Milenka Duarte/El Comercio GDA
El impacto del cigarrillo y el vapeo en órganos como los pulmones, el esófago y la garganta es ampliamente abordado en campañas de salud. Sin embargo, existe un órgano que a menudo se pasa por alto y que también enfrenta riesgos significativos: los ojos.
La exposición al humo del tabaco y los vapores de los cigarrillos electrónicos afecta directamente la salud ocular, lo que causa daños que pueden ser irreversibles.
De acuerdo con la neumóloga Neha Solanki, de la Clínica Cleveland, el humo del tabaco contiene más de 7,000 sustancias químicas, muchas de ellas tóxicas. Estas sustancias no solo dañan órganos vitales como los pulmones, sino que también tienen un impacto perjudicial en los ojos.
“Básicamente, la exposición constante puede reducir el flujo sanguíneo hacia los tejidos oculares, lo que disminuye el suministro de oxígeno y nutrientes esenciales para la salud ocular, incrementando así el riesgo de afecciones visuales”, explicó Solanki.
El efecto del humo del cigarrillo y el vapeo en la salud ocular incluye daños específicos en las capas que conforman la película lagrimal, según detalló María Zúñiga, oftalmóloga de la Clínica Ricardo Palma. Uno de los problemas más comunes es el ojo seco, que se produce debido a alteraciones en estas capas:
Capa acuosa: la evaporación de la lágrima aumenta debido a la disminución de la humedad en la zona periocular.
Capa lipídica: los compuestos volátiles del tabaco, incluyendo los saborizantes presentes en el vapeo, modifican la composición química de los lípidos, incrementando la incomodidad ocular.
Capa mucosa: la producción de células responsables de esta capa se ve afectada, lo que compromete la hidratación de la superficie ocular.
Además, la exposición al humo afecta la córnea, aumentando su sensibilidad. Esto, a largo plazo, puede generar complicaciones adicionales, especialmente en personas que utilizan lentes de contacto.
“Al generar un estrés oxidativo, el tabaquismo acelera el envejecimiento y el deterioro de la retina y el cristalino. En concreto, este proceso que daña las células y los tejidos del ojo debilita las defensas naturales de dicho órgano, aumentando así el riesgo de desarrollar enfermedades oculares, como la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) y cataratas. Además, en personas diabéticas que fuman, el riesgo de retinopatía diabética se incrementa considerablemente debido a la inflamación y la reducción del flujo sanguíneo en los vasos de la retina”, expresó la doctora Karen Barraza Lino, médico oftalmólogo especialista en retina y vítreo.
Por otro lado, el doctor Juan Alberto Dios, oftalmólogo de la Clínica Internacional, destacó los riesgos que enfrentan los fumadores en el nervio óptico. “Un daño en esta zona, que conecta al ojo con el cerebro, puede provocar ceguera”. Asimismo, el consumo de tabaco y vapeo incrementa significativamente los factores de riesgo para el desarrollo de glaucoma.
En términos de otras afecciones, fumar también puede derivar en uveítis, una inflamación de la úvea que genera ojos rojos, dolor y visión borrosa. Además, en casos de enfermedad ocular tiroidea, una afección caracterizada por la protuberancia de los ojos, el tabaco intensifica la inflamación y reduce el flujo sanguíneo hacia los tejidos, complicando el cuadro clínico y aumentando el riesgo de pérdida visual severa si no se trata adecuadamente.
Población vulnerable.
Aunque los fumadores activos son los más afectados por los daños oculares asociados al consumo de tabaco o vapeo, quienes están expuestos al humo de segunda mano también corren un riesgo considerable. Entre los problemas más frecuentes derivados de esta exposición se encuentran las cataratas y la degeneración macular. Según especialistas de la Cleveland Clinic, los niños son particularmente vulnerables a los efectos nocivos del humo, especialmente si la exposición ocurre de forma prolongada y frecuente desde una edad temprana.
Incluso, daños visuales pueden detectarse en menores de seis años tras haber estado expuestos al humo durante el embarazo o los primeros años de vida. Además, la doctora María Zúñiga subrayó que fumar durante la gestación aumenta significativamente el riesgo de que los bebés desarrollen complicaciones neurológicas, como ciertos tipos de meningitis, que pueden provocar daños visuales duraderos.
El tabaquismo durante el embarazo también afecta el desarrollo de los músculos extraoculares, los cuales son esenciales para el movimiento del ojo. Este impacto incrementa la probabilidad de problemas como el estrabismo, comúnmente conocido como ojo perezoso. Asimismo, el consumo de tabaco interfiere en la formación adecuada de la retina, lo que puede derivar en defectos refractivos como miopía, hipermetropía y astigmatismo.
La doctora Valentina Gracia, oftalmóloga de la Clínica OftalmoMedic, destacó que factores como parto prematuro y bajo peso al nacer, asociados al tabaquismo materno, incrementan el riesgo de retinopatía de la prematuridad, una condición que en sus formas graves puede causar ceguera.
Además, fumar y vapear pueden acelerar la progresión de enfermedades oculares preexistentes. En el caso del glaucoma, estas prácticas elevan la presión intraocular, lo que intensifica el daño al nervio óptico y acelera la pérdida de visión.
Por otro lado, los adultos mayores y las personas con condiciones crónicas como diabetes o hipertensión tienen un mayor riesgo de sufrir daños oculares relacionados con el consumo de tabaco o vapeo.
Síntomas.
Según el doctor Juan Alberto Dios, quienes fuman, usan vapeo o están expuestos al humo de segunda mano deben prestar atención a los siguientes síntomas, ya que podrían ser señales iniciales de enfermedades como degeneración macular, cataratas o síndrome de ojo seco. La detección temprana y una evaluación médica oportuna pueden prevenir daños severos:
- Enrojecimiento, picazón o ardor en los ojos.
- Visión borrosa o disminuida.
- Sequedad ocular.
- Ceguera repentina en uno o ambos ojos.
- Sensibilidad a la luz.
- Dolor ocular.
- Cefalea.
- Manchas oscuras o puntos ciegos en el campo visual.
“Es importante tener en cuenta que los efectos del tabaquismo y el vapeo en la salud ocular pueden no ser inmediatos y manifestarse con el tiempo. Por ejemplo, enfermedades como la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) o las cataratas son condiciones que suelen desarrollarse de manera progresiva, con daños acumulativos en los tejidos oculares. El daño a los vasos sanguíneos provocado por las toxinas del tabaco puede no ser evidente inicialmente; sin embargo, estos cambios estructurales pueden resultar en una pérdida significativa de la visión a largo plazo”, sostuvo la doctora Neha Solanki.
Prevención.
El doctor Juan Alberto Dios recomendó tomar las siguientes acciones preventivas:
- Dejar de fumar.
- Evitar el humo de segunda mano.
- Seguir una dieta saludable.
- Usar gafas de sol.
- Controlar la presión arterial y el azúcar en sangre.
- Realizar exámenes oculares regulares.