El Tiempo/GDA
Es normal que al inicio de las relaciones amorosas el deseo sexual predomine en la relación, pues en esta etapa es normal que las personas no sientan pudor ni inhibiciones, y no se establecen reglas sobre quién debe dar el primer paso.

Sin embargo, a medida que avanza la relación, algunos empiezan a dudar y hacer suposiciones sobre el deseo del otro. Este conflicto sucede cuando una persona cede sin ganas a los deseos de su pareja, debido a diferencias en tiempos, frecuencia o formas de tener sexo, lo cual, si persiste, genera discronaxias sexuales.

Las discronaxias sexuales se refieren a desacuerdos sobre el momento ideal para tener relaciones. Por ejemplo, uno prefiere la mañana por estar más descansado, mientras el otro prefiere la noche. Con el tiempo, esta falta de acuerdo puede convertirse en una lucha de poder.

Según los psicólogos del portal ‘Aesthesis Terapia Psicológica’, la importancia de la satisfacción sexual en la vida personal y de pareja es algo que influye en el bienestar general y la calidad de vida. Entre los factores que pueden aumentar o reducir el nivel de satisfacción sexual se encuentran:

Variedad en las prácticas sexuales: incluye una mayor variedad de técnicas, posturas, frecuencia de orgasmos y actividades sexuales no coitales.

Aspectos socio-emocionales de la relación: la satisfacción sexual está directamente relacionada con el deseo sexual.

Conocimientos y actitudes hacia la sexualidad: valores religiosos fuertes, actitudes sexuales conservadoras, escaso conocimiento sobre sexualidad y baja asertividad sexual se asocian con menor satisfacción.

Salud física y vitalidad: una salud física deficiente y baja vitalidad se relacionan con una menor satisfacción sexual.

Barreras ambientales: la falta de intimidad puede reducir la satisfacción sexual en la pareja.

El deseo es la primera fase de la respuesta sexual y es esencial para la satisfacción sexual. La psicoterapeuta Esther Perel, consultada por el mismo medio, destaca dos necesidades fundamentales para el deseo: la necesidad de seguridad y la necesidad de novedad. Este equilibrio es crucial para mantener el deseo y, por ende, la satisfacción sexual en una relación.

Perel resalta que el deseo tiene un componente de exploración y curiosidad, necesitando un cierto grado de autonomía y espacio en la pareja para mantenerse vivo. La imaginación también juega un papel fundamental en el deseo, permitiendo anticipar y experimentar la sexualidad de manera creativa.