El Tiempo/GDA
Las lágrimas son un líquido producido por el cuerpo humano y que tiene una gran variedad de funciones, entre las que se destacan el cuidado de la salud ocular, hasta la expresión de las emociones.

Investigaciones realizadas por la Clínica Universidad de Navarra, en España, indican que el cuerpo humano es capaz de producir tres tipos de lágrimas: lágrimas basales, lágrimas reflejas y lágrimas emocionales.

La entidad menciona que las lágrimas basales son aquellas que se producen de forma frecuente y cuyo propósito principal es lubricar y proteger los ojos. Estas son como una película que se renueva constantemente y contiene sustancias como agua, proteínas y lípidos, que nutren la córnea.

Asimismo, menciona que las lágrimas reflejas son aquellas que se presentan como respuesta a irritantes externos, como el humo, polvo, cebolla, entre otros. La principal función de este tipo de lágrimas es limpiar y proteger el ojo de agentes externos y están compuestas principalmente de agua, proteínas y lípidos, pero en mayor cantidad que las lágrimas basales.

Por otro lado, las lágrimas emocionales son aquellas que se relacionan con las emociones o diferentes estados de ánimo y surgen como respuesta a la tristeza, la alegría, la frustración, etc. A diferencia de los anteriores tipos de lágrimas, estas están compuestas de hormonas y proteínas que ayudan a liberar la tensión emocional, esto según la Academia Americana de Oftalmología.

La Clínica Universidad de Navarra menciona que las lágrimas tienen varios propósitos y los ojos las producen de forma constante, asegura que el cuerpo humano es capaz de “fabricar entre 55 y 110 litros de lágrimas al año”.

Las lágrimas son producidas por las glándulas lagrimales situadas en la parte superior de cada ojo, estas también son popularmente conocidas como ‘glándulas de Meibomio’ y son drenadas por los lagrimales, que son los agujeros diminutos que se encuentran en las esquinas de los párpados superior e inferior.

La producción de lágrimas se realiza de forma natural durante toda la vida; sin embargo, cuando llega la vejez, esta disminuye y debe ser estimulada con lágrimas artificiales.

Además, varios estudios han indicado que el cuerpo no es capaz de estar llorando de forma ininterrumpida durante demasiado tiempo. El neurocientífico Eduardo Calixto menciona que el máximo tiempo de llanto ininterrumpido de una persona es de 12 minutos.

“El ser humano no puede llorar más de 12 minutos de forma continua. Esto se debe a que es la reacción que más energía consume en un cuerpo humano”, asegura.