Redacción El País
Incluir frutas y verduras en la dieta es esencial para mantener una alimentación equilibrada, especialmente en personas con diabetes. Entre las frutas, el pomelo se posiciona como un aliado clave por sus beneficios únicos para regular los niveles de azúcar en sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina.
El secreto del pomelo: la naringenina
El pomelo es una fruta cítrica rica en un antioxidante llamado naringenina, compuesto que activa proteínas en el hígado responsables de descomponer ácidos grasos. Esto no solo mejora la salud hepática, sino que también potencia la sensibilidad a la insulina, una hormona fundamental en la regulación de la glucosa.
Un estudio de la Universidad de Jerusalén confirmó que la naringenina contribuye a disminuir la resistencia a la insulina, un problema central en la diabetes tipo 2. Consumir jugo de pomelo o su pulpa regularmente puede ayudar a aprovechar estos beneficios.
¿Qué dicen los expertos sobre las frutas en diabetes?
La Asociación Americana de la Diabetes (ADA) asegura que las personas diabéticas pueden consumir cualquier fruta, siempre que no presenten alergias. Sin embargo, es importante priorizar las frutas frescas o congeladas sobre las procesadas, ya que estas últimas pueden contener azúcares añadidos.
Según un meta-análisis publicado en el British Medical Journal en 2014, un mayor consumo de frutas frescas está asociado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Otros beneficios del pomelo para la salud
Además de sus propiedades específicas para la diabetes, el pomelo ofrece:
- Cualidades diuréticas y depurativas.
- Riqueza en nutrientes y vitaminas.
- Alto contenido de agua (90%), ideal para saciar el apetito.
- Bajo aporte calórico en comparación con otras frutas.
Sin embargo, es importante consumirlo bajo supervisión médica, especialmente si se siguen tratamientos farmacológicos, ya que el pomelo puede interactuar con ciertos medicamentos.
El rol del hígado en la diabetes
El hígado desempeña un papel crucial en la regulación de la glucosa en sangre. Problemas como la esteatosis hepática (acumulación de grasa en el hígado) o la inflamación pueden agravar la resistencia a la insulina y dificultar el control glucémico.
El consumo de alimentos como el pomelo, que favorecen la salud hepática y la regulación del azúcar, puede marcar una diferencia significativa en el manejo de la diabetes. Otro ejemplo es la manzana, destacada por su fibra y antioxidantes, que también benefician a quienes padecen esta enfermedad.
Aunque el pomelo no es una solución mágica, su inclusión en una dieta equilibrada, junto con actividad física y control médico, puede apoyar la gestión de la diabetes y prevenir complicaciones a largo plazo. Consultar con un especialista antes de incorporar cambios en la alimentación es clave para obtener los mejores resultados.