Redacción El País
Ana Mieres, directora técnica de la emergencia móvil de UCM, explicó a El País que lo "fundamental" mientras las temperaturas se mantengan elevadas en esta ola de calor es planificar cuánto esfuerzo físico vamos a hacer y cómo nos vamos a hidratar en las actividades que se realizan en el exterior.

“Por ejemplo, si es una actividad deportiva, es importante estar hidratado y tener ropa que permita que el cuerpo sude y pierda agua, sin generar un efecto de que el cuerpo aumente la temperatura porque no puede evaporar agua. Para eso podemos usar prendas de algodón, de tela dry fit, respirables o que tienen filtro solar”, explicó.

También es importante planificar la hidratación antes, durante y después de hacer la actividad. De acuerdo a lo que indicó Mieres, al exponernos a altas temperaturas nuestro cuerpo comienza a liberar agua a través del sudor para mantener la temperatura óptima de funcionamiento del cuerpo. Si luego no recuperamos esa agua, el cuerpo se deshidrata.

Foto: Ignacio Sánchez/El País.

“La deshidratación en el cuerpo genera afectación en todos los órganos, que comienza con la sensación de sed, luego avanza con la sensación de calor, agotamiento o mareo, y la persona puede terminar haciendo un paro cardíaco. En ese caso es cuándo se termina de configura el golpe de calor”, manifestó.

“Nos vamos a encontrar con una persona con pérdida de conocimiento, que puede estar o no respirando, y lo característico es que tiene la piel seca y caliente. Esa persona como antecedente estuvo expuesta a un ambiente cálido, por un tiempo prolongado, sin hidratación”, planteó.

Foto: Ignacio Sánchez/El País.

Mieres recomendó evitar el consumo de alcohol y bajar a la playa, y optar por bebidas que colaboren de mejor manera con la hidratación del cuerpo, como el agua. "La idea es que no bajemos a la playa entre las 10 y las 18. Y si bajamos a la playa en ese horario, llevar una sombrilla, tener buena hidratación, usar ropa con filtro, usar gorro y protector solar", sostuvo.

Lacantes, niños, adultos mayores o personas con patologías preexistentes son los grupos más propensos a verse afectados por las altas temperaturas. En el caso de las personas con patologías previas este riesgo se debe a la deshidratación: una diabetes o una hipertensión bien controlada pueden desregularse ante una deshidratación.

"La piel le queda seca y nosotros hablamos de reactividad. El lactante que no quiere tomar pecho, que puede estar inquieto o quejoso, luego pierde reactividad y no se prende al pecho. Eso es una señal de alera en general: un lactante que no se prende al pecho algo le está pasando. Una recomendación fuerte es no llevar a un lactante a la playa en un horario que no está permitido y, a la hora de ir, colocarle un protector solar adecuado", planteó.

Mieres explicó que al menos en UCM no se registraron personas con diagnóstico de golpe de calor. Sin embargo, sí se tiene registro de que se atendieron personas por patologías vinculadas a las altas temperaturas, como presión baja o mareos. Estos cuadros son, a la fecha, un 5% de las consultas totales del servicio de salud. "Por ahora está bajo. No tenemos un volumen que nos está alarmando", señaló.