La Nación/GDA
Mantener la alacena libre de insectos es fundamental para asegurar la higiene y seguridad de los alimentos en la casa. Estos suelen ser atraídos por restos de alimentos, humedad y mal almacenamiento, y su presencia puede comprometer la calidad de los productos que consumimos.
Desde hormigas hasta polillas y gorgojos, la variedad de insectos que pueden infestar la alacena es amplia. Es por eso que es importante tomar algunas precauciones para prevenir su ingreso y mantener una despensa limpia y segura.
A continuación, algunas recomendaciones prácticas y efectivas para evitar que los insectos ingresen la alacena.
Realizar una limpieza profunda y regular
El primer paso para evitar la presencia de insectos en la alacena es realizar una limpieza a fondo de este espacio de forma periódica. Vaciar los estantes y cajones al menos una vez al mes permite inspeccionar la presencia de alimentos en mal estado o restos de productos que puedan atraer a los bichos. Es importante eliminar cualquier residuo, polvo o migas que puedan haberse acumulado en las superficies. Para una limpieza más efectiva, se puede combinar agua caliente con vinagre blanco, que además de limpiar también funciona como un repelente natural para los insectos.
Tras este procedimiento, siempre hay que asegurarse de secar bien las superficies antes de volver a colocar los alimentos, dado que la humedad es un factor que atrae a varios tipos de insectos.
Revisar los productos
La prevención comienza desde el momento de la compra. Antes de llevar un producto a casa, especialmente aquellos empaquetados como harinas, arroz o legumbres, siempre hay que revisar que el paquete esté en buenas condiciones, sin rasgaduras o señales de manipulación. Algunas veces los productos pueden estar infestados desde su lugar de origen o almacenamiento, por lo que también es recomendable verificar que no tengan signos de insectos visibles.
Al guardar los productos en la alacena, es aconsejable colocarlos de manera que los alimentos con fecha de vencimiento más próxima estén en la parte delantera, facilitando su consumo a tiempo y minimizando el riesgo de que se conviertan en alimento para los insectos.
Utilizar envases herméticos
Uno de los errores comunes es almacenar los alimentos en sus envases originales, que muchas veces no son lo suficientemente resistentes para evitar la entrada de insectos. Los frascos de vidrio, recipientes de plástico con tapa hermética o incluso bolsas con cierre son opciones ideales para almacenar alimentos secos como arroz, fideos, harinas, legumbres y cereales.
Al guardar los productos en envases herméticos, no solo se protegen contra insectos, sino que también se conservan frescos por más tiempo al evitar la contaminación cruzada de olores y sabores. Otra buena práctica es etiquetar los envases con la fecha de vencimiento para mantener el orden y asegurarse de consumir los productos antes de que se deterioren.
Colocar repelentes naturales
El uso de repelentes naturales es una medida eficaz para mantener a los insectos alejados sin recurrir a químicos que puedan afectar la salud. Algunas opciones naturales son el laurel, el romero, la menta y los clavos de olor.
Para empezar, colocar algunas hojas de laurel o ramitas de romero en los estantes de la alacena ayuda a repeler hormigas y polillas. Los clavos de olor también son efectivos para ahuyentar insectos voladores y pueden colocarse en pequeños recipientes o en bolsitas de tela para facilitar su distribución en diferentes zonas de la despensa.
Controlar la humedad y la temperatura
La humedad es un factor que facilita el desarrollo de insectos y moho en la alacena. Considerar colocar desecantes como bolsas de gel de sílice o recipientes con arroz en algunos rincones de la despensa ayuda a absorber el exceso de humedad.
Mantener una temperatura fresca en la alacena también es beneficioso. Los insectos prefieren ambientes cálidos, por lo que es aconsejable ubicar la despensa en un lugar fresco y seco. Si es posible controlar la temperatura de la cocina, es indispensable asegurarse que la alacena no esté expuesta a fuentes de calor.
Desechar los productos vencidos
Los alimentos vencidos o en mal estado son especialmente atractivos para los insectos. Es recomendable revisar regularmente la fecha de vencimiento de los productos almacenados en la alacena y desechar aquellos que ya no estén en condiciones.
También es recomendable mantener una organización donde los productos más antiguos estén al frente. Esto permite un consumo más eficiente y reduce la posibilidad de acumulación de productos que nadie consume.