The Conversation*
Una vez superado el cáncer de mama, la vida no siempre es un camino de rosas. Muchas supervivientes de este tipo de tumores se enfrentan al linfedema, un efecto secundario de su tratamiento poco conocido pero devastador.
Consiste en una complicación difícil que puede aparecer después de tratar el cáncer de mama, provocando que ciertas partes del cuerpo se inflamen, especialmente los brazos. Esta inflamación o hinchazón sucede porque el sistema linfático, que normalmente drena el líquido del cuerpo, puede no funcionar bien después del tratamiento del cáncer.
El problema es que, más allá de los síntomas físicos, el linfedema también afecta cómo se sienten las mujeres con respecto a su cuerpo.
Preocupados por sus consecuencias, un grupo de investigadores de la Universidad Europea decidimos realizar un estudio para entender cómo el linfedema cambia la forma en la que estas mujeres ven sus cuerpos y como les afecta en el día a día. Las conclusiones se publicaron hace poco en Breast Cancer Research.
Para entender mejor la problemática, los investigadores realizamos un estudio con veinte mujeres que pasaron por esta experiencia. También incluimos la opinión de doctores con un profundo conocimiento sobre el tema. Recopilamos toda esta información a través de entrevistas, notas y cartas de las afectadas.
El estudio condujo a dos conclusiones principales. Primero, que el linfedema después de una cirugía de cáncer de mama es considerado por estas mujeres como una nueva enfermedad. Y segundo, que hacer frente a esta nueva situación puede llevar a cambios drásticos en su vida. Las mujeres aprenden a cuidarse de manera diferente y a ver sus cuerpos de manera distinta.
Mirarse al espejo y no reconocerse
Aunque la medicina ha avanzado mucho, vivir con linfedema supone un gran reto. Por un lado afecta a la capacidad de drenar adecuadamente el líquido linfático de la zona provocando hinchazón, endurecimiento de la piel, pudiendo provocar infecciones recurrentes.
Pero no solo afecta al cuerpo, sino también a cómo se sienten estas mujeres, pudiendo afectar a su esfera personal, social y laboral. “Es muy duro mirarse al espejo y verte mutilada y no reconocerte”, o “sentir que tu cuerpo te limita en cosas tan simples como asearte o vestirte”, decía una afectada.
“Te sientes inflada como un balón”, “cuando me veo en una foto no me reconozco” o “estoy obsesionada con dormir con mi brazo elevado para que no se me hinche más” son otros de los testimonios de estas mujeres. Son situaciones que pueden resultar extremadamente duras.
El estudio también ha llegado a la conclusión de que estas mujeres normalmente aprenden a cuidarse de nuevas maneras mostrando una gran capacidad de adaptación. En la nueva situación que les plantea el linfedema, es necesario adaptarse, buscar ayuda y encontrar maneras de sentirse mejor.
Pero más allá de la resiliencia personal, es importante dar a conocer el linfedema y sus posibles tratamientos tanto a los profesionales sanitarios como a las mujeres afectadas. Hoy en día, la terapia compleja descongestiva, basada en drenaje linfático manual, medidas de contención, medidas higiénico-dietéticas y ejercicio, es considerada el tratamiento más adecuado y con mayor soporte científico.
Por eso es tan necesario que la gente sepa sobre la existencia del linfedema, para apoyar mejor a las mujeres que se enfrentan al desafío continuo de vivir con él.
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(*) Artículo escrito por por Carlos Romero Morales, Angela Río-González, Beatriz Martínez, Ester Cerezo-Téllez y Laura González Fernández.