y obesos aquellos cuyo IMC es igual o superior a 30. Los pacientes con IMC de 40 o más se consideran obesos mórbidos.

De los uruguayos que presentan obesidad severa, solo una pequeña parte tiene acceso al tratamiento adecuado, que requiere cirugía que puede llegar a costar miles de dólares y es el más efectivo.

Desde hace varios años el Hospital Maciel brinda a los usuarios de ASSE en forma gratuita la atención a través del Programa de Obesidad y Cirugía Bariátrica. El equipo multidisciplinario está conformado por cirujanos especializados en cirugía bariátrica, internistas, nutricionistas, psicólogos y psiquiatras, diabetólogos, entre otros.

Rodríguez Temesio detalló que “de 40 pacientes operados por año, unos 300 quedan en lista de espera y de ellos, seguramente muchos mueran esperando, por complicaciones que les trae su enfermedad. Es un porcentaje muy chico el que recibe tratamiento adecuado”. Por eso, insistió en la importancia de visibilizar la enfermedad, para que el tema esté en la agenda política. Esto se puede hacer desde el lado de los trabajadores de la salud, de la industria farmacéutica, de la comunidad científica, pero también pueden colaborar los pacientes mismos, dijo, organizándose para que se hable del asunto.

El lema del Día Mundial de la Obesidad de este año es Cambiemos la perspectiva: hablemos de obesidad y en este sentido, el doctor Gustavo Bruno, especialista en Medicina Interna y profesor adjunto de Clínica Médica III del Hospital Maciel, explicó que es imprescindible hacer un cambio cultural: “Hay que entender a la obesidad como una enfermedad crónica que genera muchos problemas, a nivel de salud, social, laboral, emocional, de pareja, y esto es algo que repercute a nivel país”.

Las causas que llevan a una persona al sobrepeso u obesidad son muchas, por eso es una cuestión que debe abordarse de manera multidisciplinaria. En la raíz puede haber factores biológicos, conductuales, vinculares, económicos, de políticas de salud, entre muchos otros.

Bruno coincidió con su colega en que no se da a la enfermedad la importancia que tiene y resaltó los cambios que hay que hacer, por ejemplo, en la alimentación desde la primera infancia: la comida rápida, los ultraprocesados, todo eso que es común en las viandas infantiles, no hacen más que dar comienzo a una dieta que con el tiempo puede desembocar en sobrepeso u obesidad.

Los profesionales explicaron que quienes son obesos durante la niñez, tienen una gran chance de seguir siéndolo de adolescentes y de adultos, y de agravar su situación.

Rodríguez Temesio sostuvo que la obesidad severa produce una disminución en la calidad de vida del paciente. Por lo general se trata de “personas que mueren jóvenes por enfermedades que podríamos haber prevenido”, ya que la obesidad lleva a patologías como diabetes tipo II, hipertensión arterial, hígado graso, cardiopatías, y una lista que lamentablemente sigue.

Pero además de poner el tema en el tapete desde el punto de vista de la salud, aseguró que el Día Mundial de la Obesidad es una instancia para hacerlo con un enfoque que contemple la estigmatización de estos pacientes.

Señaló, por ejemplo, que para una persona con obesidad severa es muy difícil conseguir ropa adecuada, “porque son pocos los lugares que tiene talles tan grandes”. Siguió con los ejemplos y mencionó que “los medios de transporte tampoco están pesados para un volumen corporal importante, hay quienes no entran ni siquiera por la puerta del ómnibus o no pueden subirse a un taxi por la mampara”.

El experto agregó que el ambiente laboral, por lo general es hostil hacia las personas con obesidad, “se da mucho el bullying y las bromas frecuentes terminan siendo agresivas y causan daño. El acceso al mercado laboral también es un problema. Los médicos y el personal de la salud incluso a veces usamos un léxico que no es el adecuado. La discriminación es un hecho”.

“Estamos mirando el problema sin verlo en su real dimensión”, concluyó.

Casi un 40% de los escolares uruguayos tiene sobrepeso u obesidad. Desde UNICEF, organización que desde hace años tiene el tema como uno de los ejes, destacaron que las últimas cifras son preocupantes: pasó del 20.3% en 2004, al 39.4 % en 2019.

El sobrepeso tiene un impacto negativo en la salud física y psicoemocional durante la infancia y la adolescencia, y los niños con sobrepeso tienen el doble de riesgo de hipertensión, mayor predisposición a diabetes, asma, enfermedades del hígado, problemas respiratorios y del sueño.

Además, afecta en su autoestima y aumenta el riesgo de depresión, aislamiento social y menor rendimiento escolar.

Según un estudio de 2018 de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) del casi 40% de los niños mayores de cinco años con exceso de peso, el 22% tiene sobrepeso y el 17% obesidad. Tienen casi seis kilos por encima del peso máximo recomendado para considerar un crecimiento saludable.